“En Río Tercero hemos vuelto a producir vagones”, dijo Cristina en cadena nacional la semana pasada. En un marco de emoción y alegría festiva quiso mostrar la marcha triunfal del ‘modelo industrialista’. En medio de la campaña electoral estamos viendo a todos los gobernantes mentir bastante. Pero… ¿Cuál es la única verdad, cuál es la realidad?
Las cámaras oficiales mostraron en teleconferencia a los ministros de Defensa, Rossi y de Interior y Transporte, Randazzo, junto a directivos de la Fábrica Militar de Río Tercero y a Cristina desde Casa de Gobierno. Todos muy eufóricos diciendo que estaban “cumpliendo un sueño” al relanzar el transporte y la industria ferroviarios. Teniendo como escenario a dos vagones para transporte de granos dentro de los remodelados talleres de la Fábrica Militar, los
funcionarios explicaban su euforia en que después de muchos años se iban a producir en Córdoba 1050 vagones de carga. Para cualquier obrero puede ser motivo de satisfacción saber que la industria recupere puestos de trabajo y producción nacional. Más aún, es muy grato escuchar después de décadas de destrucción con las privatizaciones radicales y menemistas, que la nueva planta es producto de miles de horas de ingeniería argentina y esos vagones
serán, en un 90%, trabajo argentino. Y más entusiasmo causa escuchar que “se podrán fabricar 3 vagones por día, es decir, 600 por año” y que se empezarán a cursar “dos tecnicaturas en industria ferroviaria”… Y todo esto como consecuencia de “la política nacional de recuperar el sector ferroviario”.
La realidad es la única verdad
Los discursos oficiales no logran esconder la pobreza de los hechos. Según la propia información oficial, la Fábrica Militar de Río Tercero, para esta etapa se “emplearán en forma directa a 80 trabajadores”. El ministro randazzo explicó que “los préstamos del gobierno chino permitieron comprarles 100 locomotoras, 3.500 vagones y repuestos para otros dos mil vagones y reforzar el sistema de cargas con otros 1.500 vagones, en partes iguales para tolva, containers y plataforma”. Los directivos de Fabricaciones Militares (FM) explican que el plan contempla 50 vagones tolva granero (para el transporte de granos), 400 vagones plataforma (transporte de contenedores, rieles, durmientes y otros insumos) y 600 vagones espina (transporte de contenedores). Los relucientes 80 cascos amarillos para las cámaras de TV no logran tapar que EMFER, el más importante de los antiguos talleres de Fabricaciones Militares está vacío y cerrado. El mismo Rossi reconoció que de las 14 plantas de FM, sólo quedaron 4 en pie. Pero olvidó reconocer que EMFER, una de esas 14, la cerró su gobierno de la mano de Randazzo, que estaba parado junto a él. No hay que ser economista ni ingeniero para sacar la cuenta: 80 puestos de trabajo directos se mantienen mientras se perdieron otros 500, mucha más ingeniería y que quedaron sin trabajo muchas empresas proveedoras. Lo más grave es que talleres capaces de reparar y fabricar vagones y trenes eléctricos para el transporte ferroviario de pasajeros y cargas fueron cerrados para comprarle trenes a los chinos. ¿Y los ministros desde Río Tercero nos hablan de soberanía? Tampoco hace falta ser especialista para preguntar dónde se van a reparar los trenes chinos, que mostraron fallas desde el inicio y obligaron a los ferroviarios del Sarmiento a amenazar con un paro en protesta para que los reparen.
Y también queda en evidencia que esos vagones para el Belgrano Cargas, son para transportar soja y granos. Es decir, que el “modelo” prioriza las necesidades de la patria sojera y los negocios de las grandes multinacionales que controlan el comercio de granos. Porque los vagones tolva son 50, pero los vagones con una simple espina (perfil de acero) sobre ruedas para meterle un container encima son 600. ¿A eso llaman alta ingeniería?
Estatización de los ferrocarriles y toda la industria ferroviaria
Ante todo este doble discurso con fines electorales que se transforma en una burla, llamamos a reflexionar al conjunto de los trabajadores y en especial a los luchadores obreros que quieren defender la soberanía y el desarrollo industrial, técnico y científico. Es evidente para cada vez más compañeros, que el camino no es el de los “negociados chinos” a cambio de préstamos para seguir pagando la fraudulenta deuda a los buitres imperialistas. Por eso insistimos en mostrar y demostrar que la única vía para hacerlo es con la estatización total de los ferrocarriles y la industria ferroviaria bajo control de los trabajadores y no bajo control de los militares. Los propios ministros muestran que hay capacidad de trabajo e ingeniería en la Argentina, no sólo para producir vagones de carga sino todo el moderno material ferroviario.
Pero lo que hace falta es la decisión política: dejar de pagar la usuraria deuda y no mendigar más préstamos a nuevos
usureros, estatizar los bancos para evitar la fuga de capitales y el monopolio estatal del comercio exterior, para controlar las inmensas riquezas que produce nuestro suelo. Sólo así se recuperarán cientos de miles de puestos de trabajo y desarrollará realmente la industria.