Es posible superar la inflación

Cuando proponemos un salario mínimo igual a la canasta familiar, indexado mensualmente, la patronal, el gobierno y los sindicalistas responden que “eso es imposible”, que las empresas no podrían sostenerlo y podrían quebrar. Que “no hay trabajo” y no tienen las condiciones para producir.

O que si se aumentan “tanto” los salarios, eso provoca más inflación. Que culpa de las leyes laborales, los patrones se ven imposibilitados de tomar más trabajadores.

De esa manera, nos condenan a perder frente a la inflación. Y encima, nos echan la culpa de la desocupación.

Son todas mentiras patronales que ocultan la realidad con un solo objetivo: seguir deprimiendo el salario, tener las manos libres para remarcar precios y presionar por reformas laborales que liquiden las pocas conquistas que nos quedan a los trabajadores que tenemos aún un Convenio Colectivo. Y a la vez, presionar para recortar todo derecho sindical.

El secreto mejor guardado

Defienden la gran trampa del capitalismo: toda riqueza es producto del trabajo obrero. Los costos laborales son insignificantes para las empresas. Ellos nos pagan con una ínfima parte de lo que producimos, utilizan otra para materias primas y energía, y se quedan con la parte más grande.

Esto que decimos es sencillo de comprobar. No hace falta ser Contador Público. Si los trabajadores tuviéramos acceso a los registros contables, veríamos con toda claridad la estafa: los patrones no hacen nada, y se la llevan en pala.

Por eso, las leyes (que defienden la propiedad privada capitalista), consagran el “secreto Comercial”, el derecho de las empresas a ocultar su contabilidad.

Así tienen las herramientas para robarnos, y nosotros estamos desarmados.

Claro que una empresa en particular puede estar en situación de crisis. No se trata solamente de conocer los números de una empresa, sino del conjunto de la industria, de la rama. Allí veremos que, si una está con problemas, es porque otras están ganando mucho más. Así funciona el capitalismo: el más grande se come al más chico. Y disputan entre ellos la masa de riqueza que producimos todos los obreros de una rama industrial. Si la clase trabajadora tuviera acceso a estos datos, toda la trampa quedaría al descubierto, y todos sus argumentos falsos perderían sentido.

Justamente por esto, es que jamás los sindicalistas traidores han luchado por el derecho de los trabajadores al acceso a esta información.

Control obrero de las empresas

No podemos seguir defendiendo nuestro salario con los ojos tapados y las manos atadas, sin conocer datos que deberían ser públicos.

Necesitamos en cada fábrica, nuevas Comisiones Internas y Comités obreros, que obliguen a las patronales y al gobierno a dar a conocer la contabilidad, y toda información de demanda, stocks, precios de exportación, y todo dato sobre ganancias y actividades empresarias.

Lo lograremos a través de todas las formas de lucha que sean necesarias: huelgas, piquetes, toma de empresas, etc.

Si las patronales se niegan será evidente que mienten y ocultan. Y por lo tanto, los trabajadores tendremos todos los argumentos para reclamar la expropiación de cada fábrica y empresa.

RECUADRO

OTRAS MEDIDAS NECESARIAS

Un salario que cubra la canasta indexado mensualmente de acuerdo a la inflación y la disminución de la jornada laboral sin reducción salarial, para que haya trabajo para todos, son medidas imprescindibles contra la pobreza y el desempleo.

Esas medidas deben ser complementadas con otras.

Debe ser eliminado por completo el IVA. Massa acaba de anunciar un recorte parcial. Es una medida totalmente insuficiente. Es un impuesto totalmente regresivo, que pagan tanto el más rico como el más pobre. ¡Por la eliminación completa del IVA!

Además, las fábricas de alimentos y grandes supermercados, seguidos por toda la cadena de comercialización, ya están remarcando a cuenta de la devolución del IVA. Los “Precios cuidados” y los acuerdos con las empresas han demostrado su inutilidad.

Los controles y amenazas del gobierno no sirven para nada. Nadie les hace caso. En cada barrio popular, tenemos que organizar comisiones de control de precios, que actúen en conjunto con las Comisiones Internas y comités de frigoríficos, fábricas de alimentos, y grandes cadenas de supermercados, para ejercer un control eficiente. No solo de los precios, sino de la provisión en góndolas y combate contra el acaparamiento, y el ocultamiento de mercadería en espera de mayores precios. Existe la Ley de Abastecimiento, que faculta al Estado a obligarlos a ofrecer mercaderías a un precio determinado, con penas que llegan a la expropiación. Tenemos que tomar esa Ley en nuestras manos, para expropiar directamente las mercancías que estén ocultas (acaparadas), o con sobreprecio. Y ponerlas a disposición a precios acccesibles para toda la población más vulnerable