Escándalo Fabiola Yáñez-Alberto Fernández

En estas últimas semanas, en cada canal, radio o streaming hablan del caso Fabiola Yáñez y Alberto Fernández, el pasado presidente peronista y su pareja. Noticia que sale a la luz por otra investigación sobre el antes mandatario, por estar vinculado a la contratación de seguros por parte del Estado. De este modo se viralizaron chats privados de María Cantero (secretaria de Fernández) y Fabiola sobre hechos de violencia de género supuestamente cometidos por el ex presidente, lo que derivó a que Yáñez decidiera realizar la denuncia. 

¿Cómo es la situación para una mujer trabajadora? 

Muchas trabajadoras sufren violencia de género, y existe el miedo a denunciar, porque no tienen dónde ir ni hay ayuda para esas víctimas. Lo que sí hay es recortes en las pocas políticas públicas de mujeres y personas LGBT, con despidos en sectores de salud y asistencia social         (donde el 70% son compañeras) que afectan incluso a quienes habían ingresado por la Ley de Cupo Laboral Trans (si bien el 1% era insuficiente y nunca llegó a completarse, ya que de 5.000 contrataciones solo se había llegado a 900, era un avance para el sector).  Se suma el recorte del 85% de personal en el 144, con solo 2 personas para atender guardias, el cierre del Ministerio de la Mujer, y la drástica reducción de su presupuesto y programas. 

Sobrevivimos en una Argentina con menos del 40% de trabajos formales, con terribles aumentos en la comida, medicamentos, servicios y alquileres que sobrepasan por mucho nuestros aumentos salariales, en caso de tenerlos, con barrios que ya no tienen comedores comunitarios. Los femicidios se registran 1 cada 36 horas. 

Esas son las violencias que sufrimos las mujeres en este sistema capitalista, el que defienden todos los gobiernos que tuvimos y a cuyos empresarios inescrupulosos, que nos roban el pan y la salud, Milei considera “héroes”.                                                                                                                                                                  

Tomar partido: ¿por quién? 

La mayoría de la sociedad, el Gobierno a conveniencia de su ajuste y de su ideología retrógrada,  sectores feministas K e incluso organizaciones que se reclaman revolucionarias, se solidarizan con Fabiola. 

La hipocresía del poder, la doble moral de los funcionarios y de sus mandantes capitalistas, cabe a las presuntas aberraciones cometidas por Alberto y a quienes fueron apuntados por protegerlo. 

Claro que repudiamos todo acto de violencia de género. Si Fabiola hubiera sido efectivamente agredida, habría sido muy difícil ir contra el entonces presidente. Pero ella contaba con recursos y medios económicos para superar la presión del contexto. 

¡Qué podemos esperar entonces para las mujeres de nuestra clase que no tienen escapatoria! Sufren violencia, carecen de independencia económica, vivienda, o a quién acudir por ayuda.                                                                                                                                                                                        

Desde el PSTU acusamos a la clase empresarial y a sus representantes políticos de los partidos patronales (y no al patriarcado) como responsables de todos esos males. 

La dirigencia kirchnerista y peronista, que es absoluta mayoría en la CGT, CTAs y movimiento de mujeres, nos llamó a confiar en el Gobierno de Alberto y Cristina y ahora proponen como solución recapacitar la próxima vez y que tenemos que votar bien. ¡Nos resignan a esperar! Hay que exigirles a estas direcciones que luchen, obligarlas a que llamen a una huelga general contra la política de Milei. Y si quieren seguir sosteniéndolo, tendremos que sacarlos a ellos también. 

Sororidad: ¿para qué sirve? 

El feminismo nos quiere hacer creer que todas las mujeres somos iguales y tenemos que defendernos por ser mujeres. Pero eso contribuye a que nos alejemos de los hombres de nuestra clase trabajadora y a mantenernos divididos. 

¿Qué sororidad aplicó Cristina Kirchner como ex vicepresidenta cuando llevó a un 45% de las mujeres sostenes de hogar a la pobreza? ¿O Sandra Pettovello, ministra de Capital Humano mileísta que retuvo el alimento para los comedores comunitarios? ¿Y la vicepresidenta actual Victoria Villarroel que aumenta los salarios de senadores a casi $9 millones, cuando el salario mínimo es de $230 mil? 

No es real la sororidad entre mujeres de diferentes clases sociales, porque existen intereses antagónicos. 

¿Qué hacemos? 

¿Es posible solucionar los problemas de las mujeres con un movimiento feminista independiente de los gobiernos, como plantea el grueso de la izquierda? 

El PSTU opina que no, ya que nos  separa de nuestros compañeros varones obreros, como también de los varones gays, trans, inmigrantes, de pueblos originarios o afrodescendientes, que también son discriminados. 

Para nosotras los derechos femeninos y de los demás sectores oprimidos son problema de toda la clase trabajadora. Debemos pelear para que ella los tome en sus manos, con las mujeres en la primera fila, ganando a todas las compañeras y también a los varones para la lucha por esos derechos, que organice tras de sí a todos los sectores oprimidos, con el método de la huelga general y la autoorganización e imponga la necesidad de educar contra el machismo y en la autodefensa en las organizaciones obreras y populares. Y emprender así el camino para liquidar al capitalismo e instalar un gobierno obrero y socialista que erradique los sufrimientos producto de la explotación y la opresión.