Actualmente, en todas las aulas se discute la lucha docente. Es que justamente se trata de una de las batallas fundamentales en las que se embarca hoy el pueblo argentino. No solo representa una lucha económica de los maestros, sino que se trata de la paritaria testigo para todos los gremios y una lucha que pone en aprietos al Gobierno de Macri. Porque además del salario, al que el gobierno se juega a dejar a la baja, aquí Mauricio Macri y su ministro Esteban Bullrich también van contra la educación pública.
Esta política, sin embargo, no se inició en diciembre de 2015, la LES y la NES se aplicaron durante los gobiernos kirchneristas, sobre la base de la reforma de Menem. Se trata de convertir a la educación en un negocio, en el conocimiento en una mercancía en la que si más pagas te llevas la mejor. Por eso nos quitan contenidos, por eso no ponen un mango en las escuelas, nos dejan sin estufas ni ventiladores, y sin aulas porque hay miles de pibes que quedan afuera por la falta de vacantes. Mientras, les dan subsidios a las privadas. Es el mismo modelo que se aplicó más a fondo en Chile.
En un mes conmocionado de lucha de los trabajadores, los jóvenes nos colocamos en la primera fila de las movilizaciones, nos cruzamos en las marchas el 6, 7, el 8 y el 24. Y si todavía no te sumaste te invitamos a hacerlo. Quienes tenemos la suerte de caer en la escuela y la universidad públicas consideramos vital la unidad con nuestros docentes.
Es por este camino, siguiendo el paso de los docentes, podemos torcerle el brazo al gobierno de Macri. El año pasado, en las luchas por presupuesto y el boleto educativo que se dieron a principio de año pudimos ver que la unidad con el conflicto docente fue vital para impulsarla, para hacernos oír ante el gobierno. En este caso, su paritaria va a ser un ejemplo para las nuestras, no podemos quedar al margen de ella. Si ganan los docentes es un golpe a la política de privatización que intenta imponer el Gobierno siguiendo lo que le dictan los organismos internacionales.