El Gobierno ganó pero con menos votos. Macri se instala como figura nacional. Massa sigue ocupando una franja importante, mientras que Carrió, los radicales y Stolbizer quedan prácticamente sin espacio y el FIT se consolida como la alternativa de izquierda.
Con más del 38 por ciento de los votos, el candidato del gobierno, Daniel Scioli, superó por un margen de ocho puntos a la suma de los candidatos de Cambiemos. De gran importancia fue también el triunfo de Aníbal Fernández en la interna de gobernador de la provincia de Buenos Aires contra Domínguez, a pesar de la campaña de denuncias de último momento por el contrabando de efedrina.
Sin embargo, comparado con el triunfo de Cristina con el 50% en las PASO de 2011, está claro que sigue cayendo el voto para el kirchnerismo. Esa diferencia de más del 10 por ciento expresa la ruptura de votantes por derecha e izquierda, a causa del ajuste, la corrupción y todos los males de la política oficial.
Mauricio Macri logró instalarse por fin como candidato y figura política a nivel nacional con el 24% de los votos propios. En cambio sus dos socios en Cambiemos, los radicales encabezados por Sanz, y Carrió quedaron reducidos a fuerzas casi marginales. Esto es particularmente llamativo en el caso de los radicales, que habían sido factor importante en las buenas elecciones de la coalición en Mendoza y otras provincias donde tienen la gobernación. Por primera vez no participarán con candidatos propios en una elección presidencial.
A pesar de los enormes esfuerzos del gobierno y el conjunto de la burguesía, acompañados por los principales medios de comunicación, lo que no hubo es polarización. Esto queda demostrado por la importante franja de más del 20% que ocupó el Frente UNA de Massa.
Todo esto indica que no hay ningún candidato que entusiasme y que sigue muy abierta la elección. No está claro si Scioli puede ganar en primera vuelta o si por el contrario habrá balotaje, lo que plantearía la posibilidad de un triunfo opositor, con Macri como el mejor posicionado.
Por su parte, la centroizquierda representada por Margarita Stolbizer quedó incluso por debajo de su objetivo de mínima que era superar el 5% de los votos. Apenas llegó al 3,5 por ciento, un verdadero derrumbe comparado con el segundo puesto alcanzado con Hermes Binner en las PASO 2011 con poco más del 10% de los votos (en la votación general hace cuatro años la centroizquierda llegó al 18%). Está claro que en estas elecciones ese espacio quedó ocupado por el kirchnerismo, por un lado, y Massa por el otro.
En este marco, la izquierda tiene varias cosas que festejar. La primera es que los más de 720.000 votos del FIT a nivel nacional representan un crecimiento de más del 40% respecto de las PASO de 2011. Por otra parte, las restantes fuerzas de izquierda –MST, MAS, Frente Popular-, aunque dispersas e impedidas de participar en las elecciones generales por no superar el piso proscriptivo del 1,5 por ciento, sumaron otros 300.000 votos. Esto indica que el FIT no sólo se consolida como la principal referencia de izquierda, sino que puede aspirar a superar nuevamente el millón de votos, como en las elecciones parlamentarias del 2013. Y con ello incluso puede quedar como cuarta fuerza, superando a Stolbizer.
El hecho de que la burguesía no haya logrado imponer la polarización ni tenga un candidato atractivo a los trabajadores y sectores populares incluso le abre al FIT la posibilidad de llevar su mensaje de lucha contra el ajuste y la entrega y por una salida obrera a la crisis a franjas más amplias de la población.
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