Hay un retroceso importante en la votación del FIT-U en relación no solo a las anteriores registradas desde que el Frente existe, sino incluso a las últimas PASO. El FIT-U logró en agosto 697.776 votos. Pero además, están los casi 180.000 que tuvo el Nuevo MAS, votos que naturalmente debieron engrosar al FIT-U. Pero ahora, solo hubo 561.214.
La explicación más directa –y cierta- es la brutal polarización entre FF y Macri, que redujo la votación de las demás fórmulas. Tal vez, entonces, ese retroceso era inevitable, y debemos ver la votación lograda como una conquista, un “núcleo duro” de adherentes a un programa de izquierda. En cierta medida es así.
Un balance político
Sin embargo, esa explicación resulta superficial. Tenemos que tratar de ver el contenido de clase del voto logrado, y sobre esa base poder hacer un balance político de la propia campaña del FIT-U.
La elección tuvo picos claros en tres distritos: CABA, Chubut y Neuquén. En CABA, se lograron 6,12% de los votos para diputados nacionales. En Neuquén, 5,48%. Esta provincia (junto a Jujuy y Santa Cruz, donde se superó el 4%) son lugares de alta votación histórica del FIT. En otras zonas de tradicional alta votación (Mendoza y Salta) los resultados fueron muy bajos.
Del análisis de esos tres distritos “de punta”, se pueden sacar algunas conclusiones.
La votación de Miryam Bregman en CABA, que casi logra la diputación, superó por mucho la del FIT-U, producto de un corte de boletas de votantes de Alberto Fernández. Fue una campaña dirigida a lograr empatía con sectores de clase media y capas medias de los trabajadores (mayoría de la población capitalina), e incluso con votantes de la fórmula FF. En nuestra opinión, un perfil equivocado, los miles y miles de pesos destinados a que entre Miriam como un objetivo en sì fueron un desperdicio en la medida en que no se aprovecharon para acompañar la figura de Miriam con consignas revolucionarias, como si el hecho de que al entrar Miriam solucionarán los problemas de las trabajadoras.
En Neuquén y Chubut, las provincias donde el FIT-U mantuvo un porcentaje mayor de sus votaciones históricas, la explicación es completamente diferente.
En Neuquén, existe una tradición de intervención de la izquierda en la clase obrera, y la figura central, Raúl Godoy, es un obrero ceramista protagonista de las luchas de Zanón.
En Chubut, la candidatura dominante fue la de Daniel Ruiz, obrero petrolero de larga tradición de lucha, preso durante 13 meses por haber enfrentado la Reforma Previsional de Macri, y referente junto a Sebastián Romero de la resistencia al gobierno que se va.
En ambos casos, un perfil obrero y de lucha en la campaña y los candidatos permitió sostener una votación fuerte en sectores de nuestra clase.
Algunas conclusiones
Para los revolucionarios, el balance de una campaña nunca consiste centralmente en la cantidad de votos logrados, o cargos electivos conquistados, sino en la medida en que la campaña haya servido para explicar ante la clase obrera una salida socialista, revolucionaria y de clase.
El análisis de los resultados electorales sirve como un termómetro para ver en qué medida las posiciones arraigaron en un sector de nuestra clase.
La conclusión central es que el tipo de campaña que decidieron los partidos del FIT-U para todo el país, cercana a la realizada en CABA y dirigida a sectores medios, sin marcar un combate frontal contra el régimen político y por la salida de una revolución obrera y socialista, fue equivocada. Lo fue por su contenido y forma. Un discurso diluido, democratista, y una imagen “civilizada”, como una lista más de la democracia capitalista. Guiada más por hacer reconocidos candidatos que por el programa.
Pero incluso en cuanto a sus resultados, esa campaña se mostró eficaz en CABA, pero no en el conjunto del país, ni en el conurbano y las zonas más obreras. Al contrario, tanto en Neuquén como en Chubut, candidaturas obreras y de lucha dieron buenos resultados.
La campaña del PSTU
En particular en Chubut, la candidatura de Daniel Ruiz y la campaña realizada por nuestro partido, el PSTU –única representación de la izquierda en Comodoro Rivadavia, la ciudad más grande de la Patagonia, y la más obrera- en las PASO, una campaña obrera y revolucionaria que se demostró eficaz entre la clase obrera y los trabajadores estatales en lucha.
Humildemente intentamos hacer lo que creemos que las organizaciones revolucionarias tienen que hacer en las elecciones: levantar candidatos obreros y luchadores, con Daniel Ruiz y Sebastián Romero (símbolos de la acción directa contra el gobierno de Macri), levantar el programa con la salida a cada una de las necesidades del pueblo trabajador, pero siempre dejando en claro que no va a ser mediante las elecciones, ni la acumulación de diputados que podremos lograr eso, sino mediante una revolución obrera y socialista, que cambie definitivamente las reglas del juego.