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FRANCIA MÁRQUEZ VICE PRESIDENTA: ¿QUÉ PROGRAMA NECESITA COLOMBIA?

El 19 de junio pasado, el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez en las elecciones presidenciales, abrió la esperanza para los sectores populares, de algo distinto a la elite que ha gobernado Colombia por más de 200 años. ¿Cómo se comportarán Petro y Francia?

Miles de personas han salido a las calles a celebrar esta victoria. Ella es producto de la lucha en las calles del Paro Nacional de 2021, es expresión electoral del descontento de amplios sectores de la población con la represión y la violencia política, la falta de oportunidades y la pobreza creciente.

Expresión de los oprimidos 

Francia Márquez, la vice presidenta electa, viene de las luchas de las comunidades negras del Cauca, de la lucha ambiental y contra la gran minería. Ha sido duramente atacada por el empresariado y sectores retardatarios, por su condición de mujer, afrodescendiente y su origen pobre. Los ataques racistas, machistas y clasistas muestran que el ejercicio de la dominación capitalista se vale de las opresiones, para mantener sus privilegios. Igualmente, a causa de la persecución sufrida, se convierte en expresión natural de las víctimas de la violencia política en Colombia. 

Por eso la figura de Francia Márquez tiene un aspecto muy progresivo y legítimo de lucha contra estas opresiones, reivindicando su condición, reivindicando su historia de vida, que es la de millones de mujeres, que luchan a diario por sobrevivir. 

¿Alcanza con reformar Colombia?

Petro, acompañado por Francia, defiende un capitalismo humanizado, un programa de reformas, destinadas a disminuir las actuales penurias de las masas colombianas. Estamos de acuerdo con los deseos de millones de terminar con el miedo y la violencia, resolver el conflicto armado interno y que cesen los muertos, gozar de salud y educación públicas, tomar medidas urgentes contra el hambre, la crisis ambiental, la violencia machista, el racismo, la terrible represión a la juventud. La cuestión es si para alcanzar ese país ideal, basta con unas reformas, en unidad entre explotadores y explotados, entre oprimidos y opresores, en el marco del capitalismo, que es un sistema de muerte.

Para alcanzar esas metas será necesario recuperar las riquezas naturales, reestatizar las empresas que fueron privatizadas y muchos otros cambios que implicarán confrontar fuertemente a los poderosos. No podrán hacerse amistosamente o con medidas parciales, y en caso de intentarlo, se resistirán violentamente. Así sucedió, por ejemplo, en Argentina con el intento de subir las retenciones a las exportaciones de granos durante el mandato de Cristina Fernández o de nacionalizar la empresa Vicentín, en el Gobierno actual.

Nosotros, socialistas revolucionarios, sostenemos que, para resolver los desastres del capitalismo, deben tomarse medidas radicales, que trasciendan el camino de las urnas, que arranquen de la lucha callejera y de responder a las demandas del Paro Nacional, que tengan en la mira una revolución para instalar un gobierno de la clase obrera, el único capaz de llevar adelante un plan para su propio bienestar. 

Francia Márquez, ¿dará el paso de defender realmente los derechos de la clase trabajadora, de los 9 millones con algún contrato laboral, los 9 millones que viven del rebusque y los 7 millones de desocupados? ¿O seguirá el decepcionante camino de sus predecesoras latinoamericanas en puestos de poder? 

 

NO NOS REPRESENTAN SOLO POR SER MUJERES:

LO QUE DETERMINA ES PARA QUIÉN GOBIERNAN

La lucha de las mujeres viene de centenares de años, batallas que se libraron junto a otros sectores sociales y que fueron consiguiendo derechos. Sin embargo, muchas peleas fueron y siguen siendo, para resistir los ataques de los diferentes gobiernos hacia esas conquistas. 

Paralelamente, las mujeres han conquistado lugares de poder (jefas, juezas, ministras, diputadas, vice presidentas, presidentas). En parte esto es bueno, ya que demuestra lo falso de la supuesta inferioridad femenina sostenida durante siglos. Nosotras nos preguntamos: una mujer, solo por ser mujer, ¿garantiza la defensa de los derechos de todas?; ¿asegura levantar las reivindicaciones de las mujeres trabajadoras, las que más padecen las miserias de este sistema? 

Para avanzar con este debate traeremos algunos ejemplos de nuestra historia reciente sobre dirigentes mujeres de América Latina.

Michelle Bachellet

Todas tenemos a la ex presidenta de Chile, que cumplió dos mandatos en este país, de 2006 a 2010 y de 2014 a 2018. 

Es cierto que creó el Ministerio de Mujer y Equidad de Género, en 2016, pero a pesar de eso no se alcanzó, por ejemplo, la legalización el aborto, derecho que aún se nos está negando en Chile y las condiciones de vida de las mujeres continuaron siendo muy malas. 

Durante su mandato, no vaciló en reprimir la protesta social y, una de las peores cosas, defendió la constitución que se mantenía desde la dictadura de Pinochet.

Por algo es que se produjo la explosión y la salida masiva a la calle en 2019. 

Hablemos de Dilma 

Fue presidenta de Brasil desde 2011 al 2016 y también cumplió dos mandatos. Dio la espalda a los/as trabajadores/as que la reeligieron, cuando atacó sus derechos sociales y laborales.  Fue autora de la mayoría de las medidas antipopulares de Temer, que la reemplazó luego de que fue destituida por el Parlamento.  

Negó reivindicaciones históricas de los movimientos de mujeres, como la legalización del aborto y la ley del salario igual para trabajo igual. Calló vergonzosamente cuando fue retirada del Plan Nacional de Educación la meta que trataba la promoción de la igualdad racial, regional, de género y de orientación sexual. Vetó el kit anti-homofobia en las escuelas. No cumplió con sus promesas de construir 6.000 guarderías y aumentar la inversión para el combate a la violencia machista. 

Por detrás del discurso del empoderamiento, los programas de Gobierno de Dilma y del PT reforzaron el papel tradicional de la mujer en la sociedad: como madre y ama de casa.

Cristina Fernández: hagamos memoria.

Cristina Fernández fue presidenta de Argentina de 2007 a 2015 y es vice presidenta en la actualidad. 

Durante su mandato fue la primera movilización masiva que dio origen al Ni Una Menos, el 3J de 2015, en contra de los femicidios, situación que aun hoy sigue siendo un drama. En lo que va de 2022 hay una muerte violenta de mujeres, travestis y trans cada 21 horas. 

En el Gobierno de Cristina no se avanzó con el aborto legal y gratuito, por el que peleábamos las mujeres. Es más, teniendo la mayoría parlamentaria impidió ¡siete! veces que el debate llegara al recinto. Pudo usar su caudal político para otorgar el derecho al aborto, darle presupuesto y lograr que se aplicara: no lo hizo. 

Lo que sí hizo fue pagar regularmente el fraude de la Deuda Externa: lástima que, para poder mantenerse al día, debía recortar, igual que ahora, los presupuestos que afectaban directamente al pueblo trabajador.

Lo que determina es para quien se gobierna

Es larga la lista de mujeres en el poder que jugaron contra los trabajadores y los pueblos. Está la golpista Jeanine Añez, presidenta de Bolivia, que entró de la mano de los militares. Cómo olvidarnos de Christine Lagarde o de Kristalina Georgieva, anterior y actual directoras del FMI, garantes de las ganancias empresarias y de la miseria de los pueblos. Como ejemplo tenemos el acuerdo hambreador que firmó con ese organismo, el actual Gobierno de Alberto y Cristina Fernández.

La política del empoderamiento ayuda a engañar a las mujeres trabajadoras, haciendo creer que por tener una presidenta o ministras mujeres, sus vidas van a mejorar. Los ejemplos anteriores dan cuenta de que, más que el género de la dirigencia, tanto política como sindical, importa para quién gobierna. Mientras desde el poder avalen el saqueo de nuestros recursos, favorezcan a las multinacionales y a las empresas, permitan que multimillonarios se adueñen de nuestras tierras, garanticen los negocios de la educación y la salud privada, no bajen los niveles de pobreza, garanticen la justicia solo para los ricos, y sigan siendo pagadores seriales del FMI, ellas y ellos estarán en la vereda de enfrente. Porque sostienen un sistema injusto, el capitalista, bueno solo para algunos, los ricos, que prioriza las ganancias de unos pocos, en vez de una vida digna para la mayoría. Esta es la situación que se vive en el mundo y toda América Latina. 

La crisis económica y social, la pandemia, la infame guerra contra Ucrania, demuestran que la única forma de resolver nuestros problemas de verdad, es un cambio radical, un pase a las manos de los/as trabajadores/as, la toma del poder por la clase obrera. Que solo cuando logremos destruir la explotación capitalista, podremos avanzar en acabar con la opresión. Esa es la tarea que tenemos por delante, empezando por buscar el camino de la unidad en las calles junto a toda nuestra clase.

Fuentes:

 “El Socialista”, periódico del PST de Colombia.

“La voz de los Trabajadores”, periódico del MIT de Chile.

“Opinión Socialista”, periódico del PSTU de Brasil