Fuera MACRI y el FMI

La suba de las tasas de interés norteamericanas y la devaluación de las monedas del resto de los países emergentes hizo volar por los aires el relato M que decía que lo peor de la crisis ya había pasado.
Los “mercados” aprietan al Gobierno.
La revista especializada Forbes y otras editoriales de Wall Street recomendaron a los inversores “salir de la Argentina” y el macrismo tuvo su “semana negra”, empujado desde el mismo “círculo rojo” del que supo ser parte y que cada vez lo ve con menor capacidad política para llevar adelante lo que le reclaman: mayor firmeza para aplicar un ajuste que baje significativamente el costo fiscal y laboral para garantizar ganancias millonarias a los bancos, especuladores y empresarios.
Corridas cambiarias, desplome de las bolsas y los bonos de deuda argentinos, una infernal fuga de capitales hacia el exterior, caos en las páginas de operaciones web de los bancos, falta de plata en los cajeros, y una estampida imparable del dólar que en una semana pasó los $23 devaluando la moneda en más de un 15% de un saque, fueron las imágenes de una película que los trabajadores argentinos ya vimos y sabemos que nunca termina bien.
Esto se suma al aumento permanente de tarifas, alquileres, de los alimentos, del transporte, de las naftas que hacen un coctel inflacionario insoportable para cualquier trabajador que agigantaron la bronca y la ruptura política de su propia base electoral alimentando la caída de la imagen presidencial y la posibilidad de ser reelegido. (algo impensado luego del triunfo electoral de octubre pasado).
La vuelta de Cavallo y de las negociaciones “formales” con el FMI (porque Argentina nunca se fue y ya había habido auditorías) se explican no solo como un blindaje económico (se hablan de unos 30.000 millones de dolares) sino también como un respaldo político a su programa de “ajuste gradualista” ante la pérdida de confianza del propio “establishment” en su niño mimado.
No alcanzaron los anuncios del ministro Dujovne de la semana pasada comprometiéndose a profundizar el ajuste fiscal recortando 30.000 millones de pesos del plan de obras públicas ni la suba de la tasa de interés a más del 40% para favorecer negocios fabulosos para los capitales especulativos, condenándonos a todos los argentinos a profundizar la recesión sin fomentar la generación de empleo y el consumo. Tampoco alcanzaron el anuncio del proyecto de Reforma Laboral y los techos salariales criminales por debajo del 15%., ni la promesa de veto presidencial ante cualquier modificación del tarifazo.
Se viene más ajuste y represión
De la mano del FMI y Cavallo solo vendrá más ajuste, penurias y represión contra los trabajadores. Es la misma mentira capitalista de que en un futuro vamos a estar mejor que ya escuchamos con Menem, De la Rúa y los militares, y del propio Macri. Ahora el FMI vuelve a monitorear el ritmo del ajuste y garantizar que se sigan aplicando las reformas mientras se siguen fugando los capitales.
Esto solo pasa con más represión y palos contra el pueblo. Por eso la foto de la ministra Bullrich de gira por EEUU planificando en forma conjunta el mega operativo de seguridad para garantizar la reunión del G20 es la otra imagen que acompaña este acuerdo como la sombra al cuerpo.
La oposición cacarea pero sostiene al Gobierno
La UCR y Elisa Carrió salieron a sostener al Gobierno en nombre de la “república”, intentando cerrar filas al interior del bloque gobernante. Acusaron el golpe y reconocen públicamente que está cuestionado si el propio presidente puede terminar su mandato porque que cada día pierde más apoyo de todos lados.
En realidad, ante tanta debilidad, el plan y el Gobierno solo se sostienen por el acuerdo con el conjunto de los opositores de todas las facciones peronistas.
En primer lugar, por la tregua de los traidores de la CGT y de las centrales sindicales que ahora dicen no a la Reforma Laboral que antes habían avalado y amagan con paro si el Gobierno veta la ley contra el tarifazo.
Lo mismo pasa con los senadores y gobernadores peronistas, que hacen discursos diferenciándose pero aplican el ajuste en sus provincias y le votan las leyes al gobierno en nombre de la gobernabilidad (como con los decretazos de Macri de esta misma semana).
De otra forma, también sostienen al Gobierno los que se declaran estar “resistiendo con aguante” y movilizan y presentan leyes contra el tarifazo agrupados en el movimiento 21F (kirchneristas, moyanistas, CTA, Corriente Federal, Iglesia Católica, movimientos sociales). Su estrategia es desgastar al Gobierno sin enfrentarlo en serio (dejando pasar el plan) para que termine su mandato y pague el costo de hacer el ajuste capitalista apostando a construir un gran frente electoral antimacrista sobre la base de los espacios peronistas.
Hay otra salida: que la crisis la paguen los que la provocaron
Las cartas están echadas. Los trabajadores tenemos memoria de lo que pasó hace casi 20 años. La realidad política se calienta y en perspectiva se está abriendo una nueva grieta, una grieta verdadera: por un lado se colocan Macri, el imperialismo y las patronales, con el respaldos de todos los dirigentes políticos, sindicales y sociales que, con distintos argumentos, trabajan para que el Gobierno logre terminar su mandato y en todo caso encausar la bronca en las próximas elecciones. Por el otro lado, estamos los que desde las luchas de los barrios, las puebladas, en las fábricas y en las escuelas decimos que no hay nada que esperar porque cada día que pasa se agiganta la desgracia para el pueblo trabajador. De este lado estamos los que decimos que hay que retomar la experiencia del 2001 y salir a la calles para echar a Macri y al FMI como hicimos con De la Rúa.
No obstante, debemos aprender de los errores del pasado para no caer en nuevas frustraciones. Necesitamos construir una nueva alternativa política para que no vuelvan los mismos de siempre, porque también son responsables de habernos arrastrado a esta tragedia. Nada bueno se puede esperar de los dirigentes corruptos y ajustadores del viejo PJ.
Sólo lograremos un verdadero “que se vayan todos” si somos capaces de construir un gobierno nuestro, un gobierno de los que nunca gobernamos: un gobierno obrero y popular que surja de las luchas y logre imponer cambios de fondo en nuestro país
Son ellos o nosotros. El PSTU y la LIT-CI se pone al servicio de esta tarea y se postula para ayudar a organizarlo en Argentina y en más de 25 países en el mundo. Te invitamos a que nos acompañes.
5 MEDIDAS DE EMERGENCIA POR UN PLAN ECONÓMICO AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES
*Ruptura inmediata con el FMI y el G20, junto a todos los tratados que nos someten a la dependencia y el saqueo de nuestros pueblos. Por el contrario, es necesario impulsar un frente de países deudores que garantice el abastecimiento de nuestras poblaciones
*No pagar la deuda externa. Basta de usura para mantener parásitos que nunca trabajan ni producen nada. Hay que usar esos recursos para dar trabajo, construir viviendas, y brindar un servicio de educación y salud pública y gratuita de calidad.
*Nacionalizar la Banca y el comercio exterior. Para evitar la fuga de capitales y la especulación financiera y poder manejar los resortes de la economía al servicio de las necesidades populares sin ser esclavos de la avaricia capitalista.
*Anulación inmediata de los tarifazos, estatización de la industria petrolera, de la minería y de las empresas y servicios privatizados sin indemnización alguna y bajo control de sus trabajadores.
*Aumento inmediato de salarios y jubilaciones acorde a la canasta familiar. Ninguna familia con hambre en la Argentina.