Dejando de lado los juegos de Trump con sus “verdades alternativas” y otras cosas que se usan para distraer a los trabajadores, hay algo que es objetiva y empíricamente muy claro: Trump ha formado el gabinete más adinerado desde que existen los Estados Unidos. La riqueza de ese gabinete se estima en alrededor de 4.500 millones de dólares (en el tope están Ross Wilbur y Betsy DeVoss), una suma que es “60% más alta que la riqueza total del gabinete de Barack Obama (…) que Forbes estimaba ser de $2.750 millones”[1] Aquella cifra no toma en cuenta la fortuna personal de Trump (3.700 millones). [1] http://www.forbes.com/sites/chasewithorn/2016/12/22/heres-how-much-trumps-cabinet-is-really-worth/#36a26b516f02
Este gobierno es, de hecho, la expresión pura del poder empresario americano, que ya no tiene el temor de esconder su obscena riqueza. Obama fue el presidente de la “austeridad”: austeridad para los trabajadores y alentaba públicamente eso para los patrones mientras las ganancias se recuperaban sobre las espaldas dela clase trabajadora. Trump es un presidente multimillonario y jactancioso, y que, en su visión, los trabajadores deben admirar y amar a aquellos que se hacen más ricos con las consecuencias de la traumática crisis, mientras ellos se vuelven más pobres.
“¡Quiero gente que hizo una fortuna!”, declaró Trump durante su campaña. El multimillonario hizo campaña sobre la idea muy “simple” de que hacer dinero significa ser “exitoso”, capaz, inteligente, etc. Pero, por debajo de la aparentemente simple formula de Trump subyace el oculto mecanismo universal de la explotación de millones de trabajadores. De hecho, nuestra sociedad está basada en el ocultamiento del origen del valor: el dinero no proviene de las grandes mentes, acciones o decisiones. Él proviene de las ganancias creadas por la apropiación de una significativa porción del trabajo de millones de trabajadores, lo que Marx llamaba plus-valía. (…)
Para nosotros los trabajadores, quienes no pertenecemos a la clase propietaria, nuestro destino en este sistema es trabajar por un salario para cubrir nuestras necesidades. Al mismo tiempo, si nosotros no trabajamos, ellos no se hacen ricos. El problema es que, dado que gobiernan, incluso si se trabaja duro toda la vida, nunca lograremos tener una vida decente. Homenajear a los millonarios y multimillonarios como “héroes nacionales”, como pretende Trump, es congratularse con la rueda producción capitalista y explotación que nos mantiene encadenados a nuestra actual condición. Esto es brindar por nuestra propia esclavitud.
La verdad detrás de la fortuna de Trump
Trump, por supuesto, no va a decirnos cómo “hizo” su fortuna. No va a decirnos que en 1974 heredó 40 millones de los negocios de su padre.[1] Y, por supuesto, no va a revelar que el secreto para hacer dinero es “invertir” su capital inicial en el mercado de valores y vivir de sus ganancias, y eso dentro de nuestra economía capitalista, (…) Así es cómo Trump logró que su fortuna creciera de 40 millones a 3.700. No tuvo que trabajar muy duro para lograr ese “éxito”. Más bien, para ser honestos, no trabajó nada. Aunque hubo varias inversiones fracasadas, muchas violaciones laborales y sospecha de evasión de impuestos, como muchos periódicos han informado.
De hecho, Trump no es muy diferente que los fanfarrones promedio, patrones incompetentes y despóticos que todos aguantamos. Si miramos sus compañías, tendremos una muestra de cómo están planeando gobernar el país y amenazar a los trabajadores. Trump tiene un gran historial de evasión fiscal, ataque a los sindicatos, prácticas gerenciales tiránicas y corrupción. En octubre de 2016, los periódicos revelaron que dos de los ahora extintos negocios (Trump Plaza en Atlantic City y Trump Mortgage LLC) habían sido sancionados 24 veces desde 2005 por no pagar las horas extras o el salario mínimo a sus trabajadores).[2] Trump argumentó que él había suspendido el pago a sus contratados cuando no estaba satisfecho con su trabajo: “Déjenme decir que si ellos hacen un trabajo que no es bueno o el trabajo no está terminado, lo deduciré del contrato sin dudar…Esto es lo que debería estar haciendo todo el país”. En otras palabras, para Trump las leyes laborales no valen nada. (…)
[1] http://www.vox.com/2015/9/2/9248963/donald-trump-index-fund
[2] http://www.foxnews.com/politics/2016/06/10/dozens-lawsuits-accuse-trump-not-paying-his-bills-reports-claim.html
No queremos multimillonarios, queremos un gobierno de los trabajadores
La clase trabajadora estadounidense no precisa de exitosos multimillonarios para gobernar este país como una gran corporación neoliberal. Necesitamos un verdadero gobierno de los trabajadores que garantice un salario acorde al nivel de vida y vivienda para todos, que haga de la afiliación sindical un derecho y no un privilegio, que nacionalice todas las empresas que despiden trabajadores mientras hacen sus ganancias y dañan el medio ambiente, y ponerlas bajo control de los trabajadores. Que nacionalice los bancos que tuvieron salvataje (y que ahora están obteniendo regalías) a menos que devuelvan los fondos públicos que obtuvieron de nuestros impuestos y así crear sistema bancario estatal Que encarcele a todos los dueños de fondos multimillonarios y corporaciones culpables de evasión impositiva y expropie sus fortunas, y que aplique altos impuesto a las corporaciones para financiar completamente una educación pública de calidad y un sistema de salud para todos. Un gobierno que invierta en un plan de obras públicas para renovar nuestra infraestructura y crear millones de empleos públicos. (…)
La clase trabajadora estadounidense no necesita explotar, invadir, bombardear y oprimir otros pueblos para vivir mejor. Esto es una mentira. Por el contrario, solo uniéndonos con el resto de los sectores de la clase trabajadora en todo el mundo, en México, en China, en El Salvador, en Siria, en Bangladesh, en India, en las Filipinas y muchos otros, bajo un proyecto común de llevar a los trabajadores al poder para organizar una economía planificada por y para los trabajadores, lograremos satisfacer las necesidades fundamentales de la clase trabajadora estadounidense y de las comunidades oprimidas. Por esto, la solidaridad internacional, y no el chauvinismo estrecho, es más importante que nunca.
Para iniciar el combate por una nueva y completamente diferente “América”, la clase trabajadora estadounidense necesita revisitar los grandes episodios de la historia de las luchas obreras, desde la Revolución Rusa de 1917 hasta la poderosa huelgas de los teamsters (camioneros) en Minneapolis, en 1934, de los portuarios de San Francisco, y de los trabajadores textiles en Toledo, y las huelgas de 1944-46, en época de guerra,(…)
En la Revolución Rusa de 1917, fueron aún más lejos y lograron tomar el poder a través de concejos democráticos de trabajadores, eliminaron la explotación y establecieron una economía socialista planificada. Han llegado los tiempos de comenzar a construir un poder de este tipo, desarrollar una política independiente de clase. Construir verdaderas huelgas que sacudan al país para construir las bases materiales de nuestra liberación colectiva. ¡Organicemos una huelga el 1° de mayo y construyamos la huelga general para derribar este gobierno!