Los estallidos revolucionarios a comienzos del siglo XXI, como Argentina en 2001, la asunción del gobierno de Néstor y Cristina, de Chávez en Venezuela y varios gobiernos llamados “progresistas”, producto de alzamientos y revoluciones como el de Evo Morales en Bolivia o Correa en Ecuador, avivaron el discurso de la “unidad latinoamericana”, y la “Patria Grande”. Ahora, con el gobierno de los Fernández, algunos sectores nos dicen que hay otra oportunidad. ¿De dónde surgió este planteo? ¿Es posible unir a toda la América Latina en una sola “Patria”?
La “Patria Grande” y los intereses de la burguesía comercial y los estancieros
La idea de una “confederación” de la América española, estaba en la cabeza de los patriotas que llevaron adelante las Guerras de la Independencia contra la corona de España. Bolívar y San Martín, entre otros, fueron los que llevaron adelante con sus ejércitos el enfrentamiento militar que derrotó la reacción hispana. Bernardo de Monteagudo, seguidor de Mariano Moreno y San Martín fue un ferviente expositor de esas ideas: “Ningún designio ha sido más antiguo entre los que han dirigido los negocios públicos durante la revolución, que formar una liga general contra el común enemigo (…)
La independencia es el primer interés del nuevo mundo. Sacudir el yugo de la España, borrar hasta los vestigios de su dominación, y no admitir otra alguna, son empresas que exigen y exigirán, por mucho tiempo, la acumulación de todos nuestros recursos (…)” (Sobre la necesidad de una federación general entre los estados latinoamericanos y plan de su organización – 1824).
Bolívar vio frustradas sus expectativas luego de convocar a una reunión para concretar la idea de la unidad latinoamericana que no llegó más que a una declaración.
Este proyecto fracasó porque no había una clase nacional, sino distintas clases regionales. Una burguesía comercial ligada al puerto y a la aduana, y al comercio mundial, fundamentalmente con Inglaterra y una oligarquía terrateniente, estanciera, minera, productora, con intereses contrapuestos al puerto. Esto llevó a que cada uno de estos sectores comenzara a defender sus intereses regionales.
Pesarán los intereses comerciales ligados a Inglaterra.
Luego de la derrota continental española en Ayacucho (1824), comienza un proceso de enfrentamiento con los caudillos regionales, que en algunos casos dirigían importantes procesos agrarios, y de defensa de la producción local, como Artigas en la Banda Oriental. Tal es así que se acuerda entregar ese territorio a Portugal para bloquear a Artigas y debilitarlo.
Estos intereses contrapuestos fueron frustrando primero, la posibilidad de una Latinoamérica fuerte y unida y más tarde, que se fuera perdiendo la independencia.
El capital extranjero, las multinacionales y el imperialismo
En nuestra historia, la llamada burguesía nacional, productora para el mercado interno y también los terratenientes y estancieros exportadores, fueron estrechando relaciones con el capital extranjero. Comercialmente, por los préstamos de los bancos (Baring Brothers, de Inglaterra o los actuales FMI y Banco Mundial entre otros), por la instalación de empresas multinacionales y la asociación con esas empresas y bancos (como el caso de Vicentín y la suiza Glencore), se fue extranjerizando nuestra economía. A una mayor “industrialización”, mayor ha sido el grado de dependencia del capital internacional y a la tecnología extranjera.
Hoy ninguna de las grandes o medianas empresas instaladas en el país puede funcionar sin los préstamos bancarios, sin tecnología y muchas materias primas importadas. La falta de dólares y de investigación propia en tecnologías de última generación impide ese funcionamiento. Por eso las grandes patronales organizadas en AEA1 y también en la UIA2 presionan al Gobierno para que, entre otras cosas, arregle rápido con los fondos buitre el pago de la Deuda Externa.
No habrá Patria Grande de la mano de la “burguesía nacional”
Esta dependencia es igual en toda Latinoamérica. No hay forma de retomar el camino de la unidad latinoamericana y lograr un desarrollo independiente de la economía si no se rompen las ataduras con el capital imperialista.
¿Pueden los Fernández, Lula, Correa, Maduro, por nombrar algunos, romper esa dependencia y recuperar el sueño de la Patria Grande?
Creemos que no, ya que en el momento de mayor apoyo popular que tuvieron, durante sus gobiernos, no solamente no rompieron esa dependencia, sino que la profundizaron: pérdida del nivel de vida, de conquistas por la flexibilización laboral para los trabajadores, aumento de la pobreza como consecuencia del pago de la Deuda Externa, mayores concesiones a las multinacionales. En nuestro país, como ejemplo, a Chevrón en Vaca Muerta o a las mineras en Santa Cruz, San Juan, Catamarca. Al igual que la entrega del petróleo y la minería en Venezuela, y en el Brasil de Lula y Dilma.
La negociación de la Deuda Externa muestra hasta dónde llega la dependencia. Justo en el momento de la pandemia, y en que todos los países deudores están imposibilitados de pagar, en vez de declarar un “no pago”, el Gobierno está acordando condiciones de pago que significarán mayor miseria para el pueblo.
Por la Federación de Repúblicas Socialistas Latinoamericanas
Las burguesías y sus gobiernos se mostraron incapaces de liberar a los países de la dependencia y el atraso. Solo la clase obrera y el pueblo humilde movilizado de Latinoamérica, luchando contra el imperialismo y las burguesías explotadoras, pueden levantar la bandera de la unidad latinoamericana y la Patria Grande, que se plasmará en una Federación de estados libres. Los San Martín, los Bolívar, o los Monteagudo saldrán de sus filas o no habrá liberación.
Para esta tarea necesitamos construir el Estado Mayor de la Revolución Continental. Un partido internacional y nacional, obrero, socialista y revolucionario que se proponga tomar el poder y derrotar al imperialismo, como lo hicieron nuestros patriotas.
- AEA (Asociación Empresaria Argentina).
- UIA (Unión Industrial Argentina)