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Hay petróleo para rato, pero ¿para quién?

Aunque mucho se hable de transición energética, de la necesidad de cambiar la matriz del consumo energético por la situación ambiental y demás, lo cierto es que la producción de petróleo sigue siendo récord en nuestro país y en América latina. 

Según la Agencia Internacional de Energía la producción petrolera mundial se incrementará en 5,8 millones de barriles diarios al 2028 y cerca de una cuarta parte de esa oferta adicional será latinoamericana. Con más de 627 mil barriles diarios, en enero de 2023 se alcanzó el mayor volumen de producción de petróleo desde 2008 en Argentina y se estima que la producción crecerá un 18%. 

Es decir que, mientras preparan posibles variantes para cuando el recurso se acabe, exprimen a más no poder lo que queda del petróleo, tanto en la forma convencional como en la forma no convencional, a través del fracking.

A esto se suma la ampliación (ya existen varias plataformas en la Cuenca Austral) de la explotación off shore frente a Mar del Plata en Buenos Aires, que como el resto de los yacimientos estará al servicio de las ganancias de las multinacionales.

Terminar con el saqueo

Argentina es una muestra de lo que es el sistema capitalista: tener muchos recursos naturales en este sistema al servicio de la ganancia empresaria, es una invitación tentadora para las multinacionales que buscan saquearnos. En un país rico en oro negro (petróleo) y oro blanco (litio) cada vez hay más pobreza. La explicación es muy concreta, los gobiernos entregan los recursos del pueblo para beneficios de unos pocos. La solución también es concreta: los trabajadores tenemos que recuperar lo nuestro.

Grabois, candidato a presidente por Unión por la Patria (UP), habla de YPF como un modelo de soberanía, cuando en verdad, la famosa renacionalización de YPF en 2012 con Cristina en el Gobierno fue una compra a Repsol, que venía desinvirtiendo. El supuesto 51% estatal se convirtió en la punta de lanza de la entrada de las multinacionales en Vaca Muerta, Neuquén, una entrega escandalosa.

Desde el PSTU proponemos la expropiación sin pago y estatización de las empresas multinacionales y de capitales privados nacionales del sector energético e inmediato juicio a todas las petroleras y mineras por el daño ambiental provocado y la anulación de los acuerdos, leyes, decretos y renegociaciones firmadas hasta la actualidad. Para dar paso a la nacionalización y estatización del suelo y el subsuelo y del conjunto de la industria, con medidas que permitan que los recursos estén al servicio del pueblo, con combustible al costo y que todo lo ingresado por su venta internacional vaya a salud, educación y creación de puestos de trabajo. Para eso no alcanza con que sea estatal y la manejen los mismos corruptos de siempre. Debe ser bajo control de sus trabajadores y las poblaciones que viven en los territorios.

El control obrero, de los recursos naturales, de la producción y de la contabilidad de las empresas para un manejo responsable es la única garantía de privilegiar las necesidades del pueblo trabajador. Como parte de esto la generación del uso de energías alternativas, (solar, eólicas, hidráulicas) para creación de empleos y reducción de la contaminación y que se destinen un 20% de las ganancias anuales para la investigación, desarrollo y aplicación de energías renovables, alternativas y sustentables. Generación de tarifas de servicios públicos baratas para los trabajadores y pequeños comerciantes.

El primer paso de una larga caminata

Por los derechos de los trabajadores del sector: anulación del Impuesto a las Ganancias en los salarios de los trabajadores y aplicación de la jornada laboral de 6 horas sin reducción salarial para generar nuevos puestos de trabajo para los desocupados.    A igual trabajo igual salario, por un único convenio. Partiendo de salarios con aumento automatico segun la inflación y no atados a negociaciones paritarias entre el Gobierno, las empresas y dirigentes que no consultan a sus bases.

La recuperación de nuestros recursos naturales no se dará a través de los mismos gobiernos que los entregaron y siguen entregando. No la lograremos solamente colocando un voto en una urna cada dos años. Como todo lo que conquistamos en nuestra historia (vacaciones, francos, pago de horas extra, obra social, aportes jubilatorios, etc) solo lo conseguiremos luchando juntos, obreros, estudiantes, trabajadores ocupados y desocupados. Hará falta una revolución para hacerlo. Así como hizo falta una revolución para dejar de ser colonia española, ahora es necesario para lograr nuestra Segunda y Definitiva Independencia como pueblo. Nos toca emprender otra revolución, que saque volando a las multinacionales y al FMI, que tome el control de las fábricas y su producción y que todos nuestros recursos sean utilizados para vivir mejor, responsablemente. Así terminaremos con el hambre, cuidaremos el suelo, el agua y el aire, y dejaremos de morir para enriquecer patrones.