Las mujeres trabajadoras en todo el mundo venimos dando duras peleas hace mucho tiempo y estamos en primera línea luchando para enfrentar los planes de ajuste y el intento de cada gobierno por arrebatarnos lo que hemos conseguido hasta ahora y por impedirnos que consigamos otros derechos que nos merecemos. Ante cada intento de destruir la educación y la salud públicas, somos nosotras quienes nos ponemos de pie, porque nos afecta como trabajadoras pero también como madres. No quieren que los hijos de los obreros tengan una salud y una educación dignas, sino que pretenden que la crisis económica mundial desatada por su ambición de seguir ganando más y más, la paguemos nosotros a costa de mayores sufrimientos.
En cada fábrica y lugar de trabajo, se impone la necesidad de cobrar lo mismo que cualquier hombre que realiza nuestras mismas tareas. Se da por sentado que las mujeres no podemos acceder a las mismas categorías que nuestros compañeros, siendo muchas de nosotras sostén de nuestras familias, esto afecta directamente el bienestar de las mismas. Por ejemplo en Pepsico de Argentina, somos las mujeres quienes trabajamos en las líneas de producción y quienes levantamos mayor peso del que deberíamos dentro de la fábrica. Seguimos luchando junto a nuestros compañeros para acabar con esta realidad, pero las patronales nos quieren mujeres descartables, que luego de tanto tiempo frente a las máquinas ni siquiera podamos levantar en brazos a nuestros hijos. Por supuesto, ninguna de estas cuestiones es tomada por nuestro sindicato ni por la CGT, que deja pasar los despidos y mete miedo para que no salgamos a pelear. Son cómplices de este gobierno y de todos para mantener su fuente de privilegios eternamente sobre nuestras espaldas. Nuestra participación política o sindical se ve claramente limitada cuando no sabemos que hacer con nuestros hijos si queremos participar en reuniones donde se decide nuestro futuro como trabajadoras o siquiera si queremos participar en una marcha.
En todo el mundo, nosotras las trabajadoras nos hacemos oír: en Islandia miles de mujeres pararon por la igualdad salarial, en México por el derecho a la educación, en Argentina para defender nuestra vida y en Estados Unidos para defender nuestros derechos políticos y sociales de los ataques del xenófobo y machista Trump.
En nuestro país, este 7 de marzo en la marcha y cese de actividades a partir de las 12 que convocan la CGT y las CTAs y este 8 de Marzo en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, para darle continuidad a nuestros reclamos de cada día, debemos ser las trabajadoras quienes digamos basta de precarización laboral y despidos, ya que somos las primeras en ir a la calle y las más atacadas por el ajuste de Macri. Debemos decir basta a que nos paguen menos solo por el hecho de ser mujeres. Queremos poder faltar a nuestros trabajos cuando nuestros hijos se enferman y poder cuidarlos. Impulsemos parar y marchar desde cada lugar de trabajo con estas banderas junto a nuestros compañeros, porque somos la mitad de la clase trabajadora y cada uno de nuestros avances, es un avance para todos los trabajadores.