La historia se vuelve a repetir una vez más. A 12 años de Cromagnon, nuevamente se vuelven a cobrar vidas jóvenes en un recital. La gran “Misa Ricotera” del Indio Solari en Olavarría terminó de la peor manera. El predio estaba sobrepasado muy por encima de su capacidad (se habla de 400.000 asistentes, sobre una capacidad de 180.000). Los incidentes dejaron un saldo de 2 fallecidos (aunque en principio se hablaba de más), decenas de heridos y muchísimos pibes de los que aún sus familias no tienen noticias.
Los hechos desnudan completamente la desidia del gobierno en todos los aspectos. La ciudad de Olavarría no tenía condiciones de albergar un recital de la magnitud del que realmente se esperaba. Solamente había presentes en el predio 10 ambulancias, lo cual es escandaloso, puesto que aunque el número de asistentes hubiese sido el que fue previsto, habría una ambulancia cada 15 mil personas. Tampoco se explica cómo es que ingresaron al concierto el doble de la cantidad soportada por el lugar.
Una vez más, divertirnos, salir, ir a escuchar un recital va más allá del esfuerzo económico que hacemos los jóvenes trabajadores. Una vez más, el disfrute pone en peligro nuestra vida.
La música no mata, el negocio sí
La recaudación del recital ronda los 160 millones de pesos ¿Cuánto valen las vidas que se perdieron? ¿Se podía prevenir? Por supuesto que sí. La lógica del lucro por sobre todas las cosas se traslada al entretenimiento y queda por encima de nuestras vidas. Tanto el estado como la organización debían hacer las inversiones necesarias en prevención y seguridad, no es verdad que no se preveía una concurrencia de tal magnitud.
Incluso el mismo Indio Solari era consciente de las condiciones precarias en las que se estaba llevando adelante el recital. Pero el show se dio igual, porque que es nuestra seguridad contra las ganancias millonarias. No fue la música la culpable, pero si lo fue la avaricia con la que se mueve esta sociedad.
No queremos seguir poniendo en peligro nuestras vidas. Tampoco queremos renunciar a ir a los que recitales que nos gusten. Nuestro disfrute tiene que dejar de ser un negocio y pasar a ser un derecho. Los gobiernos municipal, provincial y nacional, junto a la organización del evento, incluído el Indio Solari, no pueden quedar impunes. Tenemos que movilizarnos para exigir justicia.