En su reciente viaje a China, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner firmó 15 nuevos acuerdos bilaterales, que se suman a los ya 20 firmados en julio pasado. En su discurso, afirmó que esto representa una mayor independencia para la Argentina, en un intento de sortear el apriete de los Fondos Buitres y su amigo el Juez Griesa. Debemos preguntarnos si esto verdaderamente significa un camino hacia la independencia de nuestro país.
Tiempo de sembrar… más deudas
A pesar de que muchas cláusulas no se conocen, lo que sí se sabe es que Argentina toma créditos de China por más de 4800 millones de dólares. A esto se suma un canje de pesos argentinos por moneda china, por valor de 11000 millones de dólares más, atado a que la Argentina con ese dinero compre productos chinos. Estos préstamos representan un aumento en la deuda pública que no pagará este Gobierno, que finaliza su mandato en octubre. Los próximos gobiernos deberán responder ya que estos acuerdos comienzan a pagarse con 3 a 6 años de gracia. Y por supuesto que nos harán pagar esa deuda a los trabajadores y el pueblo con más inflación, más desempleo, mayor destrucción de la salud y la educación. A su vez, como todo préstamo que uno solicita, por lo general las condiciones las pone el banco o la financiera que preste el dinero y éstas son altamente beneficiarias para los mismos, como sucede con el gigante oriental. Entre las condiciones para obtener esos créditos está una mayor entrega de nuestros recursos naturales a empresas (también chinas) y la contratación directa de otras empresas chinas para la realización de obras públicas.
Lo dejan a criterio chino
Una muestra clara de esto es cómo ha avanzado en el país la empresa Cnooc (China National Offshore Oil Corporation) que ya es la segunda empresa petrolífera en Argentina, luego de YPF. Esta empresa participa del negocio de Vaca Muerta, uno de los mayores yacimientos del país, con las mismas condiciones que tiene la Chevron. En cuanto a las obras públicas, un ejemplo es el de la construcción de las represas hidroeléctricas Nestor Kirchner y Jorge Cepernic en la provincia de Santa Cruz. Este acuerdo se firmó en julio 2014, la ejecución ya se encuentra en manos de China Gezhouba Group Company Limited (se realizó mediante una adjudicación directa, sin licitación). Esta empresa tiene en sus manos la elaboración del proyecto ejecutivo, la provisión de la totalidad de los materiales, el equipamiento, las maquinarias, y se encarga además de la contratación de la mano de obra. Por lo que los trabajadores, en vez de realizar trabajos para el Estado, donde tendrían mejores condiciones, lo realizarán para una empresa privada extranjera. El grupo Gezhouba representa una de las empresas contratistas más grandes del mundo, con grandes obras de ingeniería alrededor de todo el planeta, teniendo hoy en día un pie en 56 países, incluyendo la mayor central hidroeléctrica en Pakistán.(1)
¿Debemos dejar que las obras de infraestructura, la financiación, los materiales y las condiciones de trabajo queden en manos de este pulpo internacional? Evidentemente el Gobierno Nacional entendió que sí, y firmó el acuerdo. Al fin y al cabo, lo único que trae este acuerdo es más endeudamiento, más entrega y cada vez más sometimiento.
Notas: 1 En: http://www.enernews.com/nota/270067
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¿Cuánto hay de cierto en el relato oficial?
La Presidenta insiste en que los acuerdos con China fortalecen nuestra independencia frente a los ataques contra la Argentina y su gobierno por parte de un bloque internacional, encabezado por los fondos buitres y su representante más notorio, Paul Singer. Ese bloque está integrado además por el Partido Republicano de EE.UU. -hoy en la oposición- y también por el gobierno de Israel. ¿Cuánto hay de cierto en esto? El bloque encabezado por los buitres es muy poderoso y enfrenta al gobierno de Obama y el Partido Demócrata que hoy gobiernan Estados Unidos. Uno de los puntos más importantes de ese enfrentamiento es en torno a la política hacia Irán. Como veremos, el ataque de los fondos buitres a la Argentina tiene mucho que ver con esta pelea entre los dos bandos imperialistas.
Las idas y vueltas de la política kirchnerista
La política kirchnerista hacia Irán ha tenido idas y vueltas. Para concretar lo que luego fue la renegociación de la deuda externa argentina (2005- 2007), Néstor Kirchner necesitaba el aval del gobierno yanqui, por entonces encabezado por el presidente republicano George Bush. Este le impuso como condición que apoyara su campaña de ataques contra Afganistán, Irak, Siria e Irán. En particular le exigió que, basado en pruebas falsas aportadas por la CIA y la agencia de inteligencia israelí, la Mossad, acusara al Gobierno iraní de ser responsable del atentado contra la AMIA de 1994 en Buenos Aires. Con esto Bush pretendía demostrar que Irán era un estado terrorista al que había que invadir igual que Irak. Para instrumentar la acusación contra Irán, Néstor Kirchner nombró como fi scal a cargo de la causa a Alberto Nisman. Se eligió a este fi scal porque Nisman tenía estrechos vínculos con la Mossad, la CIA y el Partido Republicano de Estados Unidos. En 2009, con la llegada al gobierno de Barack Obama, hubo un cambio en la política exterior de Estados Unidos. Ante la derrota de EE.UU. en Irak y el estallido de revoluciones y guerras civiles en medio oriente, Obama ordenó la retirada de las tropas yanquis tanto de Irak como de Afganistán. El Gobierno de EE.UU. también inició un intento de negociación con Irán, para que los Ayatolas (mandatarios iraníes), luego de la retirada de las tropas yanquis, lo ayudarán a controlar la situación en Irak, donde tienen gran infl uencia. Los Kirchner -con Cristina ya en el poder-, se acomodaron a la nueva política de Estados Unidos con Obama, y también comenzaron a buscar un acuerdo diplomático con Irán. Fue entonces que el fondo buitre NML liderado por Paul Singer -como parte de su enfrentamiento con la política internacional de Obama- comenzó a atacar a la Argentina, con la exigencia del pago de los bonos de la deuda externa que no habían entrado en el acuerdo de renegociación. Para ello se apoyó en otro integrante del bloque de la derecha republicana, el juez Griesa de Nueva York. Utilizó armas como el embargo de la Fragata Libertad en el Puerto de Gana, país africano también atado por su deuda externa. Y en la Argentina preparó el ataque judicial contra el Gobierno con su fi el agente, el fi scal Alberto Nisman.
Para romper la dependencia hay que hacer lo opuesto que los Kirchner
La conclusión de todo esto es que efectivamente los distintos bloques del imperialismo actúan dentro de la Argentina y buscan imponernos sus políticas e intereses. Pero el gobierno kirchnerista, lejos de tener una polí- tica independiente, siempre se ha sometido al poder de turno en Washington. Cuando Bush y los republicanos estaban en el poder se subordinó a ellos y atacó a Irán. Y cuando subió Obama, se subordinó a este y su política de reacercamiento con Irán. Por otra parte, como demostramos en la nota central que encabeza esta página, endeudarnos con la banca china, entregar nuestros recursos naturales a petroleras chinas y contratar a multinacionales chinas para hacer nuestras obras públicas no fortalece nuestra independencia frente a los buitres y Paul Singer. Es simplemente atarnos con otro collar. Para romper la dependencia con el imperialismo se necesitaría tomar medidas que el kirchnerismo se ha negado siempre a implementar: desconocer la fraudulenta deuda externa y suspender los pagos, romper todos los pactos militares y políticos que nos atan a las potencias y sus agencias de seguridad como la CIA y la Mossad, y quebrar el poder del imperialismo en el país, estatizando bajo control obrero las principales palancas de la economía.
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Debemos luchar por una segunda y definitiva independencia
Ante los nuevos acuerdos con China y la creciente dependencia del país cabe preguntarnos de qué manera podemos revertir esta situación. Desde ya hemos visto que el camino no es el que elige Cristina, a pesar de sus discursos sobre la segunda independencia. La lucha por independizarnos requiere retomar el camino que iniciaron hace 200 años los patriotas como San Martin y Belgrano. Esto es posible. Ellos mediante una gran revolución sacaron a los colonizadores del territorio y comenzaron a definir el Estado. Luego, los capitalistas decidieron depender de otros imperios, pero no ya a través de coronas o virreyes, sino a través de préstamos millonarios y las primeras entregas de las industrias, en un primer momento a Gran Bretaña y luego a Estados Unidos. Esta historia se repitió a lo largo de los años y la entrega y la dependencia se fue profundizando hasta llegar a la deuda externa fraudulenta y usuraria que tenemos actualmente. Lo que necesitamos es que las organizaciones obreras y populares, empezando por la CGT de Moyano, la CGT de Caló y la CTA rompan los acuerdos que las atan al Gobierno y la oposición de los Macri, Massa y compañía. Y que en cambio organicen un plan de lucha por medidas de fondo como el desconocimiento y la suspensión de los pagos de la Deuda Pública a los buitres, la estatización de la Banca, las finanzas y el comercio exterior, la reestatización de todos los recursos naturales y la estatización bajo control obrero de las grandes industrias. Con todos esos recursos en nuestras manos una Argentina independiente podría encarar un plan de obras públicas que garantice trabajo para todos con salarios que cubran la canasta familiar y todas las necesidades populares de vivienda, salud y educación. El Frente de Izquierda y de los Trabajadores debería ponerse a la cabeza de esta exigencia a las organizaciones obreras y populares y sus direcciones.
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China y el mundo colonial
Junto a Brasil, Rusia, India -y quizás algunos países más como Sudáfrica y Australia- China integra lo que la prensa ha bautizado como los BRIC y que nuestra corriente llama submetrópolis del imperialismo. Son países cuyas economías y política está sometida al dominio de las grandes potencias imperialistas y sus multinacionales. Pero que a su vez trasladan esa cadena de dominación mundial a otros países más débiles. China es sin duda la más desarrollada de esta submetrópolis. Desde hace décadas ejerce su dominio y poder sobre las naciones semicoloniales de Asia. Y también ha extendido su ingerencia a África, donde sus empresas intervienen en la construcción de grandes obras de infraestructura y en la extracción, producción y exportación de materias primas, en particular petróleo. Esta intervención ha ido acompaña del apuntalamiento de regímenes dictatoriales como el de Sudán, al que aporta gran cantidad de armas para combatir a sectores que lograron separar el sur -donde están los yacimientos petroleros- del norte. En los últimos años China se ha volcado a América Latina, donde el presidente Xi anunció que su país piensa invertir 250.000 millones de dólares. Un interés fundamental de China es obtener materias primas para consumo y para la industria. Y en esto su presencia ya es muy notoria en el continente. Hoy China es la principal contraparte comercial de Brasil, Chile y Perú. Y la segunda de países como México, Argentina y Venezuela. Venezuela le aporta 670.000 barriles diarios de petró- leo. Y el 75% de lo que exporta la Argentina a China es soja. Pero China no sólo busca extraer materias primas de América Latina, también se involucra en grandes obras de infraestructura, como en el caso de las centrales hidroeléctricas en Argentina. Un ejemplo notorio de lo que esto significa es el proyecto de construir un canal navegable entre el Pacífico y el Atlántico en Nicaragua, en acuerdo con el gobierno del presidente Ortega. Ese proyecto ya enfrenta gran resistencia de la población, en particular sectores campesinos que verían expropiadas sus tierras. Muchos comentaristas dicen que China por esta vía estaría desplazando a Estados Unidos como principal potencia en la región. Más bien lo que se advierte es que las grandes multinacionales de Estados Unidos, Europa y Japón se benefician de la explotación de los recursos africanos y latinoamericanos por empresas chinas. Esto es resultado de la asociación de esas compañías imperialistas con las empresas chinas a través de inversiones conjuntas o de la compra de acciones de empresas chinas a través de la bolsa de New York, Londres y Hong Kong. Las empresas y las inversiones chinas son así instrumentos del dominio imperialista sobre los países del mundo colonial.
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El poder de Paul Singer y los fondos buitre
Greg Palast es un periodista del diario inglés The Guardian que viene investigando el accionar de los fondos buitre en todo el mundo. El 11 de agosto de 2014 el diario Página 12 de Argentina publicó un reportaje a Palast. Aquí algunos extractos:
–¿Por qué los fondos buitre son protegidos por los poderes políticos y económicos? –En el caso de muchos fondos buitre, usan las amenazas y el soborno. Singer tiene dos formas de amenazar, al menos en el caso de Estados Unidos. Por un lado, logró obtener 12 mil millones de dólares del gobierno norteamericano, amenazando con destruir la industria automotriz. De una manera brillante, logró quedarse con el manejo de las principales autopartistas de Estados Unidos y amenazó con frenar el suministro de autopartes a Chrysler y GM. Si hubiese cumplido su amenaza, la industria automotriz habría colapsado en dos días.
–¿Así fue como la ciudad de Detroit quebró? –Exactamente. El presidente del Tesoro norteamericano en aquel momento utilizó los mismos términos que su presidenta (Cristina Fernández de Kirchner), al decir que Singer estaba extorsionando al gobierno de los Estados Unidos. El problema actual es que Obama nunca enfrentará a Singer porque teme que éste vuelva a poner en riesgo la industria automotriz.
–Mencionó dos mecanismos de presión por parte de Singer. –Además de las amenazas financieras y económicas, ejerce la presión política. El gasta millones de dólares financiando acciones políticas en contra de sus enemigos y eso lo hace muy temible ante los políticos norteamericanos, incluido Obama. Singer es un multimillonario que no tiene miedo en usar su dinero para destruir a sus oponentes políticos.