Contra los planes de austeridad y los ajustes, por la defensa de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras. ¡No pagaremos la crisis!
La crisis de sistema capitalista tiene consecuencias para el mundo entero
Las crisis económicas, financieras, ecológicas y sociales se interconectan y se autoalimentan. Esta crisis global del capitalismo muestra el impasse de desarrollo basado en la distribución cada vez más desigual de la riqueza producida por la explotación de los trabajadores y las trabajadoras, en la desregulación financiera, en el libre comercio generalizado y en la falta de respeto a las necesidades ecológicas.
Para salvar los beneficios de los accionistas y de los patrones, para garantizar el futuro de los bancos y de las instituciones globales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Organización Mundial del Comercio, etc.), los gobiernos y los patrones están atacando cada vez con más fuerza los derechos de los trabajadores y las trabajadoras.
El actual sistema económico y político organiza el pillaje de muchos países, obligando a millones de personas a dejar sus lugares de origen para sobrevivir y, en seguida, les niega sus derechos con el pretexto de que son inmigrantes.
La destrucción de los servicios públicos, el cuestionamiento de todos los derechos sociales, los ataques a los derechos y la falta de respeto a las libertades sindicales, el avance de la precariedad y del desempleo para presionar a las poblaciones… ¡Esos mismos métodos son utilizados en todos los países!
Para alcanzar sus fines, el actual sistema económico utiliza muchos mecanismos: procesos de criminalización, prisiones, intervenciones policiales, ocupaciones militares, en fin, todo tipo de obstáculos para impedir los derechos colectivos e individuales. Nuestra solidaridad más allá de las fronteras es una de nuestras respuestas.
En Europa se consolidan las políticas fiscales de la Unión Europea, el pago de la deuda privada –fundamentalmente pagada a grandes corporaciones–, obligan a la sociedad a asumir una deuda ilegítima, ilegal e indecente. Europa pasó de la democracia formal al estado permanente de “Deudocracia”.
El Sindicalismo que reivindicamos no sabe de acuerdos con los que están actualmente en el poder para corroborar esas medidas antisociales. El Sindicalismo tiene la responsabilidad de organizar la resistencia a nivel internacional, para construir a través de las luchas la transformación social necesaria.
Queremos construir un sistema basado en el interés común sobre los servicios públicos y bienes naturales, en la redistribución de la riqueza entre aquellos y aquellas que la producen, esto es, los trabajadores y trabajadoras, fundada sobre los derechos de los trabajadores y las trabajadoras, y en el desarrollo ecológicamente sustentable.
Exigimos el fin de la privatización y de la mercantilización, y, al contrario, reivindicamos la expansión, democratización y apropiación social del servicio público (educación, salud, transporte, energía, agua, vivienda, jubilación, pensión, etc.). La libre circulación de las personas y la igualdad de los derechos sociales y políticos de todos y todas –independientemente de la nacionalidad, el origen, el sexo– forman parte de nuestros objetivos comunes.
Los ataques contra los salarios, condiciones de trabajo, seguridad social, servicios públicos y libertades democráticas forman parte de un plan estratégico del capitalismo que pretende una alteración de manera profunda y duradera en la relación de fuerza entre las clases dominantes, de un lado, y los asalariados/as y las clases populares, de otro.
Este proyecto se inserta en el ámbito de un capitalismo globalizado, una economía que se choca con las reglamentaciones sociales, las leyes, las condiciones y jornadas de trabajo. Eso provoca un aumento de la precarización del mundo del trabajo.
La cuestión de la salud y la seguridad en el trabajo, las condiciones generales de la calidad de vida de los asalariados y asalariadas en los sectores populares, adquieren en las luchas y en las reivindicaciones una importancia decisiva.
En los países mantenidos en situación de subdesarrollo, obviamente a través del colonialismo y el imperialismo siempre presentes, las masas están condenadas a morir de hambre o a emigrar para países donde son sometidas a una fuerte discriminación, muchas veces con riesgo para sus propias vidas. El colonialismo y el imperialismo aún oprimen a muchos pueblos en el mundo todo; el sindicalismo precisa combatir esos modos de dominación.
Fortalecer los sindicatos para romper con el capitalismo
Nuestro sindicalismo combina la defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores con la voluntad de un profundo cambio social. No se limita a reivindicaciones de cuño económico sino que abraza cuestiones como el derecho a la vivienda y a la tierra, la igualdad entre hombres y mujeres, la lucha contra el racismo, contra la homofobia, contra la xenofobia, a favor de la ecología, del anticolonialismo, etc.
Los intereses que defendemos son aquellos de la clase trabajadora (trabajadores en actividad o jubilados, desempleados y apartados, o jóvenes en formación). Ellos se articulan con los pueblos de todas las regiones del mundo. Sobre este tema, nosotros nos oponemos frontalmente a la patronal, a los gobiernos y a las instituciones que los sirven, y reivindicamos nuestra autonomía en lo que se refiere a cualquier organización política.
El derecho a la tierra es un tema particularmente importante en muchos países, especialmente aquellos víctimas del colonialismo y del imperialismo. Tenemos que ser activos contra eso, luchando por verdaderas reformas agrarias en unidad con los movimientos sociales que se movilizan por ese derecho.
Hacemos un llamado a todos los grupos sindicales a unirse con nosotros para construir esa unidad de acción sindical, necesaria para combatir los retrocesos sociales, conquistar nuevos derechos y construir una sociedad diferente. No hemos luchado para volver atrás.
En realidad, los ataques contra la clase trabajadora son mucho más fuertes y, a veces, bajo nuevas formas. Pero la explotación capitalista no es una novedad. Es con ella que debemos romper para crear nuevas formas de organización de la sociedad a partir de las necesidades del pueblo.
Este camino lo construimos paso a paso, con todas las organizaciones sindicales de lucha para quien el sistema capitalista no es la forma ideal de organización para nuestras sociedades, y que construyen el cambio a través de las luchas colectivas cotidianas y de las reflexiones sobre la sociedad que queremos para el mañana.
Decidimos fortalecer, expandir, tornar más eficaz una red de sindicalismo ofensivo, de luchas, anticapitalista, democrático, autónomo, independiente de los patrones y de los gobiernos, contra todas las formas de opresión (sexismo, racismo, homofobia, xenofobia), ambientalista e internacionalista.
• Trabajamos durante este tiempo por la solidaridad internacional, especialmente contra cualquier represión antisindical. Nuestra lucha se conduce contra todas las opresiones, especialmente aquellas que van contra las mujeres, los negros, los inmigrantes, los LGBT (Lésbicas, Gays, Transexuales, Bisexuales).
• Actuaremos de forma unitaria y coordinada para apoyar las luchas y campañas internacionales, reafirmando el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
• Debemos reforzar y extender el trabajo internacional en los sectores profesionales(transporte, educación, call centers, industria, comercio, salud, etc.) y cuestiones interprofesionales (derechos de las mujeres, los negros, LGBT, migración y alojamiento, ecología, salud, trabajo…).
• Perseguimos el trabajo de reflexión y elaboración sobre las críticas al sistema capitalista y alternativas a él.
• Montemos los medios y materiales necesarios para el éxito de nuestros proyectos comunes: websites, listas de e-mail cambio, sectores profesionales de coordinación, etc.
• Para ser más eficaces, organizar la coordinación de las organizaciones que integran la red en las regiones del mundo: América del Sur, Europa, África…