El Gobierno decretó unos bonos miserables de ayuda para trabajadores informales, para un sector de monotributistas de bajas categorías, jubilados/as y pensionados/as. Estos hechos muestran que más allá de lo acordado con el FMI, la bronca y la presión social lo obligan a alguna acción para la “tribuna” ante la inflación galopante que licúa el poder adquisitivo. El organismo declaró recientemente que la Argentina tiene muchos jubilados y algunos con haberes muy altos. A su vez los Fernández no combaten la inflación que les permite licuar las jubilaciones, pensiones y salarios para achicar déficit fiscal y cumplir con el FMI.
El FMI advirtió al Gobierno sobre el exceso de gasto en jubilaciones y pensiones: “…además del 40% del gasto federal, los gastos previsionales explican el 12% del gasto de las provincias. Sumadas, esas erogaciones se acercan al 10% del PBI…”… “y mucho mayor que en otros países latinoamericanos y emergentes”. Demás está decir que los sistemas previsionales de Sudamérica y otras economías capitalistas del mundo rayan con la pobreza absoluta.
Veamos algunos números comprobables fácilmente en los informes recientes de la ANSES a diciembre de 2021, considerando que nuestro país tiene una población total aproximada de 45.500.000 de habitantes. Y una población activa (en condiciones de trabajar entre 18 y 65) que oscila en 19.500.000 personas. En los sistemas de la ANSES se registran 6.889.418 beneficiarios entre jubilados/as y pensionados/as, y el haber promedio oscila en $44.417.-
Si le sumamos 1.746.858 de pensiones “no contributivas” con haberes promedio de $23.825.- (que nunca aportaron, como la PUAM -230.694 beneficiarios-, por invalidez, a la vejez, más de siete hijos, etc.) se llega un total de beneficios de ANSES de 8.636.276. Y que si agregamos las 600.000 jubilaciones y pensiones aproximadas de los 13 sistemas provinciales no sostenidos por la esta administración nacional se llega a los 9.236.276 beneficiarios en todo el país. Aclarando que no se incluyen en estas cifras las ayudas sociales como la Asignación por Hijo, Plan Alimentar, planes mínimos laborales, etc. Si el FMI lo critica es porque quiere que haya menos jubilados, se aumente la edad jubilatoria, y toda la clase pasiva gane aún más miseria.
El capitalismo argentino boicotea el sistema jubilatorio
Como venimos denunciando desde la caída de la Dictadura Militar, para los sucesivos gobiernos capitalistas radicales, peronistas, aliancistas y macristas, su máxima preocupación económica fue y es cumplir con la Deuda Pública, interna y externa. Y condicionado por las presiones de los organismos acreedores y usureros internacionales como el FMI o el Banco Mundial vienen tomando a las jubilaciones y pensiones como un gasto que es necesario reducir para achicar el déficit fiscal y cumplir con buitres y acreedores cómplices
Agreguemos a ello que desde la época del gobierno peronista de Carlos Menem se fue adecuando los regímenes laborales para satisfacer las demandas patronales. Así surgió el sistema de monotributistas, con trabajadores que prestan su fuerza de trabajo por su cuenta a cambio de remuneraciones a la baja y encargándose además de los aportes al sistema previsional desligando a los capitalistas de tal obligación. Se fue empeorando aún más el sistema previsional al aumentar la cantidad de desempleados, al contratar personal en negro, informalmente, evitando aportes patronales y con la complicidad y dejar correr de las conducciones sindicales burocráticas. A diciembre 2021 se registraban 12.079.000 trabajadores registrados, de los cuales 5.800.000 eran del sector privado. Un 40% de la población activa no estaba registrada. De por sí el sistema previsional adolece de esta forma de ingresos de enormes recursos.
Otra explicación no existe cuando la jubilación y pensión mínima de 4.346.117 beneficiarios es a marzo 2022 de $32.630,40 o menor como la contributiva de $23.825.- Siendo algo mayor el resto de los beneficios, unos 3.700.000 como regímenes de excepción, pero muy pocos solamente los realmente altos como los del sistema judicial, cuerpo diplomático, presidencial parlamentario y fuerzas de seguridad.
Comparemos las jubilaciones y pensiones totales con lo reconocido por el propio INDEC respecto a “Canasta Básica Total” de una familia tipo de cuatro personas de $89.690,37 a marzo 2022, para no ser pobre, con inflación permanente y en ascenso. Por lo tanto unos 8.300.000 aproximados de los jubilados/as y pensionados/as perciben haberes por debajo de la línea de pobreza, y dentro de ese rango unos 6.092.000 están bajo la línea de indigencia de $39.862.-
Bonos que son una vergüenza
El FMI cuestiona la cantidad de jubilados y pensionados, recriminando que algunos ganan demasiado. Desde sus cómodos sillones y grandes mesas redondas, amparados en sus poderes y remuneraciones veinte veces mayor en promedio que las jubilaciones y pensiones mínimas, los Fernández, sus ministros como Martín Guzmán, de Economía, los funcionarios oficialistas y el adulaje de diputados y senadores, con el silencio cómplice de la oposición patronal decretaron los bonos de ayuda en los últimos días.
Según se difundió, para los trabajadores informales no registrados y desocupados serán dos bonos de $9.000.- recién en mayo y junio (otro IFE miserable). Para los jubilados uno de $12.000.- en mayo solo a los que perciben hasta dos haberes mínimos ($65.268,80). Es decir, con un haber mayor a esa cifra, aunque esté por debajo de la línea de pobreza, no será beneficiado. Algo parecido con el bono de este mes de abril de $6.000.- destinado solo a los de las jubilaciones y pensiones mínimas. Para el resto de los millones que están bajo dicha línea de pobreza nada. Es decir, la mitad de los beneficiarios de la ANSES financian en los hechos a los que reciben bonos.
El Gobierno justificó estos bonos argumentando: “tiene como objetivo evitar que este shock que está sufriendo la economía argentina y mundial tenga consecuencias desiguales”. Algo bastante hipócrita con una inflación en el primer trimestre de más del 16%, y perspectivas de llegar al 30% hasta que se cobren estas migajas. Para la clase pasiva el aumento en los alimentos y medicamentos hay que pagarlos ahora y no dentro de varias semanas. Una muestra de la variable de ajuste que es la clase pasiva.
Para el Gobierno se podría financiar con impuestos circunstanciales como el pendiente de tratar en el Congreso de afectar impositivamente a los bienes no declarados en el exterior y ahora con otro impuesto a las “rentas inesperadas” por mayores ingresos a empresas por precios internacionales. Ambos proyectos desde ya son de difícil aplicación para afectar la totalidad de los millonarios bienes en el exterior y las ganancias ocasionales de los capitalistas cuando no hay un verdadero control de sus libros contables y millonaria evasión con variedad de artilugios y complicidades de organismos.
Seguramente para un jubilado, o un trabajador informal o desocupado, unos pesos serán bien recibidos ante su situación, pero el problema es después de mayo y de junio seguirá casi seguro todo igual, alta inflación, y el gobierno licuando jubilaciones y salarios a pedido del FMI.
Una economía planificada, controlada verdadera y democráticamente por los trabajadores, verificando los libros contables de las empresas, así como también con un aumento real de las retenciones a las exportaciones y a las grandes fortunas, y el no girar recursos al pago de Deuda Pública fraudulenta como con el FMI es lo que brindaría recursos genuinos para atenuar la crisis del bolsillo de jubilados/as, pensionados/as y trabajadores informales y desocupados.