12 de diciembre. Muchas noticias en los diarios y TV sobre el inicio del Foro de la OMC pero ni una sola sobre el submarino hundido, las víctimas y sus familias. No es casualidad.
La obediencia debida de los sucesivos gobiernos a los dictados de los grandes poderes económicos y políticos, que exigen “menos gastos del Estado”, y el fin de políticas militares soberanas, es responsable fundamental, más allá de las indudables culpas de la cúpula de la Armada y el gobierno.
La OMC, junto a otros organismos económicos y políticos internacionales, dan las pautas incluso militares para el mundo, que tienen luego su resultado en guerras genocidas, migraciones masivas, etnocidios, hambrunas, víctimas por la desinversión en salud, educación e infraestructura en los países dependientes. Y también, claro, en terrenos donde luego se producen “accidentes” que no lo son. El sometimiento de nuestros gobiernos a sus dictados es la explicación última de lo sucedido con el ARA San Juan, que ahora tratan de ocultar. Se llama corrupción al servicio de los amos imperialistas.
Queda en medio de esto, el dolor de los familiares, la bronca de todos los argentinos, y la necesidad de explicaciones y responsables.
Casi un mes
El 15 de noviembre se perdió rastro del submarino. Fueron semanas de desinformación, de mentiras a los familiares y a todo el pueblo. La cobardía más completa de la cúpula de una institución cuyo símbolo es Astiz, valiente para secuestrar y asesinar embarazadas y traficar sus hijos, pero impotente frente al invasor inglés y el cómplice norteamericano, que hoy vuelven a compartir ejercicios –públicos y secretos- con las Fuerzas Armadas argentinas. Y cobarde para dar la cara y decir la verdad ante las esposas, madres e hijos de sus propios marinos.
Cobardía de un Ministro de Defensa y un Gobierno que metieron la cabeza en un agujero, esperando que todo se resuelva solo –por supuesto, mal- para quedar lo menos “manchados” posibles. Cobardía de una oposición política patronal que tiene también una responsabilidad en la falta de mantenimiento del buque[1].
Ahora, circuló el informe del analista acústico Bruce Rule realizado por la Inteligencia Naval de los Estados Unidos que sostiene que la explosión detectada el mismo 15 de noviembre, luego de perder contacto con la nave, habría causado el colapso inmediato del submarino en menos de un segundo y los 44 tripulantes murieron de forma instantánea[2]. Es decir, están muertos, pero no sufrieron nada. Una versión que conviene mucho a los responsables de la tragedia.
Verdad y justicia
Es preciso conocer toda la verdad, y castigar a los responsables. ¿Cuál era la misión del ARA San Juan? ¿Qué pasó realmente, en el hecho y en la vida del submarino? ¿La Marina los mandó a la muerte? ¿Por qué ocultaron todo durante semanas? ¿Qué hay de todas las versiones circulantes?
Marina, Estado Mayor Conjunto, gobierno actual y anterior, tienen que explicar las causas de estas muertes. De la pérdida de la principal arma de guerra de la Argentina. Del dolor causado a tantos familiares. De la incertidumbre provocada a todo el pueblo argentino.Y sus responsables ir presos.
No podemos confiar en una investigación dirigida por la Armada, ni por Macri, ni por el corrupto poder judicial. Es necesaria una Comisión Investigadora independiente, encabezada por representantes de los familiares, trabajadores de los astilleros, y de la tropa y suboficialidad de la Armada, asesorada por técnicos y oficiales retirados no comprometidos con los mandos y la dictadura militar, ni los sucesivos gobiernos que hicieron negociados y provocaron esta tragedia.
Las organizaciones de la clase obrera tienen que incorporar entre sus demandas el esclarecimiento del hundimiento del ARA San Juan y el castigo a los culpables.
[1]Según la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Argentina, Cornelia Schmidt Liermann, la explosión ocurrió porque las 964 baterías del ARA San Juan fueron reemplazadas por otras que no cumplían con los requisitos de calidad establecidos para navegar. (Telesur – 10-12)
[2]Clarín – 10-12.