¡JUSTICIA POR PIPI!

Ezequiel Lamas era un pibe de Dorrego (La Matanza) de 17 años, skater, que junto a unos amigos viajó a Miramar a conocer un skaterpark y a festejar el cumpleaños de uno de ellos.

El último día que les quedaba de disfrutar fueron a la peatonal, donde se cruzaron con una familia.
En ese momento Ezequiel roza sin querer a la madre, luego de esto pide disculpas e intentan seguir su camino. El padre lo enfrenta acusándolo de tener un cuchillo.
Este mismo relato es reproducido a la policía que estaba cerca del lugar, agregando que Ezequiel quiso acuchillar a la hija de dicha familia. Deciden quedarse en el lugar para interceptarlos cuando regresan del cajero.
Llegando al lugar, en forma de chiste el primo de Ezequiel dice: «Nos están buscando», y con la curiosidad de todo joven se acercan a ver qué es lo que estaba sucediendo.
Al llegar, la familia los reconoce y los señala. La policía los detienen, los golpean, quitándoles sus pertenencias, sin identificarse y sin pedirles a Ezequiel y a sus amigos que se identifiquen.
Los separan de la muchedumbre y los ponen contra un árbol y en el instante JUAN MANUEL MARTINEZ aparece, sin ser parte de la familia, y golpea terriblemente a Ezequiel dejándolo inconsciente enfrente de todos. Incluso de la policía que no hizo nada al respecto. Nadie lo asistió.
Fueron sus propios amigos los que llamaron a una ambulancia. Los médicos nunca informaron que Ezequiel tenía un derrame en el momento que llegó al hospital, dejando pasar las horas cruciales para salvar su vida.
Ezequiel falleció luego de una operación en un hospital de Mar del Plata.
Al igual que muchos de nuestros pibes, fue víctima de la estigmatización social, de ese odio de clase que vivimos todos los días.
Al igual que Luciano Arruga, que Fernando Báez Sosa y tantos otros pibes que padecen día a día la vulneración de sus derechos, muchisimas veces en manos de las fuerzas de seguridad y otras con los crímenes de odio impuesto por el propio Estado en complicidad con la justicia y medios hegemónicos.
Responsabilizamos al gobierno y fuerza policial de Miramar por no hacerse cargo de la situación y dejar desamparada a la familia y amigos de Ezequiel.
En ese sentido, a menos de un mes de cumplirse un año de su muerte, exigimos justicia y una condena social al responsable de su asesinato. Se logró que tenga una condena (domiciliaria) pero de sólo un año y ocho meses, insuficiente, que tampoco cumplió como corresponde. Además siguió violentando a otros jóvenes con palos y cadenas, en este periodo. Basta de impunidad! Castigo ejemplar, cárcel común y efectiva!

 

31/01/2019