El 1° de agosto se cumple el primer año de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado, que se dio durante la represión que realizó gendarmería contra un piquete de la comunidad mapuche Pu Lof en resistencia de Cushamen.
En los dos meses y medio que pasaron hasta la aparición de su cuerpo, e incluso después, el Gobierno trato de instalar todo tipo de versiones insólitas. Desde una supuesta “fuga” a Chile, hasta la última, en donde agregan (como si fuera relevante) que Santiago se defendió de la represión arrojando piedras.
Ahogado o no, la responsabilidad de Gendarmería es innegable y de ahí el esfuerzo del Macrismo por encubrirla junto a la ministra Patricia Bullrich.
Represión al servicio de la entrega
El recientemente fallecido empresario italiano, Carlo Benneton, era el dueño de las tierras donde murió Santiago. Tierras arrebatadas a los pueblos mapuches, como se repite a lo largo de todo el territorio de la Patagonia, en manos de terratenientes extranjeros y empresas multinacionales.
Es por eso que su desaparición solamente encuentra explicación en un Gobierno y un sistema que defiende los intereses de los más poderosos. Un gobierno que necesita derrotar la resistencia a sus planes de ajuste.
Esta resistencia se expresa en los pueblos mapuches de la Patagonia, en los trabajadores que enfrentan los despidos a lo largo del país, en la ola verde para que no mueran más mujeres por aborto clandestino, y también en los cientos de miles que nos movilizamos contra el robo a los jubilados el 18 de diciembre último. Por eso la muerte de Rafael Nahuel, la represión a trabajadores como en Cresta Roja, la prisión a Jones Huala y la persecución a Sebastián Romero, son medidas para sofocar la resistencia.
En este sentido es que le otorga a las Fuerzas Armadas un aumento salarial superior al de los estatales, frente a los primeros indicios de malestar de las mismas.
Por supuesto que no la tiene tan fácil, porque la memoria que persiste en los trabajadores, aún en los más jóvenes, sobre la represión y la dictadura, aún permanecen. Es por eso que tuvo que dar marcha atrás con el 2×1, es por eso que le dieron la eximición de prisión a Arakaki y Dimas Ponce, y que hoy Jones Huala consigue la prisión domiciliaria.
Volvamos a las calles para exigir justicia
Queda claro que en manos de la “justicia” patronal, la causa de Maldonado se empantana. La movilización es la única que puede garantizarnos justicia por Santiago Maldonado, así como el fin de todas las causas a trabajadores y luchadores populares.
No podemos dejarlo en manos de los jueces corruptos, ya se demostraron inútiles y serviles al Gobierno. El caso debe ser tomado e investigado por una comisión independiente formada por notables personalidades de los Derechos Humanos, como Nora Cortiñas o Perez Esquivel, sindicatos y organizaciones populares. La ministra Patricia Bullrich debe responder frente al pueblo trabajador por sus actos, exigimos que se vaya junto a todo este Gobierno de ajustadores.
A su vez, tenemos que seguir organizándonos contra el ajuste del Gobierno y defendiéndonos de la represión con todo lo que tengamos a nuestro alcance. El ajuste se recrudece y también con eso la lucha y los palos también. Los dirigentes tienen que ponerse a organizar la autodefensa en cada lucha, en cada piquete, en cada movilización.