La empresa estatal Arsat firmó una carta de intención con la estadounidense Hughes para construir y operar el satélite Arsat 3. El acuerdo supone la creación de una nueva empresa llamada Newco que se encargará de la gestión del nuevo satélite, controlada en un 51% por la empresa Hughes y 49% por Arsat.
Hughes será la dueña de Newco porque pondrá la mayoría de los fondos.
Macri evitó decir que se trata de una privatización pero reconoció esta semana en una entrevista otorgada a Radio Seis de Bariloche: ”Estamos buscando un socio estratégico que potencie la capacidad de Invap y Arsat, porque cuando llegamos encontramos serios problemas de comercialización en Arsat 1 y 2”. Justificó la decisión diciendo que eso cuesta millones de pesos a los argentinos, que se necesitan para “cloacas, agua potable, calles, construir rutas”.
Los que tienen más de 40 años ya escucharon a Menem (quien busca renovar su tercer mandato a senador con el aval del PJ-FpV) decir algo parecido cuando era presidente para hacer pasar las bochornosas privatizaciones de YPF, Aerolíneas, la electricidad, los teléfonos, los trenes y el agua. Todo era para hacer un “Estado eficiente” que se ocupara de la salud, la educación la seguridad y los jubilados. ¿Y, cómo estamos hoy?
Los candidatos kirchneristas Taiana y Scioli y otros sectores de la oposición patronal cuestionaron esta iniciativa. Argumentan que toda acción que afecte la Soberanía Satelital debe pasar por el Congreso, según las leyes vigentes.
Especialistas del sector como Diego Hurtado, Director de Ciencia y Técnica de la UNSAM, explicó que “en términos estratégicos el negocio se le da a la empresa Hughes” y agregó “Estados Unidos no entregaría la NASA a una empresa extranjera. Sería impensado que Alemania, Francia, Japón o China entregaran las comunicaciones satelitales a una empresa de otro país”.
Pero ninguno de ellos propone a la CGT y a las CTAs una lucha con los trabajadores a la cabeza y el pueblo en las calles para impedir esta entrega y, menos todavía, una pelea sostenida hasta derrotar el plan antiobrero y proimperialista de Macri.
En el mes de conmemorarse la Primera Independencia la dirigencia política argentina, por acción u omisión, se inclina ante los amos del mundo. Se comporta en forma opuesta a los Moreno, Belgrano o San Martín que declararon la guerra a muerte al imperio español.
Es misión de la clase obrera dotarse de nuevos dirigentes y, acaudillando a los sectores populares, seguir el camino de los revolucionarios de entonces, hacer una nueva revolución por una Segunda y Definitiva Independencia que rescate nuestros satélites y todas las empresas y recursos naturales de las garras del imperialismo y las multinacionales.