Hace más de un mes, se desató un escándalo político. El gobierno anterior utilizó a los servicios de inteligencia para espiar ilegalmente tanto a ajenos como a propios (ver nota publicada en www.http://nuevo.pstu.com.ar/wp-content/uploads/2014/09/trotskyarchivo.jpg.com.ar: “Una de Espías”).
Ahora se sabe que la misma no contaba solamente con espías sino también con operadores en los medios de comunicación, como es el caso de Luis Majul. El periodista, que respondía al nombre clave de “pirincho” utilizaba la información recabada por medio de escuchas para realizar informes.
Mientras tanto, otro suceso sacudió el tablero político. El ex secretario de Cristina Kirchner y hombre de su extrema confianza, Fabián Gutiérrez, fue asesinado. Un dato no menor es que Gutiérrez había sido señalado en la famosa causa de los cuadernos, a raíz de lo cuál pasó a ser un “arrepentido” y un testigo clave.
Un sistema con métodos gangsteriles
Si bien aún no están del todo claro los hechos respecto a la muerte de Gutiérrez, no se puede descartar nada. La muerte del fiscal Nisman nunca se pudo esclarecer. La Justicia, corrupta hasta la médula como el resto del sistema capitalista, es incapaz de llevar adelante una investigación que lleve a la verdad.
Y es que tanto el espionaje como los crímenes mafiosos siempre estuvieron a la orden del día en el capitalismo. En primer lugar, el Estado capitalista defiende las ganancias de los empresarios, los banqueros y los terratenientes, y por otra parte los diferentes gobiernos y sectores políticos representan a diferentes patronales, que no guardan ningún reparo en espiarse entre ellos o perseguir a sus competidores.
Pero la razón más importante por la que recurren a estos métodos es para mantener a raya a las organizaciones obreras y populares que representan una amenaza a su dominio. Así recurren no sólo a la represión policial sino, por ejemplo, a la utilización de patotas de la burocracia sindical como la que asesinó a Mariano Ferreyra.
Basta de espionaje e impunidad
Aún si Macri y sus socios llegaran a ser condenados por esto, la AFI seguirá existiendo. Los trabajadores seguiremos siendo espiados y reprimidos. No podemos dejar de mencionar que fue bajo el gobierno de Cristina que se espió a luchadores populares mediante el Proyecto X.
Por eso es necesario exigir la disolución de la AFI, el desmantelamiento de todos los servicios de inteligencia, y abrir sus archivos. Tampoco podemos confiar en la Justicia, que está embarrada hasta el cuello de ésta metodología gangsteril. Ni siquiera los archivos de la última Dictadura Militar se encuentran desclasificados
Si queremos llegar a la verdad sobre el espionaje, sobre la corrupción y todos los crímenes de este sistema, los trabajadores tenemos que tomarlo en nuestras manos, eligiendo mediante nuestras organizaciones una comisión formada por personalidades intachables, como Norita Cortiñas, y organismos de Derechos Humanos.
CUANDO EL “ACUSADOR” ES ACUSADO
No podemos dejar de hacer mención a la denuncia que hace el periodista Majul ante su señalamiento en la causa por espionaje. Junto a periodistas “amigos” como Lanata, han lanzado una campaña denunciando persecusión política y censura contra ellos. Una guerra mediática se desató. Cada medio priorizaba las noticias sobre uno u otro crimen según su afinidad política.
Llama la atención que quienes se han explayado en sus programas para demonizar y perseguir a luchadores como Sebastián Romero, sin darles ningún derecho a replica, han cuestionado y denostado casi todo reclamo popular.
No podemos calificar de censura y persecusión que se investigue a estos personajes nefastos por su rol en el aparato represivo. En un próximo artículo desarrollaremos con más profundidad sobre la libertad de prensa.
16 de Julio de 2020.-