Al cierre de esta edición los trabajadores y el pueblo brasileño ocupan la capital exigiendo la renuncia del presidente Temer y la caída de las reformas antiobreras que se vienen aplicando en dicho país. El gobierno responde con una dura represión y la declaración de estado de sitio, tratando vanamente de detener la movilización y acallar los reclamos. Partiendo de la urgente solidaridad para con los trabajadores brasileños, y más allá de las diferencias en los ritmos de la situación, es necesario analizar lo que está sucediendo en el país vecino como un espejo de lo que está por venir, porque es en las grandes crisis donde se ponen a prueba las estrategias políticas de las distintas organizaciones para buscar una salida en favor de los trabajadores.
¿Por qué debe importarnos lo que pasa en Brasil?
En primer lugar, hay que señalar que siendo uno de los principales socios comerciales del país, el derrumbe de la bolsa y el retroceso económico en Brasil va a provocar otra caída en la compra de productos argentinos de dicho país, y mayor inestabilidad en la bolsa y los mercados para toda la región con sus lógicas consecuencias.
Pero no es a ese “contagio” a lo que realmente le temen. Sino al ejemplo de lucha y resistencia a los planes de ajuste que la clase obrera brasileña está poniendo sobre el tapete.
Porque el plan de reformas antiobreras (ataque a convenios, reformas jubilatorias, rebajas salariales, recortes de los servicios sociales, de las libertades democráticas, etc.) que Temer está tratando de implementar es similar al de Macri aquí.
Y también es similar la ubicación de los diversos actores políticos. Porque si aquí Macri gobierna gracias a que la oposición (FPV, Massa, etc) le vota todas las leyes para hacerlo, allí en Brasil es el propio PT de Dilma y Lula quien juega el rol de darle estos instrumentos para el ajuste en nombre de “la gobernabilidad”. Existe la misma corrupción generalizada y mafia judicial que siempre termina defendiendo a los más poderosos, la misma oposición de “discurso” para que siempre seamos los trabajadores los que paguemos la cuenta.
En ese sentido, la caída de Temer a través de las movilizaciones sería un enorme triunfo de la clase obrera brasileña, pero también fortalecería la batalla de todos los trabajadores del continente contra los planes imperialistas. Por eso no hay tarea más importante que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que esta victoria se concrete.
Un ascenso obrero y popular que se extiende por el continente
Los vientos de lucha contra los planes de ajuste y represión soplan por toda América Latina. Sin dudas, hoy Brasil ocupa el centro de la escena con un gobierno cada vez más acorralado. Ante la provocadora negativa del presidente a renunciar y la represión en Brasilia, las entidades sindicales deben convocar ya una nueva Huelga General por 48hs, como plantean la CSP Conlutas y nuestro partido hermano el PSTU de Brasil.
Esta realidad ha sepultado a quienes desde las distintas vertientes de la izquierda y el campo popular sostenían que con la llegada de Trump, Temer, Macri, etc. al poder se iniciaba una “onda conservadora” y un giro reaccionario en la situación política.
Lo concreto es que cada vez hay mayor resistencia a la aplicación de los planes, con luchas más agudas que cuestionan a los gobernantes y a quienes los sostienen con distintos argumentos. Las masas brasileñas fueron quienes derrumbaron al gobierno de Dilma y son quienes han puesto contra las cuerdas a Temer.
Dos estrategias para salir de la crisis
Pero además de la necesidad de unir las luchas de todos los sectores contra el gobierno y su plan, es muy importante discutir las estrategias con que intervenimos los revolucionarios para dar una salida a nuestro favor.
Hoy en Brasil están quienes ante la crisis presentan la salida electoral como estrategia. Allí se encuentran el PT, PSOL, PC que con distintos argumentos participan de todas las acciones pero al servicio de la postulación de “Lula 2018” y la vuelta del PT. O quienes defienden con argumentos similares un gobierno del PSOL, siempre a través de las elecciones, que va a repetir la frustrada experiencia de Syriza en Grecia, que no ha hecho otra cosa que profundizar la entrega de dicho país con un discurso de “izquierda”.
Del otro lado están aquellos que, como los militantes del PSTU y la LIT defendieron en su momento el Fuera Dilma, Fuera Temer, Fuera Todos. Del otro lado “están aquellos que no apoyaron el gobierno burgués y corrupto de Dilma. Los que decían que el “impeachment” no era solución porque la alternativa sería poner a Temer por la vía indirecta, cambiar seis por media docena. Pero que estaban a favor de su caída por el movimiento de masas. Los que no se aliaron a ninguno de los dos bloques burgueses y corruptos del PT o del PMDB-PSDB. Los que decían que Temer era un gobierno débil que podía ser derribado y fueron los primeros en defender una Huelga General para eso. Y polemizaron con la izquierda reformista y centrista que afirmaba que una Huelga General en el Brasil era imposible porque existía una “ola reaccionaria”. Están aquellos que fueron vanguardia en la organización de la Huelga General del 28 de abril, la mayor de su historia, desmintiendo en la práctica a los decían que era “imposible”. Y que ahora siguen defendiendo “prisión y confiscación de los bienes de todos los corruptos”, sean ellos Aécio, Temer o Lula.”(Ver más en www.litci.org)
De ese lado, estamos quienes apostamos a la movilización de las masas, a la organización de los comités de base, a la Huelga General para ir construyendo otro poder, otra estrategia. Porque no podemos esperar nada bueno de este Congreso y de esta justicia corrupta y cómplice de los poderosos. Estamos los que queremos que la caída de Temer se dé por la movilización de las masas, con la más amplia unidad de acción, pero para construir el poder de los trabajadores.
De cara a lo que viene, estas conclusiones pueden resultar muy útiles para navegar en las futuras tormentas que se aproximan, porque es necesario luchar para tirar a Temer, Macri y a todos sus planes, pero sin caer en la trampa de quienes quieren “volver”con recetas igualmente ajustadoras que ya rechazamos.