Con la caída del precio del barril del petróleo a la mitad en pocos meses, se ha desatado un brutal ataque a los trabajadores petroleros en todo el mundo, con interrupción de la producción en miles de yacimientos y decenas de miles de despidos. En la Argentina, el Gobierno kirchnerista, las gobernaciones de las provincias productoras y las empresas multinacionales tienen el mismo objetivo: que la crisis petrolera la paguen los obreros. Por eso han citado a los distintos sindicatos que actúan en el sector a una “ronda de negociaciones”.
El Gobierno dice que se trata de “enchalecar” la crisis. Pero la realidad es que, mientras subsidia el precio del barril para favorecer a las grandes operadoras extranjeras -como Chevron, PAE-British Petróleum, Shell, etc.- y a las empresas de servicios que hacen la perforación y extracción en los pozos, se busca imponer a los trabajadores todo tipo de recortes de sus conquistas, jubilaciones forzadas y “retiros voluntarios”.
Publicamos aquí tramos de un extenso reportaje a Daniel Ruiz, delegado de la empresa SP de Chubut, y miembro de la lista Verde -que agrupa a delegados combativos- y miembro del PSTU de Comodoro Rivadavia.
AS: ¿Qué está sucediendo con el ajuste en el sector petrolero?
Daniel Ruiz: Bajó el precio del barril de petróleo a nivel mundial, que cayó de 100 dólares a entre 48 y 50 dólares en los últimos meses. Algunos dicen que va a bajar a 30 dólares y otros que se va a estabilizar en 60. Esto se debe a una pelea entre Estados Unidos, Arabia Saudita y un sector de otros países exportadores de petróleo que son parte de la OPEP (Organización de los Países Exportadores de Petróleo). Para dar una idea de lo que provoca esta pelea, en Estados Unidos, de 2000 equipos que había operando ahora bajó a alrededor de 1000. O sea que el 50% de la industria petrolera en Estados Unidos está paralizada. Schlumberger, una de las mayores empresas, ha despedido 9.000 trabajadores. Y la recomendación que hacen a las empresas de servicios en Estados Unidos es despedir al 20% de su personal.
Eso afecta a la Argentina y a las empresas del sector. El país produce menos petróleo del que usa, no se auto-abastece y tiene que importar. Por un lado la baja del precio del barril abarata las importaciones al país. En el presupuesto de 2014 estaba previsto gastar 10.000 millones de dólares en importación de petróleo. Con la baja del precio del barril a la mitad, el gobierno se ahorraría 5000 millones de dólares.
Pero por el otro lado, la baja del precio del barril lleva a las empresas que producen en el país –y que una gran parte exportan– a querer bajar la producción. Para que las empresas no bajen la producción, hoy el estado nacional está subvencionando el valor interno del barril por encima del valor internacional.
Y hay una pelea entre las propias petroleras por esas subvenciones. Las empresas que exportan, sobre todo Panamerican Energy (PAE) y Techpetrol, se enfrentan con YPF-Chevron que centra todo en el consumo interno.
El barril en Neuquén está subvencionado a 80 dólares, lo que significa que el principal beneficiado es Chevron con el que el gobierno tiene un pacto. En cambio, el barril está subvencionado a 70 dólares en Cuyo y Salta. Y en el Golfo de San Jorge de Chubut y Santa Cruz, el barril está en 55 dólares. Justamente es de la cuenca de San Jorge desde donde más se exporta.
Pero también hay un montón de conflictos internos entre las provincias productoras de petróleo y las operadoras. Desde que Ménem privatizó el petróleo, las reservas están en manos de las provincias.
El gobierno dice: hay que “enchalecar” la crisis porque a nivel internacional se despide trabajadores. Nosotros queremos mantener los 130 equipos perforadores funcionando en la Argentina; para eso el estado subvenciona y da otras medidas de estímulo para que el impacto de la crisis no sea tan grande; las provincias pierden regalías (los impuestos que se cobran a las empresas); las operadoras y las empresas de servicios pierden un margen de ganancias y… los trabajadores tienen que poner de su parte.
Y eso significa imponer el ajuste a los trabajadores, imponer condiciones de trabajo que antes de la crisis no se podían imponer por una relación de fuerzas conquistada con luchas. Tratan de hacer lo mismo que se hizo en la industria automotriz contra los trabajadores con la baja de las ventas y la producción. Aprovechan el momento de crisis para imponer nuevas condiciones y ritmos de trabajo, cambios en las dotaciones de personal… Antes de la crisis, producto de que había mucha demanda las petroleras le decían a mucha gente en edad de jubilarse que no se jubilen porque necesitaban mano de obra capacitada y con experiencia. Ahora quieren jubilar esa gente sin reemplazarla. Plantean retiros voluntarios, control de ausentismo. Quieren reglamentar la acumulación de francos y días de vacaciones. Quieren que los días de huelga dejen de ser pagados, cuando históricamente se pagaron. Quieren que adicionales como el de torre, el plus de trabajo en altura, se pierdan si uno se enferma.
Entonces llamaron a los sindicatos a reunirse con el gobierno y las empresas en cuatro comisiones: de jubilados, de vacaciones y francos, de ausentismo y de retiro voluntario. Y para acordar pusieron como fecha límite el 10 de febrero. Algunas cosas se han logrado frenar y otras se están negociando. El sindicato de Chubut no avala y no integra la comisión de “retiro voluntario”. La operadora PAE, que tiene el mayor yacimiento del país, Cerro Dragón, extorsiona y dice “vamos a dejar 3000 personas en la calle”. Y eso sucede con la mayoría de las empresas en Chubut, que exportan. Y por eso el gremio de Chubut es el que está en peores condiciones y el que encabeza muchos de los reclamos. Y plantea una serie de medidas, que son todas para paliar la crisis. Pero la salida de fondo es otra.
Nosotros conocimos dos bajas de precios en las últimas décadas. Una fue en 1998, cuando el barril bajó a 8 dólares y hubo miles de despidos. Los despedidos se unieron a gran cantidad de desocupados y esto generó un movimiento que peleaba por trabajo genuino. Otra crisis fue en el 2008, cuando el estado nacional, las provincias y las empresas subvencionaban el 80 por ciento del salario a los trabajadores estando en la casa. Esto es similar a lo que sucede hoy con las automotrices. Pero los equipos de perforación estaban en las bases de las empresas, no estaban en los yacimientos. Pero cuando se superó la crisis hubo compañeros que tardaron hasta dos años en recuperar el trabajo y el salario. Los compañeros no quieren ninguna de las dos cosas.
En cuanto a los jubilados, hay un acuerdo de que se le pagan 13 sueldos casi completos al momento del retiro. En Chubut estamos hablando de casi 1000 compañeros a jubilar, con más de 55 años de edad y más de 25 años de servicio. Las empresas dicen que no serían reemplazados. Y el gremio plantea que somos 12.000 afiliados y tiene que haber 12.000 afiliados.
Las empresas también plantean retiros voluntarios. Dicen que hay mucho ausentismo y que a mucha gente la podrían echar. Pero en vez de echarlos a esos trabajadores les ofrecerían el retiro voluntario. El gremio no avala ni los criterios de las empresas sobre el ausentismo ni los retiros voluntarios. No se acepta que se considere en el ausentismo a los compañeros que faltan por accidentes o enfermedad. Además nosotros estamos alejados de la familia 15 horas por día, seis días a la semana. Y trabajamos a la intemperie, con condiciones brutales. Por eso es una industria con muchos accidentes.
AS: ¿A nivel nacional hay una posición unificada de todos los sindicatos?
DR: No. Aunque ninguna de las conducciones sindicales rechaza globalmente el ajuste. Entre los dirigentes de los sindicatos hay incluso distintas posturas políticas. Jorge “Loma” Ávila de Chubut está vinculado con el kirchnerismo y con el gobernador Buzzi; en cambio Pereyra de Neuquén, que es el segundo de la CGT que encabeza Moyano, está vinculado con Massa y con Sapag en la provincia. Y también hay diferencias de cómo responder a la crisis. Cuando fue la crisis del 2008 el sindicato de Neuquén avaló un montón de despidos, pérdida de conquistas salariales. En Chubut por el momento eso no se acepta. Hubo reuniones en diciembre y enero en el ministerio de Economía. El objetivo del gobierno: lograr un acta de “paz social”. Los sindicatos de Chubut y Santa Cruz pusieron como condición para firmar el acta que el convenio colectivo siga vigente. Y las operadoras y las empresas de servicios planteen cambiar las dotaciones, cambiar las condiciones de trabajo. No hay condiciones para ninguna paz social.
AS: La lista Verde es un agrupamiento de delegados combativos de Chubut. ¿Qué plantea la Verde frente al ajuste?
DR: Los únicos que somos solidarios en la crisis somos los trabajadores. El estado, las provincias, las empresas nunca son solidarios con nosotros. Cuando el barril estaba a 100 dólares a ningún trabajador le llegó un bono por las ganancias extras que tenían las empresas. Ni el estado, ni las provincias, ni las empresas dijeron: “Muchachos, vamos a hacer un hospital como la gente”.
Desde que se expropió a Repsol en YPF, en Chubut produjimos 8.000 millones de dólares. Es record. Y esa es la plata que se le paga a Repsol. Pero nunca el estado nacional, ni la provincia dijeron vamos a usar esa plata para hacer un acueducto, porque falta agua en Chubut.
Ellos dicen “enchalecar la crisis” pero nos están enchalecando a los obreros para salvar a Chevron. Porque al subvencionar el barril a 80 dólares en Neuquén lo que hacen es salvar a Chevron. Eso no está al servicio del pueblo sino al servicio de una empresa multinacional yanqui.
Nosotros decimos que la crisis abarca a todo el mundo del petróleo y toda la industria está cayendo. Así como el gobierno y las empresas discuten cuestiones que antes no se discutían, es el momento que los trabajadores discutamos las cosas que antes no se discutían. En la asamblea que hicimos en nuestro gremio no planteamos que hay que “enchalecar la crisis”. Porque eso significaría decir: ajustémonos.
Nosotros planteamos el peor escenario. El escenario de que el barril baje a 20 dólares.
El petróleo es una necesidad del Estado nacional, de todo el pueblo. Toda la gente necesita nafta. Toda la gente necesita gas. Por lo tanto no es una cuestión de mercado, sino una necesidad del pueblo. Entonces, es hora de que todo el petróleo sea del Estado. Entonces ahí no va a haber crisis. Las necesidades del pueblo están por encima de las necesidades de Chevron o de PAE que ni siquiera son argentinas.
Al mismo tiempo decimos que se tiene que mantener el mismo convenio petrolero. ¿Quieren discutir condiciones de trabajo? ¿Dicen que hay mucho ausentismo? Entonces discutamos que estamos en una industria que genera un montón de accidentes. Que trabajamos seis días por semana 15 horas alejados de nuestras familias. Y eso también genera que la gente quiera quedarse un día más con la familia.
Si jubilan a mil compañeros en Chubut y especialmente en Comodoro Rivadavia, no hablemos ya de despidos, eso va a significar una baja del consumo, va a afectar a los comerciantes, a todo el pueblo. Entonces hay que discutir cómo se cubren esos puestos de trabajo.
Nosotros ganamos todas nuestras conquistas con lucha. Y no las vamos a perder en una negociación. Y si hay que defenderlas, se defenderán con lucha. Porque las empresas quieren imponernos lo que antes no pudieron, aprovechando la crisis que ellos mismos provocaron a nivel mundial.
¿Frente a este ataque del gobierno y las empresas a nivel nacional, ustedes tienen alguna manera de llevar este planteo a todos los petroleros del país?
Al estar nuestro sindicato separado de la Federación no tenemos manera de llegar a todo el país. Nosotros trabajamos con compañeros de Santa Cruz porque estamos cerca. Esto viene desde los tiempos de Ménem. Al tener cada provincia la potestad del petróleo, el sindicato de cada provincia pelea por lo suyo.
Se hizo un plenario patagónico en Chubut con miras a crear una federación que al final quedó en la nada. Hoy es una necesidad de los trabajadores petroleros lograr alguna forma de coordinación de todos los trabajadores que están en los yacimientos, hay gente que está en otros gremios como la construcción (UOCRA) o petroleros del estado (SUPEH). Habría que ir trabajando para crear una nueva organización de los trabajadores petroleros con un convenio superador. Los compañeros que están en refinerías cobran mucho menos que nosotros.
Así como hubo un plenario petrolero patagónico tendría que haber un Encuentro Nacional, para discutir cuál es la salida. Nosotros como lista Verde insistimos en que el petróleo tiene que ser del estado nacional bajo control de los trabajadores y que tiene que haber una reparación histórica para los pueblos por el saqueo que venimos sufriendo desde hace 100 años. Y eso tiene que incorporar todas las reivindicaciones, no sólo de los trabajadores. Incluyendo, salud, educación, vivienda.