Las intenciones del Gobierno quedaron expresadas en dos decisiones estos últimos días. La disolución del Ministerio de Educación y la quita de presupuesto destinado a educación, desarrollo social y ciencia, para pasar a engordar el presupuesto del todavía Ministerio de Seguridad. Plata hay, para el FMI, para que vengan Trump y el G20 en diciembre y para más palos. O para el millón de pesos que piden por la cabeza de Sebastián Romero, perseguido político por defender a los jubilados en diciembre.
Pero no hay dinero para las paritarias docentes, para presupuesto educativo, becas, viandas, edificios en condiciones e inversión en investigación y ciencia.
Para la juventud del PSTU, la tarea es clara. Si queremos defender la educación pública, debemos enfrentarnos de lleno al Gobierno de Macri, para derrotarlo, sacar al FMI y garantizar junto a los trabajadores una verdadera educación pública, gratuita, laica y científica.
Las tomas se multiplican, estamos demostrando que no necesitamos rectores afines a los gobiernos, que no necesitamos planes de estudio bajados de los organismos internacionales, que estudiantes y docentes junto al pueblo podemos organizar nuestros planes y garantizar el normal funcionamiento de las clases públicas.
Pero el gobierno ya demostró sus intenciones. Y los medios afines continúan ignorando la rebelión educativa que tiene decenas de facultades tomadas y cursadas en las calles. Por eso es preciso llevar hasta el final esta batalla. No ganamos si no echamos a Macri. Nada bueno va a venir de este gobierno de empresarios especuladores.
Es preciso unificar junto a los trabajadores que quieren sacar a Macri para que triunfen sus luchas. Junto a los estatales, junto al Astillero Río Santiago. El 25 de septiembre tenemos que garantizar un paro activo de 36 horas. Y desde cada lugar de estudio prepararnos para tomar el Ministerio de Educación hasta lograr todas nuestras reivindicaciones.