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La histórica huelga de Matarazzo

Entrevistamos al Turco, antiguo militante de nuestra corriente

“Entré a trabajar a Matarazzo justo antes del regreso de Perón a la Argentina, en el gobierno de Cámpora. Era una fábrica atrasada en principio, mucho chusmerio, mucho alcahuete, pero con el tiempo se fue organizando.
Lo que quería la gente era aumento de sueldo, había bastante trabajo y estaba el gobierno de Perón que había puesto el Pacto Social, como el que quieren aplicar ahora. Había precio fijo de las cosas, pero la plata no alcanzaba. Me acuerdo que nosotros desde el partido hacíamos campaña contra el Pacto Social y la gente la verdad mucha bola no nos daba, pero cuando empezamos a pedir aumento y a hacer medidas de fuerza vino la empresa y puso carteles de que por el Pacto Social no podía dar aumento de sueldo. Se armó un lío bárbaro, enseguida todo el mundo puteaba contra el Pacto.

Antes de la toma de fábrica se hizo un kite de colaboración muy importante. Nosotros planteamos que a igual trabajo igual salario, es más, las compañeras eran las más rápidas embolsando fideos y les pagaban menos, eso hizo que pegaran un salto impresionante en la lucha.
Entonces se laburaba todo el día, pero con producción cero. Eso hizo que la patronal diga basta, aparte como quería subir el precio de los fideos tampoco estaba muy interesada en sacar la producción.
Entonces aprovechó eso para echar a los activistas, incluso a los delegados, 32 eran. Ya antes había habido una huelga por reincorporación porque me habían echado a mí y a otros compañeros y nos habían reincorporado. Eso fue lo que llevó a la toma.
En realidad, no es que nosotros queríamos tomar la fábrica y tomarlos de rehenes a los dueños de la fábrica, pero no nos quedó otra alternativa. No podíamos parar porque la empresa no estaba apurada en sacar el trabajo. Si tomábamos había que tener rehenes como forma de defensa de la policía, porque ya había habido una toma como la de fábrica de zapatillas Panam que no tomaron rehenes y con la policía de Perón, que ya estaba en el gobierno, los re cagaron a palos.

Entonces nosotros decidimos hacer una toma de fábricas con rehenes. La organizamos clandestinamente con el activismo, tomamos la fábrica y ahí hicimos asamblea y se plegaron todos los compañeros, incluso los empleados que nunca habían estado del lado del laburante aunque eran asalariados. De rehenes había como 7 u 8 Matarazzo, dueños de la firma.
Estuvimos todo el dia ahí, se puso a uno de los dueños de la fábrica en una cornisa. Vino el juez y nos intimaron a levantar la toma. Nos daban 15 minutos, les pedimos 45 para hacer una asamblea y ahí la asamblea resolvió resistir si había represión. A uno de los dueños más viejos lo sacamos de donde lo teníamos encerrado para negociar con la policía.
Al ver al hijo ahí medio colgado en la cornisa y con todas las puertas bloquedas con paquetes y con gasolina, entro en negociación y ese mismo dia se firmó un acta de que nos iban a dar el mismo aumento que les dieran del precio del fideo.
Entonces el lunes fuimos a trabajar y la fábrica estaba cerrada por la denuncia que hizo la patronal y había que presentarse en la comisaría, varios compañeros fueron y los detuvieron así que estuvimos de huelga como un mes mas hasta que los liberaron a todos y recién allí se llegó a un acuerdo.

En el mismo marco de esa huelga de 30 días al partido le reventaron el local en Pacheco, y mataron al Indio Fernández. Empezaban a funcionar la triple A. El mismo día que volvimos a trabajar había compañeros activistas que habían arreglado porque tenían miedo de que los hagan boleta.
Durante un tiempo se resistió eso, es más a mí y a otros compañeros de otras fábricas el partido nos llevaba en los vehículos que teníamos para protegernos, pero se ponía muy complicado.
Al tiempo me echaron de Matarazzo. Caí preso, estuve 15 días preso en la comisaría de Villa Martelli por una movilización de una fábrica, en realidad me habían agarrado con bonos de la campaña financiera del partido y me metieron en cana, ahí aprovecho la patronal para echarme y cuando salí, si bien todavía no había derrota, no había buen ambiente para salir a pelear por la reincorporación.