Un ejemplo que tiene más vigencia que nunca
Toda lucha moderna nos obliga a nuevos métodos y a nuevos dirigentes. El estado capitalista en todas sus fases, en más de 200 años de enfrentamiento entre las clases, ha aprendido a desviar y contener los embates de la clase trabajadora. Es hora de que nosotros aprendamos, para avanzar en el camino de la revolución social que termine con este sistema de explotación y opresión.
En 1929 se desató una gran crisis económica en Estados Unidos. La caída de la bolsa de valores provocó cientos de miles de despidos en las principales industrias de aquel país, los salarios se fueron achicando y con ello, una miseria creciente.
Las principales fuerzas políticas de ese momento que tenían un cierto peso en el movimiento obrero como por ejemplo el Partido Comunista (PC), el Partido Socialista (PS) o los anarco sindicalistas, poco pudieron incidir en tratar de cambiar el rumbo del desastre económico, que cayó sobre la espalda de las familias obreras.
Este proceso tuvo, por un lado, falta de orientación política de lucha concreta contra el capital. La pelea debe hacer que los empresarios se hagan cargo de los miles de desocupados que generan de manera coyuntural por la caída de la bolsa de valores o de manera crónica como parte sistemática de presión para rebajar salarios. Y prepararse para enfrentar la utilización de los sectores marginales para políticas fascistas, como las bandas de matones rompe huelgas.
Hay que tener claro que la principal central obrera de ese momento, la AFL (Federación Americana del Trabajo), era dirigida por una burocracia que representaba a los sectores más acomodados de los gremios. Mientras tanto, miles de obreros no tenían representación gremial, no estaban afiliados, se los consideraba “parias”. Y fue el motivo por el cual la desocupación y el hambre pasaron con fuerza, a pesar de algunas resistencias, entre 1929 y 1930.
Las organizaciones de desocupados
Ante la falta de respuesta gremial y política se originó en esos años un proceso de auto organización de trabajadores y trabajadoras desempleados. Ellos iniciaron varias luchas y movilizaciones pero como generalmente sucede, lejos de pelear por un pliego común entre ocupados y desocupados, que además organizara a los “parias” precarizados y sin voz, las organizaciones políticas (PC, PS) y político-sindicales (como IWW, Trabajadores Industriales del Mundo) con sus sindicatos afines, trataron con todas sus fuerzas de dividir y no coordinar, llevando cada uno agua para su molino. Llegaron incluso hasta tratar de crear sus propios sindicatos “rojos” o “combativos”, sus propias coordinaciones que eran un apéndice de sus partidos políticos. Esa política nefasta impidió avanzar en la unidad y lucha contra el Estado y empresas y a su vez, dejarle las manos libres a la central sindical burocrática AFL, ya que ni se le exigía ni se auto convocaban.
La pequeña organización trotskista de la oposición de izquierda, liderada por James Cannon, polemizó duramente contra las líneas políticas y las direcciones. Lo tildaron de sectario, que no entendía a las masas, pero sobre la discusión pública entre los trotskistas de la LCA (Liga Comunista de América) con los dirigentes políticos y sindicales, partió el programa para los sindicatos de la Tercera Internacional que planteaba la formación de comités de lucha, la acción directa, el tema del arbitraje obligatorio y que cada huelga es un ensayo de la insurrección.
Esta polémica pública no se limitó a intervenciones en plenarios y asambleas obreras sino que los trotskistas, por casi 5 años, imprimieron miles de volantes y en su prensa semanal trataron de convencer a la vanguardia de su política en contra de los demás dirigentes. Primero lo hicieron casi en soledad, pero con los años un sector de la vanguardia fue tomando sus ideas y su dirección.
Es muy importante tener en cuenta estos elementos ya que fueron fundamentales para la superación de las luchas obreras en la modernidad.
Un breve repunte económico
A partir de 1933 y 1934 se dio un aire económico que posibilitó el ingreso de miles de trabajadores desocupados. Muchos que fueron parte de las organizaciones que lucharon y hasta hicieron ollas populares, volvieron a trabajar; algunos lo hicieron con algo de vergüenza de su pasado como activista de desocupados. Pero al afianzarse en las fábricas fueron tomando la confianza en sus propias fuerzas, generando así una serie de luchas y reclamos: entre ellos podemos citar la huelga de los maleteros de Nueva York, los mineros de carbón, trabajadores de las fábricas de agujas y especialmente la huelga de Toledo de AutoLite que combinó el reclamo salarial de los trabajadores y la creación de miles de puestos de trabajo, incorporando a integrantes de las organizaciones de desocupados. Esa huelga con piquetes masivos, enfrentamientos y la victoria que significó el aumento de salario y 1500 nuevos puestos de trabajo dio bases para la lucha de Minneapolis.
La huelga de los camioneros de Minneapolis
En febrero de 1934 la sección local 574 del sindicato de camioneros, que tenía muy pocos afiliados, solicita a los trotskistas de la LCA que los ayuden a organizar a los trabajadores y para exigir aumento salarial y otros reclamos. Los llaman porque durante mucho tiempo la LCA instaba a organizarse de otra manera y planteaba nuevos métodos como los comités de lucha; después de mucha propaganda sobre la clase obrera y la vanguardia los llamaron a ver “qué tan buenos eran”. El proceso fue descripto por James Cannon, quien da el contexto y la política revolucionaria para la clase obrera. Hubo dos momentos: una primera huelga con triunfo parcial y la segunda, de 5 semanas, que puso sobre la mesa en la práctica las ideas teóricas en pugna (la leninista de la LCA versus las del PC, PS, los centristas y la burocracia)
Sobre las conciliaciones obligatorias y los ministerios
«La política de la lucha de clases guiaba a nuestros camaradas, no podían ser decepcionados y maniobrados, como lo eran muchos otros dirigentes de huelgas de aquel período, por ese mecanismo de sabotaje y destrucción conocido como National Labor Board (Ministerio de Trabajo) y todos sus escalones auxiliares. No ponían ninguna confianza en el Ministerio de Trabajo de Roosevelt; no eran engañados por ninguna idea de que Roosevelt, el presidente liberal «amigo de los trabajadores», iría a ayudar a los camioneros en Minneapolis para que ganen unos pocos centavos más por hora. No eran seducidos ni aún por el hecho de que había en ese tiempo en Minnesota un gobernador que era un trabajador agrícola, que presumía estar del lado de los obreros.» 1
Preparar cada huelga hasta el último detalle sobre todo la autodefensa
«Nuestra gente tenía un «Comisariato» preparado. No esperaron hasta que los huelguistas estuvieran hambrientos. Lo habían organizado previamente en preparación de la huelga. Establecieron un hospital de emergencia en un garage -los cuarteles de la huelga estaban en garages- con su propio doctor y sus propias enfermeras aún antes de que explotara la huelga. ¿Por qué? Porque ellos sabían que los patrones, sus matones, asesinos y diputados intentarían en este caso, como cualquier otro, quebrar la huelga. Estaban preparados para cuidar de su propia gente y no dejarlos llevar, si fueran heridos, al hospital de la ciudad y después puestos bajo arresto y sacarlos de circulación. Cuando un trabajador era herido en un piquete, lo llevaban a sus propios cuarteles y lo curaban allí”
“Ellos tomaron el ejemplo de Progressive Miners of America (Mineros Progresistas de Estados Unidos) y organizaron un Auxilio de Mujeres para crearles problemas a los patrones. Y les cuento que las mujeres crearon un montón de problemas, corriendo alrededor, protestando y escandalizando a los patrones y a las autoridades de la ciudad, que es una de las más importantes armas políticas. La dirección de la huelga organizó piquetes sobre una base de masas. El asunto de seleccionar o contratar a unas pocas personas, una o dos, para observar, contar y reportar cuántos carneros han sido contratados, no camina en una lucha real. Ellos enviaban un piquete para evitar que entraran los carneros. Yo mencioné que tenían sus propios cuarteles en un garaje. Esto era porque los piquetes fueron puestos sobre ruedas. No sólo organizaban los piquetes, sino que movilizaron una flota de autos. Cada trabajador en huelga, simpatizante, y sindicalista de la ciudad, era llamado a donar su auto o camión. Así, el comité de huelga tenía una flota entera a su disposición. Escuadras voladoras de piquetes sobre ruedas estaban estacionadas en puntos estratégicos en toda la ciudad.
Cada vez que llegaba un reporte de que se movía un camión, o de algún intento de mover camiones, el «despachador» llamaba por altoparlante en el garaje a tantos autos, cargados con piqueteadores, como fueran necesarios para ir allí y darles a los operadores «carneros» una discusión.»
Final de la huelga de 5 semanas
“La gran huelga llegó a su fin después de cinco semanas de dura lucha durante las cuales no hubo ni una hora libre de tensión y peligro. Dos trabajadores fueron asesinados en aquella huelga, injurias, disparos, golpes en los piquetes en la batalla por mantener los camiones quietos sin los conductores del sindicato. Una gran cantidad de dificultades, de presiones de todo tipo fueron soportadas, pero el sindicato finalmente salió victorioso, firmemente establecido, construido sobre bases sólidas como resultado de esas luchas. Pensamos y lo escribimos más tarde, que esa fue una gloriosa reivindicación del trotskismo en el movimiento de masas.”
1JAMES P. CANNON (1942) Historia del Trotskismo Norteamericano
Contribuciones del trotskismo a la huelga de Minneapolis
- A) El trotskismo hizo su contribución a la organización y a los preparativos de la huelga hasta el último detalle
- B) La militancia tenía como principio el clasismo; no como una reacción subjetiva -esto se ve en todas las huelgas – sino como una política deliberada basada en la teoría de la lucha de clases, de que no se puede ganar nada de parte de la patronal a menos que se tenga la voluntad de pelear por ello y la fuerza para tomarlo.
- C) La más interesante y quizás la más decisiva- fue que enfrentamos a los mediadores del gobierno en su propio terreno, una de las cosas más patéticas de aquel período era ver cómo en una huelga tras otra, los trabajadores eran maniobrados y cortados en pedacitos y sus huelgas quebradas por los «amigos de los obreros» en el disfraz de mediadores federales.
«ellos eran de hecho el ala más moderada y razonable del sindicato, y que si daban un paso por fuera de la línea serían reemplazados en el comité de negociaciones por otros. Ese era un problema para los carniceros de huelgas que habían venido a Minneapolis con sus cuchillos para ovejas desprevenidas. Ellos no eran nada más que los agentes del gobierno de Washington, que de conjunto es el agente de la clase patronal como un todo»
- D) La experiencia política colectiva de nuestro movimiento fue muy útil en tratar con los mediadores federales. A diferencia de los estúpidos sectarios, nosotros no los ignoramos. A veces iniciamos la discusión. Pero no les permitimos que nos usaran, y no confiamos en ellos ni por un momento. Nuestra estrategia general en la huelga era pelearla, no regalar nada a nadie, mantenernos y peleada
- E) La publicación diaria del periódico de la huelga, el Daily Organizer (Organizador Diario). Por primera vez en la historia del movimiento obrero norteamericano, los huelguistas no eran dejados a merced de la prensa capitalista, no eran embriagados y aterrorizados por ella, no veían al monopolio capitalista de la prensa desorientar el sentimiento público. Los huelguistas de Minneápolis publicaban su propia prensa diaria que tenía una dirección trotskista. Esa dirección comprendía que la publicidad y la propaganda eran muy importantes, y que era algo muy poco conocido por los dirigentes sindicales. Es casi imposible transmitir el tremendo efecto que tuvo este periódico.