El Vaticano y el episcopado argentino anunciaron que culminaron el proceso de catalogación y digitalización de los archivos sobre la última dictadura cívico militar, que gobernó entre 1976 y 1983 en la Argentina, y que los pondrán a disposición de los familiares de las víctimas y la Justicia, no serán públicos… Les tomó sólo 34 años.
Desde que asumió Mauricio Macri a la presidencia, el Papa Francisco ha mostrado frente a los medios de comunicación, cierta distancia con el mandatario, dando a entender que el brutal plan económico que se está implementando, al Vaticano le cae mal, ya que empaña su imagen progre que ha sido impronta de este nuevo papado. Sin embargo, en un mensaje que subió a las redes sociales disculpándose con el pueblo argentino por no poder venir en lo que va del año y por no poder hacerlo tampoco en el transcurso del siguiente, Francisco llama a los argentinos a ponerse la patria al hombro y a que trabajen para crear la “cultura del encuentro”. Es así, como sella el destino de miles de fieles que confían en sus palabras, y es así como la Iglesia ha actuado siempre. Llama a confiar en este gobierno, y pide a los trabajadores que soporten las miserables condiciones de vida a las que nos empujan las políticas de ajuste, hambre y represión.
Es en ese mismo sentido, que se expresa el episcopado argentino al presentar la desclasificación de los archivos sobre la dictadura. Lo llaman “un servicio a la Patria, para la reconciliación de todos los argentinos”, y dicen que “se ha desarrollado teniendo como premisa el servicio a la verdad, a la justicia y a la paz, continuando con el diálogo abierto a la cultura del encuentro”. Esto no es de extrañar viniendo de una institución que claramente apoyó la dictadura, lo cual queda aun más en evidencia con lo que no podemos encontrar en los archivos desclasificados (1).
Nosotros no nos reconciliamos, no olvidamos, no perdonamos. No queremos que Estela de Carloto nos agradezca por una militancia sin violencia. Esos discursos, no nos representan a los trabajadores, ya que bajo un aparente halo de pacificación y de amorosidad, están impregnados de la lógica religiosa, según la cual debemos soportar nuestras penurias porque implica abnegación, modestia, humildad y adoctrinamiento a la ley de Dios. Y ocultan la verdadera fuente de nuestras miserias, la lógica capitalista por la cual unos pocos explotan y exprimen a unos muchos. Y si existiera un Dios que todo lo puede y todo lo sabe, amoroso y justo como nos lo venden, estaría un poco de acuerdo en que con los genocidas nada y con sus cómplices tampoco.
Bienvenidos los datos que puedan aportar la desclasificación de los archivos. Por nuestros desaparecidos, por nuestros hijos y nietos expropiados. Por justicia completa y cárcel efectiva a todos los dictadores y todos los que fueron partícipes necesarios del genocidio de una generación que aún late en nuestra sangre.
(1) Ver Sus propias palabras por Horacio Verbitsky Página /12 30/10/16