El último conflicto policial preocupó a todos los políticos del régimen y provocó una reacción (con la excusa de la manifestación frente a la Quinta de Olivos) de unidad en el repudio y la denuncia del carácter “golpista” de esa acción.
Todos sabían (excepto tal vez el Nuevo MAS, que compró la versión) que no había ningún “golpe” en curso. Pero no podían permitir el grave antecedente de la ruptura de la cadena de mandos que la rebeldía provocó. Hasta allí, todo normal.
En la izquierda trotskista, volvió a darse una polémica ya habitual.
El carácter del conflicto
Todo conflicto de este tipo en las fuerzas represivas, expresa diferenciaciones sociales en su interior. Los policías no son obreros, pero eso no significa que todos sean socialmente iguales. Están los comisarios y oficiales que tienen todos los privilegios (tanto legales como ilegales, producto de todos los vínculos con el delito, los jueces y los intendentes). Están los sectores medios, que recogen las migajas de esos privilegios. Y están los sectores rasos, que viven del sueldo y las “changas” (seguridad en el fútbol, espectáculos, etc.), muy recortadas en tiempos de pandemia.
No se trata de cuestiones ideológicas. Estamos seguros que si todos pudieran “currar” serían muy pocos los que no lo harían. Pero la realidad es la realidad: muchos de ellos no tienen vivienda, llegan mal a fin de mes, y sufren privaciones con sus familias. Eso es lo que provocó la protesta policial. En un contexto de una fuerza que sumó 42.000 agentes más las policías municipales (los “Pitufos”), sin ninguna formación y provenientes de los sectores más precarios de la sociedad, y de la destrucción social del 2000.
Intencionalmente se puso énfasis en algunos reclamos de impunidad –que existían y rechazamos- y en el carácter corrupto de algunos de los voceros. Eso existió, pero no fue lo que detonó el conflicto. Por eso, se levantó en cuanto el gobierno accedió a poner plata.
Infantilismo democratista versus posición revolucionaria
Nos adelantamos a presentarnos, para evitar confusionismo. Somos el PSTU. El partido que más duramente enfrentó al macrismo y su policía, que tiene presos y perseguidos por llamar a resistir la represión con lo que se tenga a mano. Y que lo dice con la boca y lo defiende con el cuerpo. La agrupación más perseguida por la Justicia y la policía del régimen en los últimos años. Nadie puede acusarnos de ser “tibios” ante el aparato represivo.
A partir de eso, rechazamos la política pacifista y adaptada al régimen de la mayoría de la izquierda–liderada por el PTS- ante estas situaciones. Todos estamos de acuerdo en la necesidad de desmantelar el aparato represivo, es una condición hacia una Revolución Socialista que derrote al capitalismo y lleve al poder a la clase obrera.
Pero decir que eso se logrará solo vociferando por la “disolución de la policía”, sin tener una política para dividir las fuerzas represivas, está mal. Solo es posible que la clase obrera pueda enfrentar y vencer la represión en su camino en la defensa de sus reivindicaciones primero, y en la lucha política por el poder luego, si aprende a enfrentarlos con la fuerza, a desarrollar la autodefensa contundente y efectiva de sus organizaciones y movilizaciones por un lado. Y por otro, a tener una política para dividirlas, romper su disciplina y moral, y neutralizar todo un sector del brazo armado del sistema capitalista.
No hay revolución en la historia que haya triunfado sin que las masas cumplan esta tarea, sea cual sea la forma en que esa revolución se haya desarrollado.
¿“Ultraizquierdismo” progresivo o centrismo regresivo?
¿Qué expresa esta posición? No es el ultraizquierdismo de jóvenes revolucionarios con poca o ninguna experiencia. No es un momento en la educación de sectores que pecan de “ultras”, y que luego avanzarán hacia posiciones revolucionarias más maduras. No es “centrismo” progresivo. Al contrario, es una involución de quienes se han educado en el marxismo revolucionario y que lo van abandonando, en la medida de sus “éxitos” en el terreno electoral, que los llevan a no defender el programa y la práctica revolucionaria, sino lo más atrayente para ganar simpatías y votos. Es “centrismo” regresivo.
Y para colmo, inconsecuente. Si la movida policial fue negativa, y perjudicial para la clase trabajadora, como definieron, si fue por la impunidad de los asesinos de Facundo Astudillo, ¿por qué se limitaron a comentarla? ¿No deberían haber exigido al Gobierno y al régimen la represión, la acción militar por ejemplo de la Gendarmería, para desarmar a quienes estaban actuando en contra de los intereses populares? O como mínimo, ¿no debieron llamar a los sindicatos, la CGT, a una medida de fuerza contra los policías? ¿Por qué no lo hicieron? Es una lógica de hierro. No estamos en elecciones, donde todo se dirime en las urnas, y mandan los slogans.
Para enfrentar al brazo armado del capital no alcanza con definir el objetivo, sino darse un “programa de transición” con las medidas y políticas que permitan avanzar hacia ese objetivo. Nuestra política de autoorganización, de comités, de sindicatos policiales de tropa sin oficiales, etc., es decir de ruptura del verticalismo, es la única que puede permitirnos dividirlas y, tal vez, triunfar.
Un giro antimorenista
En anteriores conflictos, la diferencia en la izquierda era muy definida. De un lado, los que reivindicamos una tradición trotskista ortodoxa, morenista, sosteníamos la posición leninista. Del otro, los partidos que nunca fueron o que rompieron con esa tradición (PO, PTS, NMAS).
Pero en este caso, vimos con asombro un giro tanto del MST como de Izquierda Socialista, que se han plegado a la concepción del PTS. La presión del FITU parece ser demasiado fuerte, y está adaptando cada día más al conjunto de los partidos a una posición pacifista y de ubicación como a la izquierda del régimen político.
Queremos que esta polémica ayude a retomar, al menos en estas agrupaciones, una posición trotskista y morenista.
PTS: CITA TRUCHA
El PTS justifica su política citando un texto inexistente de León Trotsky. En 2012, en una polémica con el PO[1], reproducía un material indicando que los policías no son trabajadores (lo que es correcto)[2]. Y renglón seguido, daba la posición del PTS sobre la política de sindicalización de la policía.
Sin embargo, varios años después, en 2017, el PTS reproduce como si fuera parte de la misma cita lo escrito por Trotsky y el texto propio[3], haciéndole decir al revolucionario ruso lo que jamás dijo. De esa cita se desprende que Trotsky sería contrario a la sindicalización policial. Nunca escribió eso.
Esta cita ha sido reproducida por muchos activistas y luchadores (entre ellos el PO Tendencia) que confiaron equivocadamente en la rigurosidad del PTS.
Es correcto defender una posición. Pero es preciso ser muy rigurosos en la reproducción de los textos de nuestros maestros. Esperamos que el PTS aclare esta confusión.
[1] https://www.pts.org.ar/Sobre-el-caracter-de-clase-de-la-policia-y-el-derecho-a-la-sindicalizacion.
[2] León Trotsky, “La lucha contra el fascismo en Alemania – ¿Y ahora?, Problemas vitales del proletariado alemán”, 25 de enero de 1932.
[3] https://www.laizquierdadiario.com/Mujeres-policias-feministas.