La Justicia funciona como uno de los eslabones esenciales en el adoctrinamiento de la conducta de las mujeres en el marco de una ideología machista dentro del sistema capitalista.
La pena o el castigo han sido ampliamente estudiado a lo largo de los siglos y ha dado como resultado diversas teorías sobre su sentido, aplicabilidad y principalmente sobre la función que cumple dentro de las sociedades. Para Durkheim el castigo es una institución social marcada por la moralidad y la solidaridad sociales. Debido a los fuertes lazos de la solidaridad moral, surge el castigo como resultado de la reafirmación y reforzamiento de esos mismos vínculos sociales. A través de la pena se muestra que la ley sigue siendo la misma, que no ha perdido su fuerza, su autoridad, a pesar del acto que la ha negado; reaccionando, con una energía proporcional a la energía del ataque que se ha sufrido. Por otro lado, Karl Marx y Friedrich Engels no elaboraron una teoría sobre el Derecho en general, ni del Derecho penal y sus instituciones en particular. Engels sostiene que…«Cuando las causas que desmoralizan al obrero ejercen una acción más intensa, más concentrada que la normal, el obrero se convierte en el delincuente, con la misma seguridad con que el agua, a los 100 grados C, bajo presión normal, pasa del estado líquido al estado gaseoso. Y el trato brutal y brutalizador que recibe de la burguesía hace de él un objeto tan pasivo como el agua, sometido a las leyes naturales con la misma imperiosa necesidad que ésta: al llegar a cierto punto, deja de actuar en él toda libertad [1982, 391]. »
“Marx y Engels entienden que el conflicto tiene lugar entre clases sociales y que la lucha entre ellas decide los procesos de cambio estructural de un modo de producción hacia otro. Al partir del supuesto de que la realidad, aunque socialmente constituida, es objetiva, ambos autores interpretan que la sociedad es supraindividual, externa y coactiva, e importa individuos que interactúan en una esfera de producción material, es decir, en un escenario de trabajo humano. Por su parte, su concepción del hombre es anti-individualista. Éste es concebido desde sus raíces y condicionamientos históricos y sociales, inmerso en relaciones de producción concretas y preexistentes, y de ningún modo como un ser aislado o una abstracción filosófica al estilo del pensamiento de los siglos xvii y xviii. En su relación con la sociedad, postulan que el individuo la crea y que, al hacerlo, se autocrea, en una dinámica que se enmarca en el proceso de producción material. Ahora bien, esta noción dista de ser voluntarista, ya que insisten en que la acción humana es acción condicionada por la estructura de clase y las relaciones de producción particulares. Las formas sociales que resultan de la participación humana en estas relaciones de producción adquieren relevancia objetiva y se imponen al hombre modelando su comportamiento y su conciencia.”
Es decir que entienden que las acciones individuales son siempre el producto de las condiciones materiales de vida que se desenvuelven en el marco de una determina relación establecida por la lucha de clases, entre los dueños de los medios de producción y los explotados.
Si entendemos que dentro de las sociedades las suepestructuras, dentro de las cuales se encuentran las ideologías, y dentro de ellas el machismo en particular, actúan modelando las acciones que se presentan como individuales pero que son en definitiva expresiones supraindividuales, podemos acerarnos a la configuración del crimen como producto social y a la pena o castigo que se le aplica como una arista más en esa configuración social.
Nosotros entendemos al machismo como una ideología impuesta desde las clases sociales dominantes, para oprimir a cierto sector de los trabajadores y de esa forma sacar rédito económico de ello. De la misma manera hacen uso de las distintas formas de opresión como el Racismo, la homofobia, la lesbofobia, etc. Por ejemplo, la ideología machista permite que parte del trabajo que realiza la mujer en nuestras sociedades no sea remunerado, como el trabajo de crianza, limpieza y cuidado de adultos mayores. El machismo indica que las mujeres estamos instintivamente inclinadas a realizar esos trabajos por amor, por nuestras características delicadas, conciliadoras y nuestra inmensa capacidad para someternos y aguantar todo tipo de vejaciones. Cuando una mujer no se quiere amoldar a esa norma impuesta, se la segrega, se la culpabiliza, y se justifica cualquier agresión que un varón de la familia cometa contra ella, porque eso le permite volverla al “molde” . Mientras tanto el sistema capitalista se ahorra millones de dólares en trabajo no remunerado y las mujeres de todo el mundo además de trabajo asalariado le sumamos por día entre 4 y 5 horas de trabajo en la esfera doméstica.
Rita Segato sostiene que la violación es un acto de poder y de control, no de deseo sexual. Los hombre violan, acosan y agreden sexualmente a las mujeres para demostrar a los otros hombres que son capaces de hacerlo, y para demostrarse a sí mismos su poderío sobre la mujer. En ese marco las agresiones sexuales de toda índole funcionan como una forma de control sobre el cuerpo de las mujeres y desde allí una forma de control sobre las vidas de las mujeres.
Ahora bien, tomemos dos ejemplos de la realidad de nuestro país y analicémoslos bajo las categorías que hemos desarrollado hasta aquí.
Caso 1: Nahir Galarza, condenada hace unos días a cadena perpetua por el asesinato de Fernando Pastorizzo, hace 6 meses.
Caso 2: Ricardo Panadero, ex sargento de la policía bonaerense fue absuelto ayer por el crimen de Natalia Melmann, hace 17 años.
Los dos casos son tratados por los medios de muy distinta forma. Los dos casos son llamados con nombre de mujer, el primero con el nombre de la acusada, el segundo con el nombre de la víctima. Es difícil acceder a los nombres de los asesinos y violadores de Natalia. En los titulares, se nombran según su profesión u otros datos pero no dan sus nombres, solo al acceder a la noticia en algún párrafo se da el nombre de ellos. Es decir que para los medios todos los crímenes tienen nombre de mujer, sean ellas las perpetradoras o las víctimas.
A Natalia la asesinaron, luego de raptarla a la salida de un boliche y de violarla entre 5 hombres, asfixiándola con el cordón de su zapatilla. Fue el “regalo” de cumpleaños para Ricardo Panadero, absuelto ayer por la justicia. Natalia tenía 15 años. La violaron ente cinco, la quemaron con sus cigarrillos, la mataron y la dejaron tirada como basura. Oscar Echenique, Ricardo Anselmini y Ricardo Suárez, habían sido condenados, el 1° de Octubre del año 2002, a cadena perpetua por los delitos de «privación ilegítima de la libertad agravada, violación agravada y homicidio triplemente agravado en perjuicio de la víctima». Y desde hace unos meses pueden tener salidas transitorias del penal. La justicia tardó 15 años más en llevar a juicio al ex sargento Panadero, para finalmente determinar que las pruebas se habían “deteriorado” por el paso del tiempo.
A Nahir Galarza se la acusaba de matar a Fernando Pastorizzo, con quien había mantenido una relación, de dos disparos. EL hecho sucedió hace seis meses y la justicia ya dictó sentencia hace dos días. Trascendieron mensajes en los que claramente Pastorizzo ejercía violencia de género, maltratando a Nahir, insultándola y desvalorizándola. Nahir dijo ante los jueces que si no lo mataba él no iba a dejar de molestarla nunca. Independientemente del hecho delictivo en sí, el tratamiento que se le da es el de un juicio acelerado, los medios de comunicación contándonos hasta qué tipo de ropa interior usa Nahir, cosificándola como un objeto sexual, despojándola de lo que la hace una persona más allá de un trozo de carne para placer o disfrute dentro del morbo masculino.
Ya dijimos que machismo es la ideología que supone una cierta inferioridad de la mujer, que implica que las mujeres estamos destinadas a ciertas tareas por razones biológicas o instintivas, como criar a los hijos, preparar alimentos, limpiar la casa, cuidar a los adultos mayores, etc. Pero además supone que las mujeres estamos al servicio de la satisfacción de las necesidad fisiológicas del hombre. Y que las mujeres de por sí, presentamos menos deseo sexual que los hombre, quienes tendrían la necesidad de satisfacer su deseo sexual porque naturalmente es así, desean más, a mayor número de mujeres, y necesitan más encuentros sexuales, ya sea dentro de su entorno, recurriendo a la prostitución o llegando a violar y abusar de las mujeres. Quienes por supuesto debemos guardar una conducta recatada y discreta para no despertar esos irrefrenables deseos de los hombres, y quienes terminan siendo víctimas de esos ataques son en realidad las mujeres culpables de no haber guardado una conducto adecuada: se justifica la agresión por su forma de vestir, por su “historial sexual”, por dónde y con quiénes andaba, etc.
Entonces, es ahí cuando aparece el concepto de la agresión sexual como control o demostración de poder, es una forma de mantener la conducta de las mujeres controlada dentro de los marcos de lo que se supone adecuado a su rol y posición dentro de la sociedad. Y es ahí también, donde la Justicia, al servicio de los intereses de conservación y perpetración del sistema capitalista en el que está inserta, actúa en consecuencia; determinando punitivamente penas mayores y más aceleradamente a las mujeres que a los hombres ante casos similares (si tomamos como la resultante del crimen a la muerte, porque no se equiparan de ninguna otra forma, ni en metodología, modus operandis, ensañamiento, premeditación, ni alevosía). Y en los casos en dónde las víctimas somos las mujeres, y se produce el asesinato por esa razón, es decir, cuando es lo que se caratula como femicidio, las penas son leves, tardan en dictar sentencia, y al poco tiempo pueden gozar de salidas. Que en casos como los de Micaela, salen para volver a cometer los mismos crímenes contra las mujeres.
El sistema judicial está inmerso en el machismo y forma parte como actor fundamental, en los intentos de adoctrinamiento de los cuerpos y las conductas de las mujeres.
Es necesario que tomemos las herramientas que son de nuestra clase trabajadora para oponernos a este sistema capitalista que se ensaña con nosotras desde todas sus instituciones. Con organización, con lucha en las calles, denunciando todas las situaciones en las que se nos oprima, se nos discrimine o se nos violente solo por el hecho de ser mujeres, para algún día lograr junto con nuestros compañeros instaurar un nuevo orden social, en el cual todos tengamos derecho a ser quienes somos y a desplegar al máximo nuestras potencialidades.
Fuentes consultadas
“DOS CONCEPCIONES DEL CASTIGO EN TORNO A MARX” Carolina Prado
“Un abordaje marxista de las teorías de la pena.” Valeria Vegh Weis.
“ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL CASTIGO. UNA PERSPECTIVA DESDE LA SOCIOLOGíA” Lina Mariola Díaz Cortés