LA LUCHA DE CLASES NO PARA CON LA PANDEMIA

La pandemia de coronavirus, con las medidas de aislamiento social, está obligando a muchos procesos de movilización a dar un intervalo en sus formas de movilización contra sus gobiernos despóticos. Eso ocurre en Hong Kong, Francia, Argelia, Sudán y Chile, por citar algunos ejemplos. Pero se engaña quien piensa que esos procesos murieron.

Eso ocurre porque las causas que generaron estos procesos no acabaron, por el contrario, estos gobiernos burgueses continúan despóticos y sobreexplotando a la clase trabajadora. En realidad, se están aprovechando de la pandemia para desencadenar más ataques tanto en el nivel de las condiciones de vida de los sectores más pauperizados de la población como se aprovechan de este intervalo para atacar y reprimir el movimiento.

Por eso, es fundamental que las movilizaciones se mantengan, utilizando todas las formas de lucha posibles, así como que busquen defenderse y preservarse.

A través de las redes sociales, criticando y explicando las políticas capitalistas y propatronales de estos gobiernos; con críticas a la inacción gubernamental y después a las gestiones incompetentes, capitalistas y mentirosas que han sido llevadas a cabo, y sus nefastos efectos: extendiendo el hambre y la muerte por el planeta. Ya preparándose para la vuelta de las movilizaciones cuando disminuya la contaminación.

Pero también tomando medidas para garantizar la seguridad y la integridad física y moral de sus activistas y militantes.

Las protestas tuvieron sus picos cuando las plazas y las calles de varias ciudades estuvieron llenas, cuando se enfrentaron con la represión y con los trabajadores realizando sus huelgas y manifestaciones. Fueron los manifestantes y jóvenes de la “Primera Línea” en Chile; los chalecos amarillos y los huelguistas en Francia; los libaneses contra la orden sectaria gubernamental; los argelinos contra el pouvoir (poder) dictatorial de Buteflika y sus secuaces; los jóvenes de Hong Kong y de Barcelona; los iraníes, los palestinos, y todos los demás.

Los franceses no olvidaron

En el decir de un activista francés, el confinamiento social “funciona como una prensa que comprime, y las tensiones ya están irrumpiendo en los barrios. Y los trabajadores expuestos, ven que no son considerados. Son los trabajadores de la línea de frente, en su mayoría mujeres y trabajadores precarios, que están con un cuchillo en la garganta”. Una explosión social generalizada puede darse probablemente después de terminado el confinamiento, potenciado por la inflación y el empeoramiento de las condiciones de vida de los sectores más pauperizados, “aumentando el rechazo al gobierno Macron”. La gran contradicción es que a pesar del peso que ganaron los sindicatos, los dirigentes sindicales no quieren confrontar al gobierno y continúan dejando puertas de salida que les permiten continuar con su política. (…)

Hong Kong, la represión continúa

Hace prácticamente un año que se iniciaron las protestas contra la ley de extradición, que permitía entregar enemigos políticos sospechosos al gobierno de China, y que fue retirada en octubre, durante los mayores procesos de movilización desde la antigua colonia británica.

También en Hong Kong hubo un “breick” en las manifestaciones, pero el odio a las autoridades gubernamentales permanece intacto y quieren la caída de la jefe de gobierno Carrie Lam. Pesquisas indican que la mayoría es favorable a la vuelta de las manifestaciones por la democracia, con sufragio universal y la creación de una comisión independiente que investigue la actuación truculenta de la policía durante las manifestaciones. Por lo tanto, es de esperarse que rápidamente “las máscaras contra el virus sean sustituidas por las máscaras de combate contra el gas lacrimógeno”.

Muchos manifestantes hongkoneses han optado por las manifestaciones virtuales, utilizando videojuegos de la Nintendo, censurados por el gobierno chino en el continente, decorando sus espacios con referencias políticas. (…)

Argelia reprime en plena cuarentena

En Argelia, el Hirak (nombre en árabe del movimiento de protesta contra la dictadura) existe hace más de un año. Los activistas tuvieron que pactar una “tregua sanitaria”. Pero la represión no dio tregua alguna. De acuerdo con el Comité Nacional por la Liberación de los Detenidos, son 173 presos políticos en este momento en el país, entre ellos Karim Tabú y Abdelouahab Fersaoui[2].

No se precisa hablar de que hay una gran desconfianza sobre las informaciones divulgadas por la dictadura sobre el Covid-19, en plena crisis sanitaria. Todo indica que el Hirak volverá con fuerza redoblada después del aislamiento obligatorio, incluso con todas las persecuciones que está realizando la dictadura argelina.

Piñera intenta sofocar la revolución

La pandemia dio un intervalo en las manifestaciones de calle del proceso revolucionario chileno, así como postergó la realización del plebiscito que estaba previsto para el 26 de abril. Pero no lo cerró.

Las contradicciones políticas y sociales siguen existiendo y se profundizan en un país que tiene su sistema de salud privatizado, al estilo de los Estados Unidos, que con la pandemia va a perjudicar aún más a los trabajadores más pobres y precarizados.

Por eso, el gobierno Piñera quiere aprovecharse de este intervalo para sofocar la revolución, mantiene a más de 2.500 jóvenes activistas como presos políticos, en prisión preventiva, con pésimas condiciones carcelarias, sin condiciones de higiene, de manera totalmente arbitraria. Lo que fue calificado por la Fiscal General del Estado, Lya Cabello, después de una reciente inspección al sistema carcelario, como una “bomba de tiempo” pues “no es posible garantizar que los presidios cumplan con las exigencias para evitar contagios”.

Muchos de ellos son menores de edad, adolescentes, detenidos y puestos en “medida cautelar de internación provisoria”.

Hay una política deliberada para eliminar uno de los sectores de lo mejor de la vanguardia de este lucha, representada en la “Primera Línea”. Realizada por uno de los mayores aparatos represivos de América Latina, que ya asesinó a más de 30 luchadores sociales y mutiló a más de 400, además de las violaciones y los abusos sexuales cometidos por sus tropas.

Tanto es así que cuando el juez Daniel Urrutia liberó a 13 activistas de oficio para la prisión domiciliaria, motivado por la pandemia de Covid-19, la Corte de Apelación dejó sin efecto esta medida, suspendió al juez y abrió una investigación contra él.

Millares de familias, activistas y militantes se están movilizando contra esta situación a través de varias organizaciones, mientras la mayoría de las organizaciones que se reivindican de “izquierda”, como el Frente Amplio, vergonzosamente, se olvidaron de estos presos políticos.

Defender la vida de estos activistas y combatientes es defender un capital político fundamental para la Revolución Chilena. En este sentido, el heroico trabajo que está realizando la Defensoría Popular y la abogada María Rivera, luchando y consiguiendo la liberación de estos activistas (aunque individualmente) es una tarea de primer orden para la autodefensa del movimiento.

Prepararse para los futuros combates

Incluso en tiempos de pandemia, los gobiernos burgueses no dan ninguna tregua a las organizaciones de la clase trabajadora, y aumentan sus ataques.

Por eso, los trabajadores deben creer solamente en sus propias fuerzas, organizándose durante la pandemia y construyendo mecanismos de autoprotección contra los ataques que están recibiendo. Porque solamente con su autoorganización podrán amenizar la catástrofe que se prepara contra nuestra clase y organizarse para los combates que se avecinan.

Notas:

[1]file:///E:/Imprimir/Francia_%20Servicios%20de%20Inteligencia%20advierten%20radicalizaci%C3%B3n%20de%20las%20protestas%20terminada%20la%20cuarentena%20%E2%80%93%20Mirada%20Cr%C3%ADtica.pdf

[2] Liberdade para presos políticos argelinos – https://litci.org/pt/mundo/africa/argelia/liberdade-para-presos-politicos-argelinos/