Detrás del bosque de Ciudad Evita, en La Matanza, en tierras pertenecientes al Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires, hace catorce años se formó el barrio Tierra y Libertad. Gente sin un lugar para vivir tomó los terrenos y comenzó una lucha que hoy persiste porque la historia de estos años no fue fácil.
Se peticionó a las autoridades pertinentes y se pelea para conseguir servicios básicos. Hoy las calles siguen siendo de tierra a pesar de haber escuchado promesas electorales de colocar ripio para no lidiar con el barro en los días de lluvia. Como todos los barrios populares de gente trabajadora fue creciendo, las casas ya no son precarias y algunas alquilan piezas a otras familias que hoy sufren el hacinamiento de vivir en habitaciones de tres por tres.
Aquí radica la urgencia de hoy: muchas familias necesitan un terreno para poder desarrollarse dentro del mismo predio. Cuando los visitamos pudimos ver que en su mayoría son mujeres jefas de hogar, con mucha garra y lucidez para reclamar lo que les corresponde, porque es un derecho tener un lugar donde vivir.
Ante el intento de instalación en los terrenos lindantes al mismo barrio y a la reserva fueron desalojados no sólo con violencia, también con ensañamiento y torturas en los lugares de detención. Y hubo más represión cuando los vecinos fueron a la Comisaría 3 de Ciudad Evita a ver qué pasaba con los presos y presas.
Hace catorce años todo un sector también fue desalojado alegando que el sitio (conocido como “el Bosque”) era parte de la reserva natural de Ciudad Evita. Los desalojados de entonces se retiraron respetando el lugar de la reserva.
Desde hace un tiempo se ha comenzado un muro y algunas construcciones en ese mismo lugar, cuestión que generó una gran bronca en la gente del barrio porque ahora parece no importar que es reserva. Claro, ya no se trata de familias sin techo: lo que avanza es un negocio inmobiliario con tal impunidad, que a ellos los cuida la policía, comisario incluido, subdelegado municipal y se sospecha que inmobiliarias de la zona también estarían involucradas. Se habla de cifras en dólares como precio de los terrenos, mientras a los vecinos pobres que ofrecen pagar una cuota social acorde a sus ingresos, se los trata como delincuentes.
Lo que indigna es la injusticia social, la desigualdad tan profunda donde los más necesitados no tienen siquiera una oportunidad de vivir dignamente en un lugar, con una casa que ellos mismos puedan construir. Porque a pesar de las necesidades no piden que les regalen nada, sólo que el Estado cumpla con su deber de garantizar tierra para vivir.
El PSTU como partido revolucionario y de trabajadores estamos con los más necesitados, nos sumamos a su lucha y reclamos con la movilización y la unidad como medio fundamental para triunfar.
¡Plan de obras públicas que incluya masivas viviendas populares, escuelas, hospitales y demás inversiones sociales de emergencia! ¡No a los desalojos! ¡Alquileres y cuotas para vivienda propia con no más del 10% del ingreso familiar!