LA MANO DURA CON LOS PIBES NO ES LA SOLUCIÓN

Un nuevo proyecto ha sido presentado en conjunto por el Ministro de Justicia, Germán Garavano, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para bajar la edad de imputabilidad de 16 a 15 años en lo correspondiente a delitos con más de 15 años de prisión.

De aprobarse, se sumaria a otras polémicas medidas como la autorización a las fuerzas armadas de disparar a cualquier persona sospechosa que se de a la fuga. Claro que lo que determina quien es sospechoso y si se está fugando, queda a criterio de cada policía, lo que en los hechos es legalizar el gatillo fácil.

Muchos trabajadores y trabajadoras, estando tanto a favor o en contra de este Gobierno, pueden llegar a ver esta medida con buenos ojos. Cansados de ser asaltados en sus propios barrios, de que salir a la calle se transforme en un peligro hasta para la propia vida.

Sin embargo, no podemos dejar de decir que este proyecto no solo no hace nada para mejorar la seguridad de los trabajadores, sino que persigue a los más jóvenes, particularmente a los de los barrios más carenciados.

¿Quién está detrás de los pibes que roban?

Producto de la inflación, los despidos, los tarifazos, y el plan de ajuste en general, en los barrios más populares se pasa hambre. Y los primeros en sufrir todo esto son los más chicos, muchas veces teniendo que dejar el colegio para salir a trabajar o a mendigar, y muchos quedan directamente en la calle.

Mientras las escuelas se caen a pedazos y poco pueden garantizar que los chicos permanezcan. Ni hablar de si el propio estado las cierra, como viene haciendo Macri.

Esta situación es el caldo ideal para todo tipo de mafiosos del narcotráfico y el delito, cuyas vidas poco tienen de miserable. Usan a los chicos de dos formas: como clientes de su kiosquito de drogas y como soldados o los mandan a robar para poder pagarlas. Detrás de cada pibe que roba hay un matón que “controla” a 5, 10, 20 chicos más. Les pagan unas monedas mientras se queda todo el “botín”.

Víctimas de esto son nenes como el de Moreno, que intentó asaltar una joyería. Su madre, sola, con 5 hijos, abusada, trabajando sin descanso para llevar un plato de comida. El con 9 años, victima de abusos de chicos más grandes, que le facilitaban drogas.

El proyecto del Gobierno no ataca a estas mafias. Ellas siguen intocables, muchas veces de la mano de las propias fuerzas de seguridad. Incluso estás ultimas llegan a ser las mismísimas gerentes de estos negocios del infierno. Caso ejemplar de esto es el de Luciano Arruga, asesinado y desaparecido por la policía bonaerense porque se negó a robar para ellos.

La baja de edad de imputabilidad no solo no soluciona el problema, amplía el rango de extorsión de las mafias policiales, amenazando con la cárcel a los que se nieguen, muchas veces detenidos por simple portación de cara (o lo que es lo mismo, por ser pobres).