Hace unos días murió Ernestina Herrera de Noble, quien desde 1969 estuvo al frente del grupo Clarín y su pulpo multimediático. Rápidamente distintos medios patronales como La Nación, así como las cabezas de la UIA y la Sociedad Rural entre otras cámaras empresariales, políticos de varios colores y el propio presidente Macri se apuraron a mandar sus condolencias a la “defensora de la libertad de prensa”. Pero donde ellos ven la “emprendedora”, la “mujer valiente”, el ejemplo de “imparcialidad”, “libertad de expresión”, “pluralismo de ideas” y de “principios democráticos” nosotros, los trabajadores, tenemos que ver una enemiga declarada.
Difícilmente se puede hablar de la “imparcialidad” y los “principios democráticos” de la dueña del diario que celebró los golpes asesinos de 1976 y 1955, y los ajustes de casi todos los gobiernos. Que se enriqueció a partir de los acuerdos con el genocida Videla, con el caso de Papel Prensa, con Menem, con la compra de Canal 13, y con Kirchner, con la fusión Multicanal-Cablevisión que le dejó de un golpe la mitad del mercado servida. La construcción de su imperio de multimedios no difiere de la constitución de otras corporaciones patronales del siglo pasado, a través de los acuerdos ilegales con el Estado en gobiernos civiles y militares, y de ataques contra sus propios trabajadores. Sin ir más lejos, este año Clarín volvió a dar un nuevo golpe (y van…) al cerrar AGR, dejando casi 400 trabajadores en la calle y desatando una lucha heroica que terminó con la ocupación casi militar de la planta por parte del gobierno aliado de Macri.
Ernestina es, como dicen, un ícono. Pero un ícono de todo contra lo que luchamos. La persecución patronal, el ajuste de los gobiernos, la mentira de que la crisis la tenemos que bancar nosotros, la xenofobia, el racismo, el machismo y toda esa basura que nos encontramos en internet, en la radio, en la tele y en los diarios de hoy en día. Pocos ejemplos son tan explícitos de cómo la variable que ordena nuestra sociedad es de qué lado del recibo de sueldo te encontrás, y no de si sos mujer u hombre. Ella nada tiene que ver con las mujeres valientes que vuelven a su casa después de laburar cuando cae el sol o temprano a la mañana, o con las que cobran menos que sus compañeros, menos aún con las que son acosadas, abusadas o secuestradas para la trata de personas.
La lucha contra todas las Ernestinas que aún quedan es la lucha contra el ajuste, y también es la lucha contra la violencia hacia la mujer y el machismo. Afuera de esta nota quedarán las polémicas en torno a sus vínculos con la apropiación de hijos de desaparecidos, y los vínculos posibles entre Clarinada, publicación nacionalista de ultraderecha antisemita y anticomunista, y el diario Clarín fundado tres meses después de su cierre, al calor de la caída de los nazis. Pero no hace falta escarbar demasiado para reconocer enemigas de clase del tamaño de Ernestina, hoy llorada por el gobierno y los patrones más importantes.
1) http://www.infobae.com/sociedad/2017/06/15/politicos-y-empresarios-despidieron-a-ernestina-herrera-de-noble/
2) http://www.lanacion.com.
ar/969301-el-gobierno-autorizo-lafusion-de-multicanal-y-cablevision1