Mientras la “segunda ola” de Covid 19 crece con más infectados y muertos, decenas de conflictos, movilizaciones, paros y cortes de ruta en todo el país están pre anunciando que se viene otra ola de luchas cada vez más duras y de los sectores más explotados y las barriadas más humildes.
Trabajadores informales, contratados, tercerizados,“los que nunca pelearon”, empiezan a levantar cabeza, enfrentarse al patrón, a gobiernos provinciales y municipales.
Los otros números que espantan
Los números de muertos y contagiados de coronavirus preocupan y espantan. Pero hay otros números que preocupan y espantan, son los índices oficiales de pobreza: 42%, la caída impresionante del salario que lleva perdidos casi 9 puntos en solo un año, según datos del Ministerio de Trabajo. La inflación sigue trepando la cuesta, y la desocupación está en los 2 millones de trabajadores, golpeando más a las mujeres y jóvenes.
La miseria creciente y los ataques patronales son el motor de las luchas
Es la desesperación de no llegar a fin de mes o llevar un plato de comida a la casa la que está obligando a salir a la pelea.
Por eso, los trabajadores de Arrebeef, que hacía décadas que no salían a la lucha, llevan adelante una lucha ejemplar, enfrentándose incluso a los dirigentes sindicales. Otro tanto ha sucedido con los dirigentes de frigoríficos como Penta en Quilmes, que estuvieron 6 meses acampando en la puerta del frigorífico por despidos. En las calles se mezclan los “peso pesados” de siempre, como los metalúrgicos de las diferentes plantas de Techint, por salarios, horas extras y premios. En la planta de Canning (Ezeiza) los trabajadores salieron, mientras gran parte de los delegados y los dirigentes de la UOM, “bombeaban” para la patronal. Los vitivinícolas de Mendoza y Buenos Aires, tanto los cosecheros como en las fábricas, lograron imponer un paro nacional a la conducción sindical por salarios.
También pararon los trabajadores del subte por la muerte de un compañero, los enfermeros y trabajadores de la salud en Neuquén salieron a las calles contra el acuerdo salarial firmado por ATE Y ATEN con un amplio apoyo de los petroleros y el pueblo. Con asambleas y un paro de tres horas ocuparon y cortaron calles trabajadores de las clínicas por paritarias y pelean por sus puestos de trabajo en la Clínica San Andrés, paro y corte de los choferes de UTA en Puente La Noria, en Buenos Aires, repudiando el acuerdo firmado por los dirigentes, y una larga lista que va de una punta a otra del país con los más diversos sectores y gremios en lucha.
En esta nueva oleada, los trabajadores están utilizando diferentes métodos para pelear. Desde el acampe en los lugares de trabajo, las ocupaciones, los cortes de rutas y piquetes como los trabajadores de la salud en Neuquén, las movilizaciones, el paro dentro de fábrica, como Siderar, a los que hay que sumar a las organizaciones sociales que se vienen movilizando ante la miseria creciente en los barrios populares.
El pacto sindical-patronal y el Gobierno.
Muchas de estas peleas los trabajadores la llevan adelante “huérfanos”, sin apoyo de los dirigentes sindicales, con el Ministerio de Trabajo en contra, y los ataques patronales más duros.
Es que está funcionando un verdadero “pacto” entre los grandes empresarios, el Gobierno y los dirigentes sindicales, tanto de la CGT y la mayoría de sus dirigentes como de los dirigentes de la CTA y algunos movimientos sociales, para frenar, desviar y derrotar las luchas en curso. Con la excusa de la pandemia, se niegan a mover un dedo por las necesidades obreras y populares. La conducción de los maestros, por ejemplo, aceptó la presencialidad en las escuelas sabiendo que no hay ninguna posibilidad de respetar “protocolos” si no hay una vacunación masiva. Por eso hay decenas de contagiados y varios muertos ante la complicidad de los dirigentes. Salvo algunos gremios, apretados por una situación que no se banca más, la mayoría viene firmando convenios a la baja, sabiendo que la inflación está destruyendo los salarios. Y también dejan correr los ajustes y aprietes patronales que quieren flexibilizar todas las condiciones laborales.
Por eso muchas luchas “salen de abajo” sin esperar ni confiar en esas conducciones. ¡Y hacen muy bien! Hay que organizarse por abajo, empujar a los dirigentes, o pasarles por encima.
Lo que se viene
Los trabajadores debemos reflexionar sobre lo que hemos hecho y lo que se viene. Las necesidades obligan a defender nuestros salarios y conquistas. Incluso a defender a los delegados y activistas luchadores que son atacados y perseguidos por las patronales o el Ministerio de Trabajo. Vamos a luchas muy duras, con la mayoría de los dirigentes defendiendo los intereses patronales o sin mover un dedo por los trabajadores. Pero se puede pelear y se puede ganar.
Las herramientas para luchar mejor
La organización por abajo, cuidadosa, para que no se entere la patronal, en las fábricas, los “grupos de Whatsapp para intercambiar informaciones. Todo sirve para prepararse. Pero cuando hay que decidir, todos juntos: la asamblea democrática ha demostrado ser la herramienta fundamental, la que une, la que fortalece la pelea, es a lo que le temen los patrones y los traidores.
Otra “arma” importante es la solidaridad entre los trabajadores de distintos lugares de trabajo o gremio. La dureza de las luchas y el desgaste a la que la someten la patronal y los dirigentes vendidos, obligan a los fondos de lucha, al apoyo con víveres o simplemente con la presencia de delegados y obreros de empresas vecinas en apoyo. Esto es muy importante, porque más temprano que tarde, si los dirigentes no lo hacen, será necesario salir a la pelea junto a los trabajadores de otros gremios, coordinándonos.
Desde las organizaciones de luchadores clasistas debemos ayudar a que esto suceda. Algunas organizaciones como el PTS o PO convocan a “Plenarios” o “Reuniones” para “coordinar”. Creemos que se equivocan. La “coordinación” no se reduce a acuerdos por arriba. Es una tarea mucho más profunda: lograr que asambleas en los lugares de trabajo, las bases voten la solidaridad y eventualmente una lucha coordinada. Solo así estaremos dándole vida a una verdadera coordinación. Desde el PSTU, nos comprometemos a ayudar en esa tarea.