A partir del triunfo de las y los trabajadores de Bedtime que conquistó, entre otras cosas, una mejora salarial a través del concepto de viático, los empresarios de la fábrica vienen intentando doblegar a sus trabajadores: disciplinarlos a través de reducir licencias, reordenar y subir la producción y los ritmos a su antojo, aunque sin más trabajadores para hacerlo, limitar la democracia de la base atacando a los delegados votados por las y los compañeros. Hoy la patronal va más allá y empiezan los despidos.
No es nuevo en este momento que todas las patronales usan el recurso de los despidos para intimidar a sus trabajadores, intentando que saquen la conclusión de que, si pelean y se organizan por abajo, van a sufrir las consecuencias. Ahí tenemos el crudo ejemplo de Cerro Moro y de muchos otros lugares, donde las patronales en complicidad con los sindicatos, necesitan disciplinar más fuertemente al conjunto. No sea que los trabajadores se cansen de las condiciones de trabajo que no son las mejores, o de los salarios que siempre son a la baja, cuando los patrones se siguen llenando los bolsillos de plata.
Ante los despidos, en BedTime se hicieron asambleas, quite de colaboración, y se discutió la mejor manera de enfrentar esta política empresarial que va por todo. No quieren uno o dos despidos, sino doblegar al conjunto con estos ejemplos para lograr que nos quedemos quietos y desorganizados, soportando día a día el yugo sin levantar la cabeza.
Esta vez solo se logró una indemnización completa ante el despido. No se pudieron profundizar las medidas e ir mas allá. Pero se viene la dura pelea por mantener y recuperar los puestos de trabajo caídos, y por seguir defendiendo la democracia obrera que es lo que más afecta a la producción en manos de los empresarios.
Se vuelve imprescindible construir una sólida unidad entre los trabajadores ocupados y desocupados, para fortalecer estas peleas y lograr trabajo genuino para todos y todas que alcance un salario igual a la canasta familiar.