Hace poco tiempo fue cerrada la fábrica Pepsico. Los 600 obreros que trabajaban en ella se enteraron cuando llegaron a trabajar, un cartel escrito a mano decía “fábrica cerrada”. La empresa dijo que estaba en crisis, pero eso es mentira, en el último año aumentó un 17% sus ganancias. Tampoco había presentado ningún preventivo de crisis como indica la ley. El Ministerio de Trabajo dijo que no podía actuar.
Después de varios días de movilizaciones exigiendo sus puestos de trabajo, decidieron tomar la fábrica. Intervino la Justicia, el fiscal y el juez dieron la orden de desalojar. Al no retirarse las obreras y los obreros enviaron la gendarmería que atacó con gases, gas pimienta y balas de goma con gran brutalidad.
Las obreras y los obreros no cometieron ningún delito, no violaron ninguna ley, solo reclamaban el derecho a trabajar.
En cambio, la patronal que había violado la ley, recibió el apoyo del Gobierno y de la Justicia.
Éstos, junto a la gendarmería y el congreso, actuaron contra las trabajadoras y los trabajadores que solo reclamaban mantener su fuente de trabajo y a favor de una multinacional que está ganando millones de dólares a costillas de los trabajadores, a pesar de que la izquierda había presentado un proyecto de ley para expropiar la empresa.
Así funciona la democracia burguesa siempre a favor de los capitalistas y en perjuicio de los trabajadores.
Qué es la democracia burguesa
Para los capitalistas las libertades democráticas son las libertades individuales, su forma más común de presentarse es un hombre un voto, es el individuo el que decide.
Este sistema se origina desde los orígenes del capitalismo y se desprende de la concepción de que “la sociedad está formada por individuos vendedores de mercancías, que tenían una serie de derechos y algunas obligaciones; entre ellas, la de respetar la propiedad privada de los medios de producción. De ahí surgía para todos la libertad de expresarse por medio de la prensa, de reunirse, de hacer propaganda y de organizarse políticamente”(1). Pero los únicos que pueden tener imprentas, radios, televisión, que pueden llegar a todos los rincones, los únicos que tienen dinero para formar sus partidos y viajar por el país para difundir su política son los capitalistas, es decir la burguesía, los dueños de las fábricas, comercios y bancos. En la práctica estas libertades individuales solo las puede aplicar la burguesía.
Para nosotros los marxistas, la sociedad está formada por clases sociales y los individuos se relacionan con la sociedad a través de las clases sociales.
¿Qué quiere decir esto? que de acuerdo a la clase social a la que se pertenece, desde el nacimiento de cada individuo surge el margen de sus posibilidades de su desarrollo y de su libertad.
Si sos hijo de un capitalista todo va a ser más fácil, podrás ir a los mejores colegios y universidades, podrás estar mejor nutrido, nunca pasarás hambre, tendrás casa, etc., etc.
Si nacés en familia obrera todo se te va a hacer más difícil tal como les está pasando a los obreros y obreras de Pepsico que perdieron la libertad de trabajar. Esto mismo es válido para el derecho a la salud, a la vivienda, al descanso. Son decenas de miles de argentinos sin techo, con una salud deficiente y sin trabajo, porque la democracia burguesa es para los ricos.
Las verdaderas libertades
Para los marxistas las libertades que reivindicamos en primer lugar, “son las que tienen que ver con las relaciones económicas y el trabajo, es decir con los nervios y los músculos de los trabajadores.” (2)
Es decir, la libertad de tener un trabajo asegurado que permita la subsistencia del trabajador y su familia, derecho que hoy se le niega a la mayoría.
Esto también lo saben los obreros que no tienen la libertad de que se bajen los ritmos de trabajo, que los inutilizan a los 30 o 40 años por las lesiones que se producen en sus nervios, músculos y huesos.
Las libertades obreras tienen dos niveles que no hay que confundir: las libertades como clase en la sociedad, las libertades como individuos dentro de la clase.
Cuando un sindicato compra una imprenta avanzó la libertad como clase, cuando compra una sede aumenta el derecho de reunión, si logra la legalidad, aumenta la libertad dentro de la sociedad.
Si ese mismo sindicato practica la democracia, aumenta la libertad individual de los obreros dentro de su clase.
Si lo dirige una burocracia que no hace asambleas, que no permite críticas y persigue a los que critican, disminuye la libertad individual del obrero dentro de su clase. En este caso los intereses de clase y los individuales entran en contradicción, en el primer caso están en armonia.
Democracia obrera y libertades individuales
La democracia obrera también puede quitar una libertad individual. Si una asamblea de fábrica vota por mayoría una huelga, obliga a todos los trabajadores que no votaron la huelga a no trabajar, si trata de entrar se permite la violencia física para impedirlo. Si la huelga gana se la considera un triunfo de la democracia obrera.
Por eso, así como a la democracia burguesa, la llamamos dictadura de la burguesía, a la democracia obrera la llamamos la dictadura del proletariado.
La diferencia es que la dictadura de la burguesía es democracia para la absoluta minoría de la sociedad (en Argentina un 3% de la sociedad según la CTA), y la dictadura del proletariado es dictadura para ese 3% y democracia para el 97% de la población).
El ejemplo de la Revolución Rusa
Por eso la democracia más grande que ha conocido la humanidad fue la que se dio hace 100 años con el triunfo de la Revolución Rusa. Ese triunfo derrotó a la burguesía. Y el organismo que tomó el poder fueron los soviets de obreros, soldados y campesinos, conformado por delegados elegidos en fábricas, regimientos y campesinos pobres.
Los soviets después de la toma del poder aprobaron los decretos de la paz, que permitió que regresaran los soldados del frente de batalla, el de la reforma agraria, que expropió la tierra de los latifundistas, de la nobleza y de los curas, sin indemnización, y se las dieron a los campesinos que la trabajaban. Respecto de la opresión de la mujer, las conquistas legales que se obtuvieron se adelantaron en décadas a los de los países democráticos burgueses mas avanzados.
Esa democracia obrera y ésa política es por la que luchamos desde el PSTU y la LIT en nuestro país y en el mundo.
(1) Moreno, Nahuel. La Dictadura Revolucionaria del Proletariado. Edición digital.
(2) Ídem.