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Las conquistas de la Revolución Rusa (2da parte)

El pasado número de Avanzada Socialista empezamos una serie de aportes sobre lo que consideramos que fueron los logros más trascendentes de la Revolución de Octubre de 1917. Esta revolución demostró que la clase obrera, aun  siendo una clase minoritaria (como en la gran mayoría de los países del mundo) de aproximadamente 3 millones, pudo encabezar el proceso, acaudillando a los sectores populares –en particular a los campesinos pobres- Que abarcaban 150 millones de habitantes). Esto sólo fue posible porque al frente de la clase obrera estaba el Partido Bolchevique de Lenin y Trotsky, con un programa socialista y revolucionario, que combatía intransigentemente no solo a la burguesía sino también a los partidos reformistas que llevaban a la clase obrera a la conciliación con sus enemigos y por lo tanto a la derrota, como se vio por la negativa en otros procesos posteriores como en la Revolución Española, en Chile, en Nicaragua, etc.

El gobierno de los soviets derrotó a la contrarrevolución burguesa e imperialista 

 

El poder soviético tomó desde el primer momento medidas decididas que le ganaron el apoyo de la mayoría explotada de la sociedad (decreto de la paz, decreto de la tierra, control obrero, nacionalización de la banca, sueldo de los funcionarios igual al de un obrero, revocabilidad de los cargos). Ante el sabotaje económico de los capitalistas y los lockouts, se expropiaron sin indemnización todas las empresas. Para acabar con todos los privilegios de los capitalistas y terratenientes, sus cuentas bancarias eran controladas por los soviets y solo podían sacar lo necesario para la subsistencia de sus familias. Todos los capitalistas y curas estaban obligados a trabajar.

Estas medidas fueron decisivas para garantizar el apoyo de la mayoría de los campesinos, obreros y trabajadores en general, cuando el gobierno soviético tuvo que defenderse militarmente del ataque de los capitalistas y terratenientes que buscaban derrocarlo con el apoyo económico y militar de los países imperialistas.
Para poder combatir frente a ejércitos poderosos y modernos tuvo que poner en pie desde cero un ejército de obreros y campesinos. El Ejército Rojo, a cuyo frente estuvo León Trotsky, luego de una sangrienta guerra civil logró derrotar en tres años a la contrarrevolución y salvar la revolución. La clase obrera rusa demostró que incluso en un país atrasado, como la Rusia de entonces, era posible derrotar militarmente al imperialismo, pese a su superioridad
técnica y económica.

La Revolución logró las más grandes libertades que conoció la humanidad

Por primera vez los trabajadores y el pueblo gobernaron directamente un país. Así, la cantidad que se producía, la forma en que se hacía, a dónde se destinaba, el ritmo con el que se trabajaba, eran definidos por los trabajadores mediante los soviets. Éstos eran consejos de diputados obreros, soldados y campesinos, que además se hacían cargo del poder judicial, de la asignación de presupuestos, etc. La naturaleza de estas decisiones, por supuesto, era en favor de la clase obrera y el pueblo, por lo que empresarios, nobles y curas no tenían derecho al voto en la URSS. Existía libertad plena de expresión garantizada con recursos materiales, la cual tuvo que limitarse coyunturalmente debido a la guerra civil (aunque el stalinismo mantuvo indefinidamente esa limitación). Se abrió la máxima libertad y provisión de recursos para el arte y la ciencia. Clásico se volvió el ejemplo de Isadora Duncan, la bailarina  estadounidense que apenas triunfó la revolución se trasladó a Rusia para desarrollar su arte libremente.
En la actualidad, las tareas domésticas –alimentación, lavado de la ropa, cuidado de los hijos-, son una carga pesada para la gran mayoría de las mujeres que siguen casi siempre lidiando con ellas, luego de extensas jornadas laborales. La historiadora feminista Wendy Goldman, se sorprende del hecho de que el nuevo gobierno no igualó las tareas domésticas entre hombres y mujeres, sino que les quitó tal carácter al transferirlas a la esfera de lo público (1). Así se crearon lavanderías, comedores y guarderías estatales que permitieron que a las mujeres rusas se les abriera el mundo del trabajo, y con este, la introducción a la vida política.
El Código Civil de 1918, el más avanzado del mundo para la época, instituyó la igualdad de derechos para hombres y mujeres, legalizó el aborto público y gratuito, permitió el divorcio con la voluntad de una sola de las partes sin necesidad de justificación, garantizó plenos derechos para la comunidad LGBT, restringió obligaciones del matrimonio al punto de transformarlo en una institución casi inservible, quitó a la Iglesia cualquier injerencia sobre la vida familiar, otorgó legitimidad a los hijos concebidos por fuera del matrimonio, y otros avances de naturaleza inédita para la época. La misma Goldman señala que “no se ha promulgado ninguna legislación similar con respecto a la igualdad de género, el divorcio, la legitimidad y la propiedad ni en América ni en Europa”.(2)
Todas estas conquistas, tanto en lo político como en lo económico, cedieron terreno con la contrarrevolución stalinista y sufrieron un enorme retroceso con la restauración del capitalismo. En un próximo artículo nos enfocaremos en las causas que llevaron tanto a la burocratización a mediados de la década de 1920 como a la restauración a fines de la década de 1980.

(1) W. Goldman. La Mujer, el Estado y la Revolución. Ediciones IPS, Buenos Aires, 2010, pág. 35.
(2) Ídem, pág. 69.