«A Natalia Gabriela Rocha la asesinaron a golpes a los 16 y fue una NN diez días en una morgue a 30 cuadras de su casa. A Erica González la incineraron a los 19 y agonizó 9 días hasta morir. Daiana Giménez tenía 12 cuando la violaron, golpearon y mataron para terminar en un arroyo en José C. Paz. A Jaqueline Rodríguez, a Jackie, de 17, la denuncia por violencia de género contra su pareja no le sirvió para evitar que terminara muerta. Serena Denise Rodríguez, de 15, fue 49 veces apuñalada. Yamila Gómez recibió una más. Su novio sería el principal acusado. Melina Romero, de 17, apareció muerta en una bolsa de basura después de estar desaparecida un mes. La lista de los femicidios entre 12 y 21 años llegó a 36 en 2014, durante uno de los años más violentos que registra la Casa del Encuentro, la asociación civil -que a falta de estadísticas oficiales- se ocupa desde 2008 de contabilizar los crímenes contra las mujeres en Argentina. El año pasado quedará en la historia como uno de luto: cada diez días mataron a una joven.»
Así comienza una nota de Clarín del 29 de marzo último. Ya van 6 años de la sanción de la ley contra la violencia de género y solo hay una conclusión: que ésta no se cumple. Sólo 80 centavos por mujer es lo que invierte el Estado en prevenir. Cada 10 días muere una chica asesinada.
Según datos del propio Ministerio de Salud de la Nación, cada día en Argentina nacen 321 bebés cuyas madres no llegan a los 20 años. Son 117.386 nacimientos al año, y representan el 15 % del total de los que se producen en el país (754.603). Para decirlo de otra manera: cada cinco minutos nace un bebé de una mujer menor de 20 años. Si seguimos profundizando: 3261 de los bebés que nacen son paridos por nenas de entre 10 y 14 años. Y tanto las jóvenes que fueron asesinadas como las niñas que son madres, en su gran mayoría son de un mismo sector social: la clase trabajadora y pobre.
La violencia empieza desde arriba
Falta de hospitales, negativa de estos a entregar preservativos o la pastilla del día después, existiendo, además, la Ley 26.150 de educación sexual, que debería responder a esta realidad. Sin embargo lo que permanece es un Estado ausente. La Iglesia, por su parte, se proclama “defensora de la vida” pero nada hace para evitar estos problemas que sufrimos la mayoria. De lo que sí se encarga es de condenar y juzgar el aborto y militar contra su legalización, negando las vidas perdidas de las mujeres pobres, jóvenes y trabajadoras que mueren día a día. Estamos hablando de niñas y jóvenes menores de 20 años que son asesinadas, violadas, niñas abusadas que quedan embarazadas y que según la Iglesia y el Estado “tienen que ser madres” y “ preservar la vida”. ¿La vida de esas niñas y esas jóvenes quién las preserva? ¿Dónde están los “derechos del niño” en estos casos? ¿Por qué no poder decidir cuándo ser madre y cuándo no?
Cristina hace propaganda con los derechos humanos y las leyes que se dieron durante su Gobierno pero sin embargo solo designa 80 centavos por mujer para evitar o prevenir la violencia hacia ellas. Y nada hace con respecto a las niñas embarazadas, más que determinar una asignación de dinero, un subsidio, que como dicen los propios especialistas, no alcanza. La mayoría de estas niñas o jóvenes no terminan la escuela y les cuesta muchísimo conseguir trabajo, o no cuentan con jardines maternales en caso de hacerlo para poder dejar a sus pequeños hijos.
¿Qué podemos hacer?
Todos los candidatos de los partidos tradicionales van a prometer mucho al respecto, pero a todos les preocupa más como cumplir con el pago de la deuda externa y para ello seguir los dictados del imperalismo: de que la crisis la paguen los trabajadores y trabajadoras y los pueblos pobres. Tenemos que terminar con todo esto, y organizarnos para salir a las calles, para gritar que no soportamos mas esta situación, para exigir medidas concretas como la creación de casas abrigo en todas las ciudades y barrios, asistencia médica y psicológica para las chicas agredidas, prisión para los hombres violentos y abusadores, aborto legal seguro y gratuito, programas de educación sexual y de provisión de anticonceptivos en barrios y colegios, guarderías en las escuelas, los barrios y los trabajos, viviendas dignas y educación de calidad. Tenemos que ir con estos planteos a nuestras organizaciones sindicales, estudiantiles y barriales para que los llevemos en todas las luchas, junto con nuestros compañeros varones. Te invitamos a que te sumes a Lucha Mujer y al PSTU para empezar a impulsar esta pelea juntas.