LAS MEDIDAS DE ALBERTO SON COMPLETAMENTE INSUFICIENTES

Las medidas anunciadas por Alberto Fernández no se corresponden siquiera con el objetivo que dice perseguir: evitar la circulación del virus.
Suspender las clases, los espectáculos culturales y deportivos, pero mantener toda actividad productiva (¡como si en los trabajos y los medios de transporte atestados no hubiera tanto riesgo de contagio como en un recital!) es una incoherencia que sólo puede tener una explicación: si paran las fábricas, los yacimientos y demás, los empresarios y las multinacionales pierden millones… y eso es más importante para el gobierno que la vida de los trabajadores y trabajadoras. Llegan al colmo de proponer esquema de transporte de feriado, manteniendo las fábricas y empresas en actividad. Más peligro de propagación. Al contrario, habría que aumentar la oferta de lugares de transporte, poniendo la totalidad de las unidades a caminar, tomando miles de choferes en las líneas de colectivos.
Llegan al absurdo de cerrar las sesiones del Congreso para preservar a unos cientos de parásitos, sin importarles lo que pasa a millones de trabajadores. Es el colmo de hipocresía de este régimen político al servicio de las patronales.
Ni una palabra del dengue del que hay poco menos de 700 casos confirmados. Ni una palabra de garantizar todos los insumos de prevención necesarios. Ni una palabra de dejar de pagar la deuda externa para invertir en la salud de la población. Muchos menos de la obligatoriedad de las clínicas privadas de atender a todos y todas ya que estamos en una emergencia, unificando y centralizando toda la estructura sanitaria del país bajo el control del Estado y los trabajadores de la salud.
Alberto nos manda a trabajar, sin garantizar ninguna de las medidas básicas. Tenemos que organizarnos y tomar todo en nuestras manos: en cada lugar de trabajo hacer asambleas, exigir todo lo necesario para desinfectar (que deberíamos tener siempre!): jabón, alcohol en gel, desinfectantes, repelentes, lavandinas, detergentes y fumigaciones en los establecimientos laborales. Determinar entre los trabajadores qué compañeros tienen que quedarse en casa, porque no tiene con quién dejar a los chicos. Y si la situación es tan grave como el gobierno mismo dice ¡que suspendan toda actividad garantizando la totalidad del salario conformado al conjunto de los trabajadores y trabajadoras! Y cuidado, hay que prevenirse contra el aprovechamiento de la situación por parte de las patronales: ni un despido, ni una suspensión, durante la crisis sanitaria. Los trabajadores en negro, precarizados, los más frágiles, no pueden quedar expuestos a perder su trabajo. Es preciso abrir de inmediato un registro nacional para blanquear a todos los trabajadores, y proteger de cualquier atropello ante la sola denuncia del trabajador. Si el presidente dijo que se acabaron los vivos, nosotros sabemos dónde están los vivos: son los empresarios que de cualquier situación sacan tajada.
Es obligación del Estado proveer todo lo necesario para la prevención: con nuestra salud no se jode. Si no hay respuestas en breve debemos ir a las grandes cadenas de supermercados, laboratorios y empresas con la movilización popular para apropiarnos de esos elementos urgentes y necesarios.
Formar comités elegidos democráticamente y revocables para la distribución de los insumos, exigir a todas las universidades públicas y privadas poner a disposición de toda la población los recursos humanos y materiales para combatir esta pandemia. Exigir que todos los hoteles, aun los lujosos como el Sheraton y Hilton sean puestos a disposición del estado para albergar a las personas en cuarentena. Exigir que las clínicas privadas tengan la obligatoriedad de atender a todos y todas tengan o no obra social.
Cada escuela debe funcionar como un Comité de crisis. Cada alumno y sus familias, impedidas de ir a trabajar, deben contar con vianda alimenticia suficiente, así como con packs de elementos de salubridad para cada familia. Cada escuela, que hoy está sin clases, debe centralizar a todos los vecinos solidarios dispuestos a colaborar con las necesidades populares, en asamblea permanente diaria. El activismo y los trabajadores docentes, atendiendo a sus realidades familiares (si tienen hijos en edad escolar, ancianos a cargo, etc.) junto a los auxiliares, deben dar el ejemplo de solidaridad de los trabajadores, asumiendo el papel organizador que el Estado se niega a asumir.
Se debe aplicar la Ley de Abastecimiento para que se disponga de todo el alcohol en gel y demás insumos necesarios en abundancia, de manera gratuita. Los laboratorios deben ponerse a disposición de esto, bajo amenaza de expropiación.
Todos los recursos del capital privado deben ser, como en situación de guerra, puestos al servicio de las necesidades de la lucha contra la pandemia. Vehículos, maquinarias, insumos químicos, deben ser declarados de importancia pública y sometidos a ese efecto. A la vez toda maquinaria (retroexcavadora, camiones) que esté funcionando debe ser puesta para combatir cada foco de incubación del dengue.
No se puede privilegiar la ganancia ante la vida humana, no podemos dejar esa operación a manos de funcionarios y políticos que solo piensan en sus intereses, por eso somos nosotros los que debemos decir donde comenzar con las obras inmediatas, planificar un plan de obras a mediano y largo plazo. Todas estas medidas deben ir en camino de la estatización del sistema de salud y la industria alimenticia, para que tanto la salud como la alimentación dejen de funcionar al servicio del lucro empresarial.
Y suspendiendo de inmediato los pagos de la deuda externa, poner todos los recursos al servicio de la defensa de la vida de la población.
Hay otra alternativa
La creación de comités es fundamental, acá estamos priorizando nuestra salud y vida por encima de todo concepto materialista.
Como socialistas del PSTU estamos convencidos que como clase trabajadora debemos tomar las riendas de esta sociedad en los buenos y malos momentos, sabemos que si las centrales obreras y sindicatos toman esta tarea en sus manos sería más eficaz pero la tregua y el pacto social hace que sean incapaces por sus acuerdos con el gobierno y las empresas. Tenemos que tomar las cosas en nuestras manos.
Otra vez con una pandemia y el dengue vemos que la mayoría de los muertos los ponemos nosotros y nosotras, los trabajadores, las trabajadoras y el pueblo pobre. Por eso ante la debacle mundial hace falta construir un partido internacional obrero que termine con todo este sistema podrido para iniciar un sistema socialista sin opresiones ni explotación, donde toda la riqueza sea para el pueblo y su desarrollo como humanidad.
Un partido obrero internacional, y gobiernos de los trabajadores en los diferentes países, podría coordinar la lucha contra la pandemia a escala continental, mejorando las posibilidades de triunfo. Del mismo modo que podría coordinar la lucha contra el hambre, contra el saqueo de nuestros recursos, por la segunda y definitiva independencia de nuestros países, y por la satisfacción de todas las necesidades del conjunto de la población.