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Las mujeres en primera línea

Muchas trabajadoras quedamos boquiabiertas y se nos puso la piel de gallina al ver la cantidad de mujeres que el 21 de enero se manifestaron contra Donald Trump luego de asumir como presidente en EEUU. Las redes sociales explotaban de noticias, la televisión lo transmitía en vivo y además algunas de nosotras también participamos de actos acá en Argentina. Las mujeres estamos diciendo ¡NO! al jefe del imperialismo. 

Después de haber protagonizado los 3J y el paro de mujeres de octubre, ver medio millón de personas, casi todas mujeres, en Washington, 200.000 en Nueva York, 250.000 en Chicago, 750.000 en Los Ángeles, no hizo más que dibujarnos una gran sonrisa en la cara. Mayor aún fue la emoción cuando vimos que en Londres, Berlín, y muchas ciudades europeas más, así como también latinoamericanas se sumaban, y a lo grande, a este día de lucha.
Los carteles le decían al nuevo jefe que las mujeres también somos gente, que nuestros derechos deben ser respetados, le advertían que si intenta dar pasos atrás en lo conquistado con tanta lucha vería muchos dientes y puños alzados de mujeres. También se sumaron las consignas, que reclamaban por los derechos de los inmigrantes, los latinos, los negros, la comunidad musulmana, los sectores LGTB, etc.

¿Por qué Trump odia a las mujeres?

Trump no tiene ningún empacho en hablar de manera despreciativa de nosotras, hizo varias declaraciones misóginas y ofensivas hacia las mujeres. Quiere profundizar y llevar hasta el final la campaña antiabortista que comenzó Obama anteriormente. Es claramente un enemigo de nuestros derechos y por eso recibirlo con lucha en la calle es un buen comienzo que no debe detenerse.
Las personalidades que hablaron en el escenario yanqui, como Madonna, Scarlett Johansson o Cher, hicieron denuncias esencialmente correctas, ayudando con su prestigio a dar más fuerza a la marcha, pero no denunciaron el plan central de Trump. No explicaron que los pensamientos detestables de este personaje tienen sentido alrededor de un plan de ajuste mundial, que su deseo de quitar libertades a las mujeres y a todos los sectores oprimidos responde a la necesidad de aplastar a la clase trabajadora mundial. El gobernará para los dueños del planeta, cerrará fronteras para explotar aún más a los trabajadores. Las mujeres trabajadoras y pobres de los países semicoloniales sufriremos con más fuerza todas las medidas económicas que el gobierno norteamericano aplique. Las trabajadoras norteamericanas, así como las latinas, negras o musulmanas que habitan el país del norte serán perseguidas y así más explotadas. La ilegalidad de los inmigrantes hará todavía más “baratas” a las trabajadoras mejicanas, que seguirán siendo empleadas en negro, en situaciones de semiesclavitud, por los empresarios que defiende Trump. El recorte en los derechos sociales, afectará con más fuerza en las mujeres pobres, las que verán morir con más frecuencia a sus hijos en manos de la policía racista o de las bandas de narcos que trabajan para los empresarios.
La crisis mundial que seguirán descargando sobre los trabajadores, azotará con fuerza a las familias obreras y aumentará la decadencia social, lo que llevará, y ya lleva, al aumento de la violencia machista y a la degradación de la mujer a extremos terribles.

No intenten confundirnos

Esta impresionante marcha es un primer paso enorme de lucha contra el imperialismo, pero para las trabajadoras es muy importante que no nos confundan. La pata más fuerte de los organizadores fue el partido demócrata, que gobernó EEUU hasta hace días a través de Obama. Nuestra situación no hubiera mejorado sólo porque Hilary ganara las elecciones, como muchas compañeras que participaron creen honestamente. Como decía más arriba, el plan de Trump es contra todos los explotados, es a favor de las empresas imperialistas y eso lamentablemente para muchas honestas luchadoras, no es muy distinto de lo que implementaría Hilary. Los derechos que las obreras y trabajadoras del mundo deben defender y seguir conquistando no vendrán de la mano de las poderosas y sus representantes políticos, por más que sean mujeres.
Para que nosotras podamos avanzar, así como todos los oprimidos, necesitamos echar por tierra el plan imperialista, y eso sólo podremos lograrlo en unidad con todos los trabajadores. Nosotras nos pusimos al frente, rechazamos a Trump y dijimos ¡NO!, ahora demos vuelta nuestras cabezas y llamemos a nuestros compañeros a que se sumen a este grito. Exijamos e impongamos a los sindicatos y centrales obreras que enfrenten el ajuste y que vuelvan suya las banderas de los derechos femeninos.
Los únicos aliados serán los trabajadores, ni Hilary Clinton, ni Michelle Obama pelearán nunca por los derechos de las trabajadoras, por nuestra equiparación salarial, por nuestra necesidad de jardines maternales, casas cunas y derechos sociales que nos permitan ser madres si así lo queremos, como tampoco quieren que podamos acceder al aborto libre, seguro y gratuito si no lo deseamos. Están a favor de los planes que ejecutaron sus maridos de expoliación de los países dependientes a través de la deuda externa. No lloraron con las mujeres sirias que son asesinadas, violadas y que ven estallar a sus niños. Tampoco son solidarias con las mujeres palestinas, las refugiadas que mueren de frío en Europa, las latinoamericanas que son asesinadas como moscas por los femicidios diarios, las miles de mujeres secuestradas en las redes de trata internacionales, las trabajadoras chinas que tienen una superexplotación agobiante.

Que no nos confundan, sigamos en las calles, llenémoslas cada día más y digámosle a la clase obrera del mundo ¡vamos juntos a enfrentar a Trump! ¡Vamos juntos a derrotar al imperialismo! ¡Mis banderas son las tuyas, compañero!


CAMINO AL 8M

Después de las grandes movilizaciones de mujeres del 21 de enero, los grupos feministas que las organizaron están impulsando, por iniciativa de las argentinas del #NiUnaMenos, un Paro Internacional de Mujeres el 8 de Marzo.
En más de 22 países se llevará a cabo una medida de fuerza femenina, que tendrá una serie de reivindicaciones que las mujeres vienen levantando hace tiempo. Pasar las fronteras y reclamar por nuestros derechos a través de un paro es algo espectacular y sin precedentes. Las trabajadoras tenemos que apropiarnos de esta medida e ir más allá. Es necesario pasar todas las fronteras, incluso la que los empresarios, políticos y jefes religiosos nos ponen con nuestros compañeros de clase, debemos tomar los miles de ejemplos del paro de octubre, donde los varones pararon con nosotras.
El 8M queremos convertirlo en un día de lucha por los derechos de las trabajadoras, enfrentando en nuestro país el plan de Macri y los gobernadores. Desde el PSTU queremos que el paro de mujeres se transforme en un PARO POR LAS MUJERES. Que las centrales sindicales llamen a parar ese día, que en todas las fábricas, oficinas, lugares de estudio y trabajo, en unidad todos los trabajadores paremos para decir ¡abajo el plan de Macri! ¡Arriba los derechos de las mujeres!
Que las calles de Argentina revienten en la movilización el próximo 8 de marzo, con las mujeres trabajadoras al frente y con todos los que sufren el ajuste marchando en unidad.