LAS PASO, LAS DOS REALIDADES Y LA VENGANZA DE LOS CARPINCHOS

Entramos en el tramo final de la campaña de las PASO y la situación del país parece transitar por dos realidades paralelas.  En los medios de comunicación y en parte en las redes se desarrolla la frenética batalla virtual entre el Frente de Todos (FDT)  y JUNTOS. Los/as candidatos/as recorren los programas, ocupan las portadas y horas de publicidades prometiendo un futuro mejor  a cambio de votos. No faltan las peleas en el barro, las denuncias cruzadas, las causas judiciales y operaciones políticas. Pero, en los lugares de trabajo y los barrios populares, el clima es de apatía, escepticismo y hastío ante las elecciones. Y preocupación ante la inflación que no para, el salario que cada vez alcanza menos, el hambre,  la falta de trabajo, la precarización laboral para los/as jóvenes, la incertidumbre sobre la variante Delta (que ya tiene circulación comunitaria) y el futuro inmediato. 

El FDT adelante en las encuestas pero los/as trabajadores/as seguimos perdiendo

Si algo predomina en la campaña tanto del Gobierno como de la oposición patronal son las consignas vacías (Vamos a salir, Vengo a trabajar, Demos el paso, etc.). El debate entre ambos parece centrarse en quién fue peor gobierno en los últimos años. 

Hasta ahora la mayoría de las encuestas siguen dando ganador al FDT a nivel general y también en la estratégica provincia de Buenos Aires. Sin embargo la diferencia a favor en provincia sería de 5% (y podría ser menos) y estaría complicado en los otros distritos grandes (CABA, Santa Fe, Córdoba y Mendoza). 

En general los economistas afines al Gobierno resaltan que los datos macroeconómicos son favorables al FDT con excepción de la inflación, 29% acumulado (lo calculado en el presupuesto para todo el año). Con el agravante de que en el caso de los alimentos, bebidas y medicamentos es muy superior, y eso impacta mucho más fuerte en los sectores populares. Por otro lado, aunque hayan aumentado en el primer semestre la producción, las exportaciones y el superávit comercial, y el dólar se mantenga relativamente controlado y estable, eso no se traduce en una mejora para la situación del pueblo trabajador. La mayoría de los salarios vienen perdiendo contra la inflación de este año y el Salario Mínimo Vital y Móvil con los aumentos “adelantados”, quedará en septiembre solo $746.- por encima de la línea de indigencia ($28.414.-). Es peor la situación de las jubilaciones mínimas, que cobran la mitad de los jubilados/as, y que está casi $2.500.- abajo. Ni hablar de la situación en los barrios pobres. Hasta el propio Alderete, dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y diputado oficialista declaró que “La situación del país es peor a la de 2001. Ahora la gente no tiene ni para hacer changas. Las necesidades en los barrios son cada vez mayores. La comida que llega del Estado no alcanza. En los comedores asistimos cada vez a más personas. La gente está muy mal, está angustiada”. (1) 

Por último si bien hubo un aumento del empleo industrial en su mayor parte es precarizado y temporal además de insuficiente. La desocupación es altísima en jóvenes de entre 18 y 24 años (25,8%). El Gobierno, preocupado con la caída del apoyo de los jóvenes al FDT en las encuestas largó hace pocos días el plan Te sumo para ese sector. Ocurre que los/as jóvenes de entre 16 y 25 años son el 20% del padrón electoral. Encima los proyectos de reducción de la jornada laboral para generar puestos de trabajo de los candidatos “sindicales” oficialistas Hugo Yasky y Sergio Palazzo, los salieron a vetar los propios ministros de Trabajo y Producción. 

La otra vereda no es la del sol

La oposición patronal de Juntos parece más centrada en resolver su crisis interna en las PASO que en disputar seriamente con el FDT. En provincia de Buenos Aires la candidatura del neoradical Facundo Manes pierde impulso y se desinfla como un globo. Aparentemente gana terreno Santilli, más por prepotencia de aparato que por mérito propio. Ninguno de los dos puede balbucear más que generalidades y promesas vagas, mientras se esfuerzan por aparecer bien lejos de los desastrosos gobiernos de Macri y Vidal.  

Pero es en CABA, el gran bastión macrista, donde las cosas se les están complicando aunque tengan ganada la elección. El crecimiento emergente por derecha del ultraliberal Javier Milei les está desestabilizando sus planes. Larreta y Vidal tuvieron que aceptar el apoyo de nada menos que Mauricio Macri para evitar la erosión del “voto duro” de derecha que se radicaliza y los ve tibios frente al gobierno de Alberto. Les viene fallando la estrategia de armar una lista “muleto” de perfil más neoliberal con López Murphy para disputarle a Milei. Irónicamente hay preocupación porque si López Murphy no llega al 15 % en la interna no podría integrar la lista en noviembre y eso favorecería a Milei. Por otro lado si crece podría ser a expensas de los votos de Vidal, por eso ésta “endureció” su discurso contra el Gobierno. 

Por último la interna de Córdoba es directamente un aquelarre donde se pelean hasta Patricia Bullrich con Macri. Por suerte las apariciones públicas del candidato estrella Fernando Iglesias siempre les dan una mano.

Entre el cisne negro y la rebelión carpincha

Mientras los especuladores capitalistas saludaron la posibilidad de un acuerdo con el FMI con una suba en la cotización de los bonos argentinos, en el país de los de abajo no hay nada para festejar. Y las encuestas, aunque ya perdieron casi toda credibilidad, siguen marcando cerca de un 15% de indecisos. Algunas de ellas también muestran sectores que rechazan a todos los candidatos, piensan en no ir a votar o votar en blanco. Otras, corrimiento del voto hacia los “libertarios” o la izquierda. Esto encendió la alarma entre algunos analistas burgueses que barajan la posibilidad de un “cisne negro”, un resultado electoral  inesperado. 

El escándalo de agosto fue la foto del cumpleaños de Fabiola Yáñez en Olivos con Alberto violando indignantemente su propio  DNU de la cuarentena. Luego vino la respuesta del oficialismo con la denuncia del cumpleaños de Carrió en su casa, también violando el decreto. Frente a ese despliegue obsceno de impunidad y privilegios, por esos mismos días una noticia explotó en las redes y medios ganándose la simpatía de millones: la invasión de carpinchos en Nordelta. De repente decenas de memes convirtieron a los pacíficos animalitos en símbolo de la rebelión contra los ricos y poderosos. Siguiendo su instinto los carpinchos fueron a recuperar los humedales que les arrebataron el negocio inmobiliario y los políticos corruptos al servicio de los capitalistas. Probablemente millones de trabajadores/as y jóvenes  sintieron que los carpinchos hacían lo que les gustaría hacer y las direcciones burocráticas y traidoras les impiden. Salir masivamente a recuperar el país que nos arrebataron las multinacionales, empresarios, sus representantes políticos y los privilegiados que comen de su rapiña. Es la misma rabia obrera y popular que se identificó con “el gordo mortero”, apodo con el que los medios pretendieron ridiculizar  a Sebastián Romero, y que se volvió un símbolo de rebelión de los pobres y explotados. Las candidaturas y la campaña del PSTU en el FIT-U buscan ser  la expresión de esos/as trabajadores/as y jóvenes y de esa necesidad: la de una revolución obrera y socialista que lleve al poder al pueblo trabajador para lograr nuestra Segunda Independencia. 

(1) https://www.infobae.com/politica/2021/08/22/juan-carlos-alderete-si-esto-no-cambia-vamos-a-un-estallido-social-la-gente-no-aguanta-mas/