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LAS TAREAS NECESARIAS PARA FRENAR LOS ATAQUES

Al cierre de esta edición se cumple un año de la asunción del Gobierno de Alberto Fernández, un gobierno que asumió con una gran expectativa entre el pueblo trabajador y con el apoyo de la inmensa mayoría de las direcciones sociales y sindicales, de artistas y demás.

Sin embargo, la realidad difiere mucho de la expectativa inicial. El propio Gobierno lo reconoce en su spot conmemorativo de un año de gestión diciendo “No hicimos todo lo que esperabas, pero hicimos lo que no podía esperar”.

 Todos los defensores del Gobierno argumentan que frente a la pesada herencia del macrismo y ante algo inédito como la pandemia, se hizo todo lo que se pudo para cumplir con las promesas de campaña de gobernar para los que menos tienen. Pero ¿es realmente así?

La propaganda del Gobierno a un año de su gestión se atribuye dos méritos: la política frente a la pandemia y la renegociación de parte de la Deuda Pública ¿fueron pasos hacia la “Argentina de pie” que prometieron? Veamos.

¡Hola Fondo!

La renegociación de la Deuda fue una prioridad desde la misma asunción. El acuerdo de renegociación con fondos acreedores se mostró como un triunfo y ahora se negocia con el FMI. Atrás quedó el “No volvamos al Fondo” que movilizó cientos de miles en 2018, impulsado por direcciones que apoyan al Gobierno. ¿Qué quiere decir que es prioridad? ¿Que mientras suben la pobreza e indigencia mes a mes, mientras el 63% de los niños y niñas del país son pobres, es prioridad para el Gobierno patear para adelante los pagos que se puedan, pero ir pagando millones en concepto de intereses (este año casi un 10% del presupuesto)?

El presupuesto 2021 plantea un ajuste brutal que se descargará sobre el pueblo trabajador, por órdenes del FMI, pero a la vez se prevé destinar casi un 8% para el pago de Deuda. La prioridad de la estafa de la Deuda la paga el pueblo trabajador, un ejemplo de esto es el nuevo robo a los jubilados (ver página 6).

La pandemia

La pandemia sin dudas sacudió al mundo y dejó a las claras las prioridades. En un principio, el Gobierno de Fernández se posicionó como un defensor de la salud frente a la economía frente a políticas como las de Bolsonaro o Trump.

Sin embargo, en la realidad no se tomaron realmente todas las medidas posibles para evitar las muertes y contagios. La cuarentena dictada fue un imposible para gran parte de la población, que, si no sale, no come. Y el hacinamiento continuó habiendo miles de viviendas sin ocupar, ramas de la industria no esenciales nunca pararon de producir o lo hicieron por muy poco tiempo, etc. etc.

Así hoy Argentina es el noveno país con más muertos, y ya se habla de que pronto vendrá la segunda ola de contagios ¿Eran verdaderamente inevitables las mas de 40.000 muertes contabilizadas? No, pero a pesar de los discursos iniciales la apertura económica fue prioridad.

El frente interno

El Gobierno es un gobierno de alianza entre distintos sectores. Eso se vio en el año y generó fricciones.

La mayor atención siempre está puesta sobre la relación entre los Fernández, pues Cristina es sin dudas la líder del sector del gobierno que se plantea como más progresista y duro con los poderosos.

Así se dio el chisporroteo sobre si el 5% a los jubilados seria a cuenta del aumento de marzo o no, chisporroteo que no cuestiona lo esencial que es que ese aumento condena a miles de nuestros viejos al hambre.

Cristina brilló por su silencio en casi todo el año. A diez años de la muerte de Néstor Kirchner publicó una carta en la que, más allá de algunas críticas específicas, respaldó el llamado a un gran acuerdo nacional (Pacto Social) y al cumplirse un año de gestión publicó otra donde su crítica central fue al Poder Judicial, es decir en su propia defensa.

La ayuda fundamental

Dentro del frente interno se encuentran también las dirigencias de la CGT, CTA, UTEP, MTE, entre otros. Si bien algunos han dejado deslizar en algún momento una u otra crítica frente a alguna medida, o manifestado preocupación por la situación, su rol es fundamental.

En un año en donde el salario de los trabajadores se depreció, donde se perdieron más de 4 millones de puestos de trabajo, donde la ayuda a los más pobres fue de 3 míseras cuotas de $10.000 cada dos meses, mientras se destinaron  millones en subsidios a las patronales, donde se reprimió brutalmente a miles de familias sin casa, no hubo una sola medida de lucha contundente llamada por las conducciones de las Centrales.

Con la excusa de la pandemia y la herencia recibida, nos ataron de pies y manos frente a los ataques de las patronales y el Gobierno.

Brotan luchas

Sin embargo, y a pesar de las expectativas, las conducciones y la pandemia, hubo muchas luchas. Quizá no directamente contra el Gobierno la mayoría de ellas, sino principalmente contra las patronales o contra los dirigentes gremiales (como los textiles de Tierra del Fuego, o los metalúrgicos de Gálvez). Pero que de hecho afectaron el Pacto Social implementado por Gobierno, empresarios y dirigencia sindical.

Esas luchas, aunque dispersas y atomizadas, se fueron multiplicando, porque se multiplican las necesidades. Y en ellas surgen nuevos luchadores y luchadoras que se ponen al frente. Quizá muchos aún con expectativas en que el Gobierno, pasada la pandemia, puede llegar a ir a un rumbo más a favor del pueblo trabajador. Otros ya desilusionados, viendo que el verdadero rumbo es muy distinto al prometido.

Desde el PSTU desde el principio planteamos que este no sería un gobierno a favor del pueblo trabajador. Creemos que su primer año lo demuestra y sobran ejemplos al respecto. Sin embargo, no pretendemos que lleguen a esa conclusión solo por creernos a nosotros, es necesario hacer la experiencia.

Unidad para pelear

Si cuando asumió Alberto Fernández estaba planteado recuperar lo perdido durante el Gobierno de Macri, hoy tenemos que agregar también todo lo que perdimos este año y solo podremos hacerlo luchando, peleando juntos, más allá de lo que cada uno pensemos respecto del Gobierno: por salario, bonos, puestos de trabajo, condiciones laborales, por el aborto legal y contra la violencia machista, etc.

Hay decenas de luchas en curso en todo el país y algunas muestran que se pueden frenar los ataques, como por ejemplo el freno que, por ahora, impuso el pueblo chubutense al proyecto de megaminería.

Apoyar todas esas luchas es una tarea inicial fundamental. Impulsar las peleas en los lugares de trabajo, exigiendo a los delegados y Comisiones Internas que lo hagan, o pasándolos por encima si no lo quieren hacer, armando comités, comisiones y asambleas de afiliados y no afiliados para ver los problemas y el plan de acción.

La experiencia de este año demuestra que mientras más aisladas queden las luchas, menos posibilidades tienen de ganar. Por eso la coordinación y unificación es una necesidad, y en ese sentido también una nueva dirección es necesaria. Hay algunos ejemplos de coordinación que se pueden imitar (ver página 4). Paso a paso, basándonos en las experiencias genuinas que miles de luchadores y luchadoras están haciendo en forma atomizada, ir construyendo el camino hacia una instancia de coordinación nacional, una asamblea nacional de trabajadores ocupados y desocupados.

Una salida de independencia de clase

Ahora bien, mientras damos esas peleas en la máxima unidad, desde el PSTU queremos decirles a todos esos luchadores y luchadoras, que el “capitalismo en el que ganemos todos” del que habla Alberto Fernández, no existe y en el capitalismo siempre ganan las multinacionales y las patronales, como sucedió todo este año. Que los trabajadores tenemos que construir nuestra propia salida para el país, nuestro propio programa para que la crisis no la pague como siempre el pueblo trabajador, que ese programa tiene que partir de romper toda atadura con el FMI, no pagar ni un peso a la odiosa Deuda Externa y terminar con los cientos de subsidios a las patronales, para destinar ese dinero a las necesidades más urgentes del pueblo trabajador.

No podemos esperar que ningún salvador o salvadora haga esto por nosotros, mucho menos si nos plantea la unidad con los “patrones buenos”.  Depende de nosotros y nuestra organización política independiente, alrededor de una salida revolucionaria. Al servicio de esa tarea construimos el PSTU e invitamos a todos los luchadores y luchadoras que acuerdan con esta necesidad a hacerla juntos.