“Las trabajadoras aceiteras a pesar de estar trabajando en una de las principales industrias de Argentina pasamos muchas necesidades.
No tenemos guarderías y hay muchas mujeres que las necesitan… tampoco cobramos un plus por dejar a nuestros hijos en los jardines maternales, como sí hay en otros gremios.
Cobramos el salario familiar pero son solo unos pocos pesos, 250 por hijo; si ganamos más de $15.000 no lo cobramos. Nuestros hijos van a la escuela, no nos alcanza para nada, entre las cuentas y los útiles no llegamos a comprar todo lo necesario.
No nos respetan las patronales y en muchos casos tampoco nuestros compañeros, nos faltan el respeto constantemente; si nos maltratan en las fábricas, ¡cómo serán en las casas con sus parejas!
Los malos tratos que sufrimos son, por ejemplo, acoso verbal, esos “chistes” o palabras con doble sentido.
En plata también nos discriminan, en la mayoría de las empresas las mujeres no tenemos una igualdad de categorización. En cambio los compañeros varones son favorecidos en la categorización. Hay chicos que les dan la posibilidad apenas empiezan, pero a nosotras nunca nos dejan progresar, y nuestros delegados no pelean para que tengamos las mismas posibilidades, una igualdad de trabajo, y de categorías, tampoco se respeta la antigüedad de las mujeres para las categorizaciones.
Necesitamos el apoyo de parte del sindicato. Ahora estamos atravesando esta gran lucha por nuestros salarios, por nuestro legítimo derecho a huelga, tenemos que unirnos las compañeras y compañeros para que no se descuiden los derechos de las trabajadoras aceiteras”.
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