El macrismo viene siguiendo la senda de la represión policial y la judicialización de la protesta, que
bajo el kirchnerismo llevó a la cárcel a cientos de trabajadores y luchadores, como los petroleros de Las Heras; acusados injustamente y condenados a perpetua por la muerte del policía Sayago. Y a medida que avanza la crisis y se profundiza el saqueo del país, esa política represiva se va endureciendo; en ese sentido, el de Facundo Jones Huala es un caso ejemplar.
Líder comunitario del Pu Lof en resistencia Cushamen, fue acusado por diferentes acciones por los gobiernos de Chile y Argentina, y apresado por supuestos delitos ocurridos en Chile, sobre los
que la justicia de ese país ya se expidió, absolviendo a los mapuches involucrados; pero aún así rige sobre él un pedido de extradición por parte de la justicia chilena.
La realidad es que la persecución a Jones Huala se debe a su lucha contra diferentes proyectos de saqueo de recursos naturales tanto en Argentina como en Chile, y contra la concentración de
tierras en manos de multimillonarios; ambas políticas defendidas e impulsadas por los gobiernos de ambos lados de la cordillera.
De este modo, Facundo Jones Huala y los demás presos mapuches son presos políticos de un gobierno entreguista y represor; como lo son Milagro Sala y otras dirigentes de la Tupac que fueron encerradas injustamente, o como lo fue el docente wichí Agustín Santillán, que estuvo seis meses detenido sin pruebas.
Ante esta escalada represiva y judicial, es necesario que la CGT y las CTAs, junto a las organizaciones sociales y por los DD.HH., hagan suya la pelea por la libertad de todos los luchadores encarcelados; uniéndola a la lucha contra las reformas laborales, fiscales y previsionales. ¡no podemos tolerar que haya un solo preso por luchar!