Actualmente, vemos un crecimiento de los sectores liberales y de ultra derecha. Javier Milei se presenta como un outsider, alguien que viene por fuera de la política y que trae consigo una “alternativa” a las nuevas generaciones de jóvenes que ven con descontento como año a año se rifa su futuro. Para esas generaciones, planteamos una alternativa realmente antisistémica, revolucionaria y socialista.
Es que venimos de años de crisis económica, salarios a la baja, desempleo juvenil y déficit presupuestario educativo. El Gobierno anterior de Macri nos dejó una deuda impagable con el FMI. Cuyo destino no fue otro que la bicicleta financiera que permitió la fuga de millones de dólares. Y a dos años del Gobierno del Frente de Todos, la inflación sigue comiendo los ingresos de las familias trabajadoras. Y hoy el mismísimo Congreso Nacional nos entregó de manos atadas al Fondo Monetario. Por más distintos que sean sus discursos y políticas, el resultado no varía para el pueblo trabajador.
Estamos frente a una crisis económica mundial muy grande. Argentina no es ajeno a ello. Contamos en la actualidad con una inflación que acumula un 52,3%, contando desde marzo del 2021 a febrero de este año. En cuanto al salario, según un estudio realizado por la consultora Adecco Argentina, el salario promedio de les jóvenes es de 50 mil pesos. Uno de los sectores con el promedio más bajo de toda la región de Latinoamérica. El salario mínimo, con el último aumento que se realizará en 4 tramos hasta diciembre, recién alcanzará los $47.850.
Ante esta decepción, aparecen estos sectores con planteos aparentemente renovados, pero con recetas ya aplicadas por el neoliberalismo. Además, abren la puerta a variantes de ultra derecha conservadora y fascista, que se envalentonan y disputan el terreno. Ejemplo de ello es la actuación del grupo Juventud Republicana, el 24 de marzo escrachando la estación de subte Rodolfo Walsh.
¿Qué dice La Libertad Avanza?
- Economía liberal.
Apoyado en la escuela liberal austríaca propone una nula intervención del Estado, ya que la misma estará regulada por la competencia del mercado. Esto, en su teoría, dejaría en igualdad de condiciones a todos sus competidores. El valor está determinado por la oferta y la demanda. No es necesaria la existencia de un Banco Central que implemente regulaciones.
- Contra el asistencialismo.
Sostiene que el Gobierno Nacional destina una gran parte de su presupuesto al pago de asignaciones, planes sociales, salud, educación, entre otros tantos destinos sociales. Para ello, propone eliminar asignaciones, planes y privatizar la educación y la salud.
- La existencia de la “casta política”.
Milei refiere a que existe en Argentina un sector social que ejerce puestos políticos sistemáticamente. Casta es un estrato cerrado que permanece en el tiempo. Ellos gozarían de privilegios políticos y económicos que el resto no tiene.
La falsedad de los tres pilares de Milei
Las propuestas del sector pueden parecer convenientes. Sin embargo, ¿Puede competir un almacén familiar de barrio con una cadena de supermercados con capitales extranjeros?
Creemos que no. Contaría con grandes desventajas para hacerlo Al revés de lo que plantean los libertarios, sin la regulación estatal, y con la competencia feroz y anárquica que reina en el capitalismo, aumentaría la tiranía del fuerte sobre el débil.
Nosotros proponemos la expropiación de los grandes capitalistas y los bancos, bajo control obrero. Mediante la estatización de la Banca, permitirá a los pequeños depositantes acceder a créditos económicos inmejorables frente al crédito nulo actual.
Una economía planificada permitirá el desarrollo de lo que el pueblo necesita. Ciencia y tecnología puesta al servicio de las necesidades de los trabajadores.
Sería falso pensar que las economías de la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Canadá, Australia, entre otros, son liberales. Todas ellas tienen una fuerte intervención del Estado. No existen experiencias que comprueben que una economía liberal es posible sin hundir en la miseria y pobreza a la gran mayoría del pueblo trabajador.
En cuanto al asistencialismo del Estado. Tampoco creemos que sea una solución correcta para los problemas económicos descritos. Pero, entendemos que en forma transitoria hay millones de familias que necesitan de estos ingresos para poder comer. Es mentira que las familias que tienen alguna ayuda económica, puedan subsistir sólo gracias a ello. Estamos hablando de un país en donde la inflación supera el 50% en menos de un año y los salarios mínimos no logran alcanzar la canasta básica. Además, gracias a la ausencia de controles del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social contamos con un gran porcentaje de trabajadores no registrados. Es decir, que no cuentan con los derechos mínimos que establece la Ley de Contrato de Trabajo. Por todo esto, sostenemos que ni la solución es mantenerlos y mucho menos quitarlos.
El verdadero camino es generar puestos de trabajo genuinos, en condiciones con salarios iguales a la canasta básica requerida para la subsistencia de una familia. Un salario que contemple alquileres y todos los gastos necesarios.
Para solucionar la falta de empleo, pensamos que hay que establecer la escala móvil de trabajo. Hay desocupados y trabajadores haciendo horas extras. Se deben repartir las horas de trabajo y percibir salarios igual a la canasta familiar. Además de hacer un plan de obras públicas, en función de las innumerables necesidades de infraestructura del pueblo trabajador, que también generaría miles de puestos de trabajo.
Por otro lado, nosotros no estamos de acuerdo con la privatización ni de la educación ni la salud, porque son derechos sociales. Con todas las falencias que podamos encontrar dentro del sistema educativo y de salud, las defendemos frente al ataque de dichas ideologías.
Justamente, si quieren que las personas puedan competir dentro del mercado en igualdad de condiciones, ¿cómo sería eso posible si los recursos básicos para la subsistencia no están al alcance de la población? La privatización de la salud, convierte a nuestras vidas en una mercancía. Sólo se podrán salvar o hacerlo en condiciones, aquellos que puedan pagarlo. No hubiésemos logrado la inmunización actual en la pandemia y hubiésemos tenido muchos más contagios y muertes, si se comercializaban las vacunas y los test.
La educación no puede estar al servicio de las empresas privadas, sino al servicio de las necesidades de la población. Sobre esto dimos nuestro punto de vista en el artículo publicado en el AS Nueva Época n°1.
Tampoco consideramos que en este momento la salud y educación sean las mejores que podemos tener. Creemos que las mismas deben ser estatales, gratuitas, de calidad y funcionar bajo el control de sus trabajadores/as, al servicio de las necesidades del conjunto del pueblo trabajador. Y exigimos, en el polo opuesto de Milei, un mayor presupuesto por parte del Estado.
Por otro lado, en cuanto a la casta política, podemos hablar de que existen partidos patronales históricos y personajes que pueden pasar de un frente al otro según lo que consideren en los turnos electorales. A los que Javier Milei tampoco es ajeno, ya que actualmente es diputado y anteriormente fue, por ejemplo, asesor del genocida Antonio Bussi.
Estas personalidades políticas, siempre representaron a los intereses de los patrones. A la burguesía del campo, a los dueños de empresas, a los grandes bancos y financieras.
Contra la casta política: gobierno de los/as trabajadores/as.
El sistema político, nos hace creer que para ejercer un cargo es necesario ser político de carrera, abogado, economista, profesional. Sin embargo, los trabajadores sabemos administrar, hacer funcionar fábricas, escuelas y demás espacios. Hay sobradas experiencias incluso de fábricas sin patrones. ¿por qué no sabríamos ejercer cargos públicos entonces?
Pero esos cargos, deberían ser revocables si no cumplen sus promesas y elegidos por democracia directa. Así como pueblo podemos controlar que se cumplan nuestras demandas y remover a quienes no lo hacen. Y no esperar, como ahora, dos o cuatro años para que las cosas no cambien. Además de esto, no puede ser que reciban sueldos de miles y miles mientras la mayoría gana por debajo de la canasta familiar. Deberían ganar como un obrero calificado.
Nosotros queremos ir realmente contra la casta política. Contra la casta de las empresas, a la cual pertenece el partido de Milei. Él, al ir en contra de las organizaciones obreras y por la destrucción de los sindicatos por ejemplo, sostiene una política acorde a los intereses de las multinacionales. Nosotros queremos destruirla, no para instaurar otra que responda a la misma clase y siga sin solucionar nuestros problemas inmediatos, sino para instaurar una democracia obrera, de los que nunca hemos gobernado el país, una donde se escuchen las voces de los que nunca somos escuchados.
Proponemos que los y las trabajadoras tomemos el poder en nuestras manos. Para acabar con la especulación financiera y construir una economía al servicio de nuestras necesidades. Y para eso construimos un partido revolucionario y una juventud enraizada con las luchas del pueblo trabajador.
Invitamos al lector y lectora a seguir charlando cada uno de estos puntos y encontrar así, una alternativa que logre acabar con la desigualdad social para construir una sociedad en la que realmente estemos en iguales condiciones.