Es sabido que EEUU es campeón del libre comercio cuando se trata de introducir sus productos en otros países y fundamentalista del proteccionismo para resguardar su mercado interno.
Pero Macri y sus funcionarios habrán creído que los elogios de Trump cuando lo visitaron en abril y los apretones de manos y fotos con el vicepresidente yanqui Mike Pence en Argentina, hace pocos días, eran muestra de una “buena onda” capaz de cambiar las reglas de la primera potencia imperialista mundial.
Todo parecía bien encaminado. Al día siguiente de la vuelta de Pence a EEUU se autorizó la entrada de limones argentinos, luego de 16 años de trabas, que significará ingresos por U$S 50 millones anuales para los productores locales.
Como contrapartida el Gobierno debió habilitar, tras 25 años, el ingreso de carne de cerdo desde el país del norte por U$S 10 millones anuales, un negocio pequeño para ellos, pero perjudicial para el mercado nacional, además de representar riesgo sanitario.
Macri igual festejaba el resultado positivo del intercambio cuando ¡sorpresa!, EEUU frenó el ingreso de biodiesel argentino, una exportación que en 2016 alcanzó aproximadamente los U$S 1138 millones. El argumento es que ese derivado de la soja es un producto subsidiado por el Gobierno, por lo que para ingresar en el mercado norteamericano deberá pagar un impuesto promedio de 57%, lo que hará inviable continuar exportándolo a ese país.
Los empresarios del polo agroindustrial de Rosario ya manifestaron su preocupación, porque EEUU absorbe el 90% del biodiesel que allí se produce, una actividad que involucra más de 6.000 empleos.
La suma y resta entre limones, cerdos y biodiesel, arroja un déficit comercial para Argentina de unos u$1000 millones, que deberá ser cubierto con más endeudamiento. Mayor sumisión, aumento del déficit, incremento de la deuda externa: un círculo infernal de nunca acabar.
¿Sería solución diversificar las exportaciones y endeudarnos con China y los países asiáticos, como se hizo durante los gobiernos de Néstor y Cristina?(1). ¿Acaso no fue la propia ex presidente quien reivindicó, entonces, nuestro carácter de “pagadores seriales”?
Para tener “justicia social, soberanía política e independencia económica” los trabajadores y el pueblo tendremos que derrotar a Macri con lucha en las calles, junto al resto de Latinoamérica hacer una nueva revolución continental, para la Segunda y Definitiva Independencia, y romper las cadenas que nos atan al imperialismo mundial.
(1) Ver Página 12, 26/08/2017, Alfredo Zaiat, La relación comercial ArgentinaEEUU