Lo que nos depara el COVID-19: LA VARIANTE ÓMICRON Y LA POSIBILIDAD DE UNA TERCER OLA

Gobiernos de todo el mundo anunciaban que estábamos cerca del fin de la pandemia. Los países centrales habían llegado a prevenir y acaparar hasta cuatro veces su población en las vacunas necesarias. A países como el nuestro llegaron, con demoras y a cuentagotas.

Ahora Europa se encuentra sacudida por una nueva ola de contagios, vuelven las restricciones y ha aparecido una variante nueva: Ómicron.

Reino Unido ya superó los 570 casos diarios sobre millón de habitantes, mientras que Alemania se encuentra en 510. Austria, Bélgica y Países Bajos han vuelto al confinamiento.

¿Qué fue lo que falló? Muchos especialistas coinciden en que fue el techo que alcanzó la vacunación (60% con dos dosis en promedio en toda la UE) a causa de quienes aún se resisten a vacunarse. Esto parece confirmarlo el hecho de que aquellos países que han avanzado más en la vacunación, como Portugal y España, que se encuentran por sobre el 80% de vacunación con dos dosis, cuentan con 164 y 89 contagios diarios por millón de habitantes, respectivamente. Esto, más el relajo de las medidas preventivas como el distanciamiento social y el uso del tapabocas.

 

La situación en África

 

Sin embargo, aunque la resistencia a la vacunación es un elemento importante a tener en cuenta, la causa principal la encontramos en el origen de la nueva variante. África transitó la pandemia como si no fuese parte del mundo. Condiciones de vida y sistemas de salud en niveles inhumanos, más falta de datos e información, nos dan claridad que, de tener cifras precisas sobre la pandemia en el continente, el número de muertes a nivel global treparía a cantidades astronómicas.

Que el 70% de los casos confirmados de covid se concentran en 4 países: Sudáfrica, Egipto, Marruecos y Argelia, sobre un total de 54  en todo el continente. El que la variante Ómicron haya sido descubierta en Sudáfrica se debe exclusivamente a que es el país de la región que cuenta con la tecnología para hacerlo, hecho reconocido por su presidente, Cyril Ramaphosa. Por lo tanto, no se sabe a ciencia cierta qué otro tipo de variantes pueden haber surgido y estar circulando por el continente.

Si sabemos una cosa: en ningún momento de la pandemia África dejó de ser saqueada por las potencias mundiales. Y todo mientras era relegada al último lugar en la repartija de vacunas. Aunque en un primer momento científicos propusieron usar a su población para probar las vacunas, como si fueran humanos de segunda categoría, estas nunca llegaron masivamente. 

Esto es lo que denuncia Ayoade Olatunbosun-Alakija, vocera de la Alianza Africana para la Entrega de Vacunas, quien ha sido clara en sus reclamos hacia los países desarrollados: “La aparición de esta variante era inevitable. Se debe a la falta de vacunación por el acaparamiento de vacunas por parte de los países desarrollados”.

Más del 70% de las dosis aplicadas en el mundo están concentradas en los 10 países más ricos. Solo el 2,5% de la producción total de vacunas fue destinada a África, que representa más del 17% de la población mundial.

 

¿Puede llegar una tercera ola a nuestro país?

 

No se puede asegurar lo contrario. La experiencia de los últimos dos años lo afirma. Los niveles de vacunación se han estancado en una cifra similar a Europa (64%) y la situación es de relajo total. Los testeos son muy bajos y aunque la tasa de positividad aún es baja, la situación amerita otro tipo de abordaje. 

El Gobierno repite que estamos preparados y tan sólo llama a avanzar en la vacunación. No es novedad. El mismo nivel de relajo cuando se habilitó la presencialidad escolar en plena segunda ola, y nuevamente cuando levantaron masivamente las restricciones para remontar la derrota en las elecciones PASO.

 

Una vez más, se puede parar esta catástrofe

 

La situación es muy delicada, nacional e internacionalmente, pero no es irreversible. El principal problema que afrontamos es que la necesidad de terminar con la pandemia choca directamente con las aspiraciones de las multinacionales, en este caso farmacéuticas, de generar ganancias. Los trabajadores debemos tomar el problema en nuestras manos.

Dos vacunas se producen en nuestro país, Sputnik y AstraZeneca. Es necesario romper con las patentes de una vez por todas para aumentar la producción al máximo posible. 

Lo mismo sucede con la vacuna que se desarrolla en nuestro país. Mediante impuestos al negocio inmobiliario, al petróleo y la minería, al agronegocio, hay que destinar todo el presupuesto posible a su investigación.

Es necesario producir vacunas no solamente para terceras dosis y completar esquemas, sino sobre todo para enviar a África y a países marginados del reparto de vacunas, como Haití. Es la mejor forma de prevenir nuevas variantes.

El G7 ya anunció el envío masivo de vacunas, pero sabemos muy bien que sus mecanismos y sus tiempos están muy detrás de las necesidades.

 

Así mismo, hay que testear masivamente, que es la única manera de conocer la situación a ciencia cierta para determinar qué medidas tomar a cada momento. Exigimos al Gobierno que de inmediato comience el testeo regular masivo de toda la población y en forma gratuita.

Por último, hay que vacunarse. Entendemos la desconfianza en los Gobiernos y en la industria farmacéutica. Pero hoy no hay método más eficaz para la salida de la pandemia. Su efectividad, en buena parte, ya se comprueba en la realidad.

La ruptura de patentes puede ayudar a combatir la campaña de grupos negacionistas y anti vacunas, mediante la publicación de toda la información disponible. Es necesario avanzar ya mismo en todo esto.

Pera para ello, es fundamental que nos organicemos. La prioridad del Gobierno hoy es acordar con el FMI. Pero los trabajadores y el pueblo queremos salir de la pandemia lo más enteros posible. En cada barrio, en cada lugar de trabajo, en cada escuela tenemos que hacer carne este pedido, coordinar iniciativas, formar comisiones que levanten estas exigencias, llevarlas a los sindicatos, centros de estudiantes, como así también a los legisladores y autoridades de cada municipio y a todas las instituciones de gobierno, hasta imponerlo.