Tanto radicales, peronistas e incluso gobiernos militares han convertido a la Argentina en un paraíso para las multinacionales automotrices y del acero, que dominan nuestra gran industria. En esta última etapa y con un discurso contradictorio, el kirchnerismo a través de sus grandes subsidios a la industria, sus techos salariales y legislando en contra de los trabajadores, como con la ley de ART, ha logrado dejar al país totalmente sometido a los planes de General Motors, Ford, Honda, Toyota, Peugeot, Renault o de gigantes siderúrgicos como Mitelor y Techint.
El lento e insuficiente proceso de re industrialización del país que se dio después del 2001 no fue para producir los bienes que necesita el país sino para lo que le dé más ganancias a esas multinacionales que luego fugan capitales a costa del trabajo argentino. Y lo hacen sometiendo a los trabajadores a un régimen de esclavos, gracias a la complicidad de los dirigentes traidores al frente de los sindicatos como Caló de la UOM o Pignanelli de SMATA, con salarios devorados por la inflación, trabajo precario, despidos y suspensiones a voluntad de las empresas, ritmos de trabajo infernales, etc.
La entrega de la industria a las multinacionales tuvo una de sus expresiones más explícitas en los años noventa en la liquidación de los ferrocarriles que llegaban a todo el país, y su reemplazo por una red de transporte de cargas y pasajeros por camión y ómnibus que favoreció precisamente los planes de las multinacionales automotrices (ver página 10). A pesar de la retórica el gobierno kirchnerista ha mantenido esta entrega impuesta desde hace décadas, aceptando el papel que nos otorgan a nivel mundial de ser un “gran taller ensamblador” sin desarrollo de producción propia. Scioli, Macri y Massa prometen seguir sosteniendo la misma política, aunque difieran en pequeños detalles.
Desde el PSTU en el FIT proponemos que para que esto cambie, para que se pueda producir lo que necesitamos los trabajadores, las cosas que usamos a diario y los insumos para nuestros hospitales y escuelas debemos nacionalizar la gran industria bajo control de los trabajadores, para desarrollar un plan industrial al servicio de las verdaderas necesidades de los trabajadores y el país.