Después de la victoria de Javier Milei como Presidente ya se van anunciando las medidas que golpearán a la clase obrera después del 10 de diciembre. Privatizaciones, recortes en el Estado, la posibilidad de no pago de aguinaldos e incluso empresas automotrices abriendo la lista de retiros voluntarios, poniendo los despidos arriba de la mesa. En defensa de nuestros puestos de trabajo y el sustento de nuestras familias debemos salir a enfrentar estos golpes de la burguesía.
Mauricio Macri muchas veces ha reconocido que el fracaso de su Gobierno tuvo que ver con su derrota el 18 de diciembre del 2017, al caer la Reforma Laboral, ya pactada con la CGT. Esta lección que saco la burguesía plantea que si quieren concretar sus planes deben derrotar a la clase trabajadora y a su resistencia. Es por eso que en cada lucha debemos organizarnos para enfrentar la represión. Cada vez que nos despidan en una fábrica y decidamos luchar la discusión de la autodefensa debe ser una de las cuestiones más importantes en cada asamblea. Por ejemplo, es muy difícil mantener la toma de una fábrica para enfrentar los despidos sin prepararnos ante un intento de desalojo. Si los trabajadores tienen en claro esto encontrarán, como siempre, la mejor manera de llevarlo adelante, defenderán la fabrica, soldarán las puertas, encontrarán los mejores elementos para enfrentar la represión. Por ejemplo, los trabajadores de la fábrica ceramista Zanón, de Neuquén, descubrieron que tirando con gomeras bolas de porcelana, hechas en su fábrica, agujereaban los escudos de la Gendarmería. O los trabajadores de EMFER – TATSA, se fabricaron escudos y hasta usaron un Clark (autoelevador) para evitar la entrada de un camión hidrante.
Solidaridad para defender las movilizaciones
Por otro lado: ¿qué pasa cuando el Estado ataca mucho más duro de lo que cada sector puede resistir? Por ejemplo, en el desalojo de Paty en el 2014 los gendarmes triplicaban el número de huelguistas y al estar rodeados, no había mucho para hacer. Justamente el programa de la unidad y la coordinación de las filas obreras, la política de la unidad de los trabajadores ocupados y desocupados, debe tener en cuenta los resultados de la solidaridad que se pueda dar con otras fábricas o los movimientos desocupados, y que se coordine también el fortalecimiento de la autodefensa, como en el caso de la lucha por las 6 horas en el Subte. Esa demanda del subte beneficiaba al movimiento desocupado que peleaba por trabajo digno. Llevó a que los piqueteros bloquearan las bocas de los subtes y así ayudar a lo que fue un triunfo histórico. Al rodear de solidaridad a un sector en lucha es necesario que esos trabajadores, como los que se solidarizan (ya sea partidos, organizaciones obreras y populares) puedan llevar adelante, entre otras medidas, un comité común de autodefensa, así el apoyo será fuerte y efectivo.
Los capitalistas aprendieron, nos toca a nosotros Macri en su última entrevista habló de cómo el 18 D le pegó un golpazo a su Gobierno, y llamó a los jóvenes que apoyan a Milei a defender las medidas del “libertario”. Abrió así, entre otras cosas, la posibilidad de crear grupos de choque para atacar las movilizaciones obreras y populares, sabiendo que las leyes y el Código Penal procesal avalan la represión del Estado. Nosotros también tenemos que aprender de esa experiencia. Cuando la Justicia burguesa condena a Daniel Ruiz y César Arakaki intentando escarmentar a todos los luchadores, también muestra su miedo de fondo, acusando que los que peleábamos allí nos habíamos coordinado para detener la sesión parlamentaria con miles y miles de trabajadores/as movilizados/as. Eso era lo que temía la burguesía y ese era el camino que debimos haber seguido, los capitalistas lo saben e intentan amedrentarnos para evitar que eso suceda. En las próximas luchas debemos aprender que si coordinamos la autodefensa las fuerzas de nuestro odio no serán ciegas: podremos ver claro no solo al enemigo físico de enfrente sino al que lo digita, y terminar su programa represivo de una vez por todas.