En un espectáculo lamentable, contrario a la realidad angustiante que vive el país, el presidente Macri fue recibido como héroe en la ceremonia del 150° aniversario de la Sociedad Rural Argentina (SRA), esta institución que nuclea a una parte de los empresarios más ricos de este país que siempre representó a lo más rancio de la oligarquía.
En un clima de fiesta total, donde no faltaron los familiares de genocidas y carapintadas que celebraban desde la primera fila, el presidente y su gabinete de gerentes fue a rendir cuentas ante sus pares: “desde hace 7 meses trabajamos en el Gobierno para que el campo sienta que se le ha sacado la pata de encima y que se le está tendiendo la mano”. Por supuesto, Macri fue retribuido por el presidente de la SRA, Luis Etchevehere, quien le agradeció “por cumplir su promesa de eliminar y reducir retenciones”, se esperanzó con “la estabilidad de la moneda” y la firma de “acuerdos de libre comercio”.
No es para menos, desde que el macrismo asumió el poder estos ricachones ganaron aún más que con el gobierno kirchnerista, donde multiplicaron sus fortunas y encima se quejaban, mientras a la inmensa mayoría del pueblo trabajador nos vuelcan la crisis sobre nuestras espaldas.
Camaradería
Posteriormente, el presidente asistió a la primera Cena de Camaradería de las Fuerzas Armadas para seguir festejando. Siguiendo su línea de gobierno, aseguró que “los argentinos necesitamos una participación activa de las fuerzas”, ya que “para crecer, desarrollarnos y generar empleo tiene que haber paz y tranquilidad”. Esta participación de las FFAA consistiría en “el control de fronteras, en la lucha contra el narcotráfico y en la colaboración en situaciones de emergencias climáticas”. Y en nombre de la “unión de los argentinos”, reivindicó la invitación de Aldo Rico, de los genocidas que participaron en el Operativo Independencia, y de todos los golpistas carapintadas en el desfile del Bicentenario. (ver página 10)
Ovacionado nuevamente, el presidente no hace otra cosa que preparar a las fuerzas represivas para enfrentar el conflicto social que se viene, en sintonía con las políticas de coordinación de operaciones establecidas con el Pentágono y la CÍA estadounidense del último tiempo.
La visita de Peña Nieto
Días antes Macri había recibido con honores al presidente mexicano Peña Nieto para firmar tratados de libre comercio y avanzar hacia la integración del país en la “Alianza del Pacífico”, en sintonía con su acercamiento a los mercados europeos y norteamericanos. De este modo, el Gobierno profundiza el sometimiento que le piden a gritos los grandes sectores empresariales del país ante el agotamiento del modelo anterior que tanto beneficio les trajo.
Por eso, a 60 años de la “Noche de los Bastones Largos”, no tuvo empacho en homenajear al responsable político del asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, y más recientemente, de los más de 12 maestros que enfrentan heroicamente la reforma educativa que impulsa el Banco Mundial en México y en toda América Latina. (ver página 14)
Los trabajadores pagamos la cuenta
Mientras los empresarios y banqueros festejan, los trabajadores no paramos de masticar bronca. Los diarios publican la caída de la industria, del comercio, del consumo, y todo va para peor. Ni siquiera las estadísticas oficiales pueden negarlo.
En nuestros barrios, esto se traduce en más hambre, más pobreza y desocupación. En medio de la lucha contra los tarifazos los medios de comunicación ocultan los cortes de luz, que cada vez son más recurrentes, porque no quieren mostrar lo que realmente sucede: a pesar de los aumentos, estas empresas no invirtieron un peso y desnudan el servicio desastroso que brindan. La inflación se comió hace rato lo conseguido en paritarias y la plata no alcanza.
Y encima las patronales ya están peleando para profundizar el ajuste en nombre de la productividad, diciendo que estos padecimientos todavía no son suficientes para “atraer las inversiones”. (ver páginas centrales)
Siempre lo mismo. Ellos se enriquecen y nosotros nos esforzamos. El nuevo gobierno le echa la culpa al anterior y propone que sigamos poniendo el hombro prometiendo un futuro mejor que nunca llega. Los trabajadores pagamos la cuenta y ellos siempre se salvan a costa nuestra.
Sólo basta mirar como con este plan de gobierno se le permite a los empresarios comprar y sacar del país millones de dólares a sus cuentas del exterior sin restricciones, blanqueando todo lo que ya se robaron antes, mientras nuestras familias no pueden comprar manteca y aceite en forma libre por la especulación de unos mercenarios que no paran de ganar dinero y acaparan nuestros alimentos. Una locura total en nombre del libre mercado y la atracción de inversiones, que como ha quedado demostrado sólo vienen a especular y saquear nuestras riquezas. Y en cuanto no ganan lo suficiente se van y queda un tendal de familias tiradas en la calle.
Los trabajadores debemos pelear por nuestra propia salida
Sin embargo, los trabajadores no la vamos a dejar pasar tan fácilmente. Por el contrario, los ánimos empiezan a caldearse, la desesperación por el hambre y la bronca por la inflación crecen y vuelven a hacerse visibles a través de luchas, asambleas, paros, autoconvocatorias y amenazas de paro de los dirigentes sindicales.
El acuerdo de gobernabilidad entre el gobierno, el PJ, las patronales y la burocracia sindical de la CGT y la CTA se está debilitando y empezó a mostrar algunas fisuras, obligando al Gobierno a retroceder parcialmente en la aplicación de algunas medidas. El caso de la suspensión de los tarifazos del gas y el subte es una prueba de ello.
Hoy más que nunca hace falta apoyar, unir y coordinar los reclamos contra el plan de Macri, los gobernadores y las patronales en una huelga general. (ver página 3)
No hay lugar para esperar a las próximas elecciones porque nos están matando ahora y vienen por más. Tampoco podemos salir a pelear por separado, como hacen las conducciones que impulsan alguna medida, porque así también nos van a derrotar. Por eso, los trabajadores y el pueblo debemos construir desde abajo nuestra propia salida, uniendo las luchas para derrotar esta realidad que nos proponen y construir un plan propio al servicio de nuestras necesidades.
Desde el PSTU, en estas páginas damos algunas propuestas para avanzar en este sentido. Te invitamos a que te sumes a organizar la pelea. Manos a la obra.